- Eileen - le dije a ella al verla triste frente a mi en la mesa de su cocina - Levanta el rostro.
- No, no... - se escondió más entre sus brazos.
- Eileen...
- No...
Ella suspiró.
Le moví el brazo lentamente y divisé que lloraba.
- Hey... ¿Qué sucede? - me preocupé.
- Nada - cortante contestó.
- Eileen...
- Solo te diré dos palabras - se levantó dejando ver sus ojos lagrimosos - “Amor imposible”.
- ¿Amor imposible?
- ¡Sí, se llama Rigby! - me gritó y se encerró en su cuarto.
Me levanté (ya no tenía más un yeso o en una venda, pues ya mi pierna había mejorado, Mordecai por otro lado...) y toqué su puerta despacio.
- Eileen... ¿Quieres abrirme la puerta?
- No... Igual amas a Mordecai, y puedo ser feliz así...
- Eileen...
- Hazme un favor y vete... Solo hasta que pueda sentirme mejor, ¿sí? - me pidió abriendo la puerta con sus ojos cubiertos por sus manos.
Quería despedirme, pero algo dificultoso ante a aquella situación que me hacía sentir torpemente culpable, ¿Cómo Eileen pudo enamorarse de mi?
Siendo que soy falto de sentimientos y basto de imperfecciones.Así que solo salí por la puerta, abrí y cerré, solo me fui.
Había perdido seguramente a la mejor amiga que tenía...
Lo digo así, porque ciertas razones me hacían no querer ver a Gabriella.
Caminé despacio hasta el hospital sin tomarle importancia a nada más que a mis pensamientos pesimistas que me hacían caer aún más bajo.
Cuando caes esta bien, te levantas, pero cuando caes y te lastimas el doble es complicado saber si volverás a caminar.
Escuché mientras me dirigía al hospital «I don't wanna miss a thing», que me dio una brillantísima idea.
Fue tan grande la luz de aquella que en un impulso corrí con todas mis fuerzas, sintiendo como mis lágrimas volaban con el aire que le abraza a uno al correr.
Llegué entonces hasta el hospital y energético y lagrimoso pedí permiso para entrar.
- ¡Mordecai! - grité al entrar por la puerta de la habitación.
- ¿¡Qué!?, ¿¡Por qué diablos gritas!?, es un hospital - me vio serio.
Me encogí de hombros y agaché el rostro para luego levantarlo con cara de Galán.
- Vámonos de aquí - dije.
- ¿Heh?
- ¡Vamos a Las Vegas! - dije entusiasmado.
- Rigby... - me miró él serio - Por si no lo has notado estoy en una camilla recibiendo oxigeno de este aparato - apoyó su mano en un monitor.
- Ay... Maldición, ¿Porqué siempre me olvido de esos detallitos importantes?, que torpe, que torpe, que Mapache más idiota - me golpeaba la cabeza a mi mismo.
- Wow - me observó Mordecai - ¿En estos meses has sufrido de esquizofrenia, Loco?, ahora hablas solo...
- Mordo... En serio quería viajar...
- Oye, no puedo, ve con Eileen si quieres - me pidió.
Al decir él “Eileen” solo entristecí más.
- No. Es la razón por la que quiero viajar, irme de aquí, del sur de California, para despabilar la mente e irme con la esperanza de que pueda regresar y no toparme con ningun problema al volver...
- ¿Por qué?, ¿Qué ha pasado con Eileen? - me preguntó dudoso él.
- Ella se ha enamorado de mi - respondí.
- ¿Enserio?
- Sí...
- ¿Qué le has contestado tu?
- Nada, me fui nada más - aclaré - dijo que no quería verme.
- Lo siento Mapache - me miró con lastima - me gustaría ayudarte, pero estoy aquí, dejando que un aparato de respiración defienda mi vida.
- Olvidas que hay monitores portátiles Mordecai - interrumpió una voz de origen desconocido.
- ¿Cómo Gabriella? - dudó Mordecai.
«Gabriella», Pensé.
- Pues, te daré un morral de oxigeno, así podrás viajar - sonrió.
- ¿Solo eso necesito?
- Un doctor de seguridad y puedes viajar - sacó un lapicero, yo siempre la ignoraba hasta recuperar la cordura - puedo otorgarte uno de mi equipo.
- ¿Qué hay de ti? - pregunté cortante.
- Creo que no somos tan amigos como antes, Rigby - me miró.
- Vamos, ¿Que dices?, ¿Vas tu Monrroe? - agregó Mordecai.
- Esta bien - agradó ella.
- ¡Esta decidido!, ¡Iremos a Las Vegas! - exclamé feliz.
Salimos pues Gabriella y yo de la habitación de Mordecai.
- Gabriella - la llamé - ¿Ya sabes que es lo que Mordecai tiene?
- No, aun sigo esperando los resultados del laboratorio, pero Rigby, es grave - me contestó seria.
Agaché el rostro y percibí como ella se alejaba.
- Gabriella - la llamé nuevamente; volteose ella en ese momento - Perdón - Balbuceé.
Ella me miro sorprendida.
- Perdón - continúe - lamento estos días en los que no te he hablado, en los que no te he puesto atención.
- Esta bien Rigby, las cosas cambian con el tiempo...
- Lo sé - me abalancé a abrazarla.
- Me alegro por ti y por Mordecai - dijo cortante y se apartó de mi - tengo que irme - se marchó.
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No Voy a Dejarte...
FanfictionUna amistad que no acabará nunca, a pesar de todos los problemas, mentiras y traiciones ...Como debe ser...