nebula → park jimin

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Jimin.

La clase de baile contemporáneo fue mejor de lo que esperé, no sólo porque la música era increíble sino porque la profesora también lo era y hablaba con una pasión que se te contagiaba de inmediato.

— Pensé que no vendrías —Dijo Kai cuando habíamos terminado la clase introductoria.

— Lo siento, estaba haciendo unas cosas —Respondí algo apenado mientras cogía mi morral.

— Está bien, me alegra que hayas venido. Este parece ser un buen grupo.

— ¡Esto estuvo buenísimo! —Intervino uno de los chicos que había estado en la clase y que era nuestro compañero —¿O no, Jimin? —Al parecer yo le había caído muy bien y eso que nos acabábamos de conocer.

— Es cierto, me gustaría venir más a menudo.

— Entonces vengamos dos veces por semana y podemos meter un día extra —Dijo Kai —¿Qué opinas Taemin?

— A mí me parece genial —Dijo mi nuevo y agradable compañero —¿Y tú, Jimin? —Pasó su brazo por encima de mi hombro.

— No hay problema, tengo tiempo —Me encogí de hombros.

— ¡Perfecto! Entonces... —Kai sacó su teléfono porque justo estaba recibiendo una llamada, así que Taemin y yo nos quedamos un rato a solas conversando sobre lo mucho que nos había gustado la clase.

— Pienso que deberíamos practicar la segunda parte en nuestras casas, el giro es muy difícil y... —Taemin sentía más pasión que yo por esta disciplina, eso se podía notar a kilómetros y a mí me gustaba escucharlo hablar así.

Admito que he descubierto que me gusta escuchar a la personas hablar sobre las cosas que les gustan porque por lo general una chispa se prende en sus ojos y puedes escucharlos hablar desde le corazón.

— Si te parece podemos irnos juntos hoy y practicamos en mi casa —Ofreció él y estuve a punto de aceptar a no ser porque...

Casi lo olvidaba.

— Lo siento, Taemin pero hoy no podré —Hice una leve reverencia a modo de disculpa. 

— Oh, vaya —Comentó desanimado —Entonces le diré a Kai y la próxima te nos unes.

— ¿Yo qué? —Dijo el chico regresando a la conversación.

— Nada, te digo en el camino —Dijo Taemin tomándolo por un brazo —Entonces nos vemos pronto, Jimin —Sonrió mientras agitaba su otra mano para despedirse —¡Practica mucho!

— ¡Eso haré! —Contesté energéticamente hasta verlos alejarse lo suficiente para darme media vuelta y dirigirme a la otra salida.

Mientras iba caminando hacia la calle aproveché de revisar mi teléfono pues no lo había hecho en toda la mañana y me mordí el labio inferior cuando me debatía internamente sobre si llamarla o no.

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