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Nana.

Cuando Jimin entró de nuevo a mi vida supe que los pesares eran más fáciles de llevar, él lo volvía todo más ligero y luego de tan sólo un mes de habernos vuelto a hablar el día que me visitó en casa, el mundo parecía de colores.

 — ¿Y por qué tienes que hacer ese giro así? Te puedes fracturar algo Chimchim —Le dije mientras estábamos almorzando en la universidad.

Ahora siempre comíamos juntos, él me esperaba cuando terminaba alguna clase y tenía un tiempo libre o yo lo veía ensayar en su clase de baile contemporáneo. 

Incluso había dejado de estar siempre con Kyle y Sarah, sólo repartía mi tiempo entre Jin y Jimin. Por supuesto que al primero a veces le daban pequeños ataques de celos cuando Jimin le robaba el tiempo que podía pasar conmigo pero Jin era tan noble que era incapaz de reclamarle algo al más pequeño.

— Si no hago la vuelta así perdería el equilibrio, tonta —Dijo tomando un bocado de su almuerzo. 

Estuve tentada a pellizcar su mejilla pero simplemente me limité a mirarlo comer y sonreír.

— ¿Me disculpas un momento? —Jimin se levantó de la mesa cuando su teléfono empezó a sonar y yo me quedé absorta mirando por la ventana mientras lo esperaba.

Las migrañas tenían doce días sin apoderarse de mí. Bien, era un gran logro.

Por otro lado mi mamá y yo habíamos aprendido a vivir sin mi papá y empezábamos a acostumbrarnos a que sólo seríamos ella y yo. La verdad ya no me molestaba en lo absoluto.

Las fotos de Jin con las chicas menores también desaparecieron y aunque a veces tenía esa mirada celosa en sus ojos cuando me veía con Jimin, las cosas entre nosotros marchaban bastante bien. 

Incluso me había puesto al día con las clases.

No es que yo sea creyente de cosas como el destino y las casualidades pero todo estaba marchando tan bien que me atrevía a decir que desde que Jimin entró de nuevo en mi rutina las cosas se habían arreglado, era como si los planetas se hubieses alineado y ahora apostaban a mi favor.

¿Casualidad?

Volví a la realidad cuando escuché a Jimin soltar un grito de frustración muy cerca de nuestra mesa y cuando me giré él sólo miraba su teléfono claramente enojado.

— ¿Chimchim? —Tenía el ceño fruncido. Caminó hasta la mesa y tomó sus cosas.

— Nana tengo que ir a resolver algo, ¿podemos vernos en la tarde? Te estaré esperando en mi clase.

— ¿Pasó algo? Ni siquiera has terminado tu almuerzo.

— No te preocupes —Me regaló una sonrisa y se acercó hasta mí para acariciar mi cabello tímidamente —Después hablamos, te lo prometo —Y lo vi alejarse del comedor casi a trote.

Me quedé un rato en la mesa pensando en qué había sido tan grave como para que Jimin se molestara pues él al igual que Hobi eran las personas más difíciles de enojar que conocía.

 Estaba dispuesta a irme a mi siguiente clase que comenzaba en unos quince minutos cuando vi a lo lejos la cabellera de Jin, estaba saliendo por el otro lado del comedor y con él...

nebula → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora