- Awww – Disparaté – ¡Ya vámonos!
- Ya cálmate, no sé si lo recuerdas pero... yo no soy tan ágil como tú ahora – sonrió Mordecai alzando su morral de oxígeno.
- Oh, es verdad, se me había olvidado – reí colocando mi mano en mis frente.
- Oye Gabriella, ¿Lista? – le preguntó Mordecai alegre.
- ¡Sí! – contesto ella saltando de felicidad.
- Bueno vámonos antes de que perdamos el avión – indico el arrendajo ovacionando también.
Sonreí pero poco, en ese entonces eran pocas pero felices las veces en las que los tres convivíamos felices; mi expresión no tardó en cambiar pocos segundos después.
- Oye viejo – llamó Gabriella a Mordecai – sal al auto, llegamos enseguida – sonrió ella.
Mordecai asintió; Arrastró su morral por el suelo de madera de la vieja casa del parque y se subió a Carmelita, el auto de Papaleta.
- Rigby – me vio Gabriella y suspiró para terminar con una sonrisa tímida de alivio – sé que no es un buen momento para ti, no es un buen momento para nadie; pero viejo, ya tranquilo – se agachó hacia mí – quiero que cuando lleguemos a las vegas seas el mapache más feliz que exista, olvídate de todo, aléjate de los problemas, disfruta con Mordecai, despabila la mente; pero más que todo sonríe – me guiñó el ojo.
- Claro que si – sonreí felizmente.
- Ok – ella me devolvió una sonrisa de igual forma y salió por la puerta, se subió al auto atrás, Mordecai se había sentado adelante con Papaleta, quien nos dejaría en el aeropuerto.
Antes de salir yo también por la puerta principal vi el viejo piso de madera de la casa, vi un jarrón con verdes plantas y suspire.
- Vámonos – sugerí sin poder contener la emoción - ¡Ya quiero ir a las Vegas!
Así fue como Papaleta le dio vuelta a la llave y su arranque fue como una orquesta celestial en mis oídos, un paso más cerca de llegar al nuevo destino.
- ¡Huh! – exclamó Papaleta feliz - ¡Ya llegamos!
No habíamos terminado de bajar las maletas del auto cuando Gabriella vio por la ventana como los aviones despegaban, tal cual cuando era niña.
- Mordo – le llamó ella - ¿Quieres continuar?, ¿Estás cansado?, ¿Te duele algo?...
- No Gabe, tranquila, estoy bien – sonrió Mordecai alagado rodeando la con su brazo hacia su hombro – estas también son tus vacaciones.
- ¿Yei? – sarcastiqueo.
Me reí.
- Adiós viejito – se despidió Mordecai.
Hicimos la fila para entrar al avión luego de despedirnos todos de Papaleta.
- ¡Esta fila es muy lenta! – se quejó Mordecai.
- Mordecai, nos acabamos de formar.
- Pero no se supone que sean más lentos que tortugas embarazadas – conversaban Gabriella y Mordecai mientras yo me distraía.
Me distraía en una persona que se me hacía conocida.
- Awww, ¡Genial! – me quejé.
- ¿Huh?, ¿Qué pasa? – se volteó Gabriella hacia mí.
- Mira hacia allá – le dirigí.
Ella vio hacia donde mis ojos apuntaban anteriormente – Oh, Maldición – me vio de vuelta.
- Como quisiera que no existiera – comenté al ver a Eileen, quien era la persona que precisaba desde lo lejos de la fila.
- ¿Seguro? - me preguntó Mordecai.
- Tal vez no, pero ahora si – me concedí.
- Viejo ella es tu amiga, haz lo que sea posible para que las cosas se resuelvan – me vio Mordecai.
- Lo voy a hacer, pero no porque quiera.
- Entonces si no quieres no lo hagas – se apoyó Gabriella en Mordecai.
Les vi y me dirigí hacia Eileen.
*Punto de vista de la autora*
En un acto de valentía, Rigby se armó de valor y se dirigió a Eileen para hablar más a fondo del problema.
Gabriella suspiro y vio a Mordecai un tanto exhausta - ¿Le dirás en el viaje? – le preguntó tomando las maletas de Mordecai que tanto se le dificultaban a él.
- Gabriella, no quiero arruinar sus vacaciones – lo vio hablando con Eileen – O su vida.
- Mordecai, no puedes ocultárselo por más tiempo, va a llegar el día en que se van a separar, lo estas matando aún más.
- No puedo con esto, sabes que no quiero que se separe de mi – vio Mordecai como Gabriella se ponía seria – ni quiero separarme de ti.
Gabriella lo vio sorprendida y con minúsculas lagrimas que luchaban por no ser derramadas, pero inmediatamente se acordó de que no podía encariñarse de él, por Rigby y por la condición en la que estaba Mordecai.
El oxígeno en la sangre de Mordecai disminuía lentamente, lo que hacía surgir a una muerte lenta y dolorosa, pero a diario ese oxigeno disminuía, aumentaba el porcentaje de cariño que se atraía.
Gabriella vio hacia el techo – Maldición – se expresó ella al acercar su mano a la de él tocando una aguja que le filtraba los medicamentos necesarios para sobrevivir en el día.
*Punto de vista de Rigby*
- Así que he sido un imbécil por creer que sería buena idea dejarte sola, eres mi mejor amiga, pero creo que debes entender y respetar lo que siento y las decisiones que tomo; Perdón Eileen, pero creo que ambos sabemos que yo no puedo sentir lo que tu sientes por mi, espera que lo entiendas y me per...
- ¿Qué te perdone? Tu a mi perdóname, lo que hiciste estuvo mal, pero te estaba estimando mucho, yo también he tenido culpa en esto – me toco el hombro – Mira lo que estoy haciendo, voy a las vegas porque quiero desahogar mis penas, el suicidio es para los idiotas que no valoran la vida – bromeó Eileen.
- ¿Vienes sola? – le pregunté sonriendo.
- Ah, técnicamente...
- Ven con nosotros Roberts, Gabriella viene con nosotros – le pedí.
- ¿Gabriella?
- Solo para cuidar de Mordecai, no es como si fuera a morir – sonreí.
Eileen y yo llegamos hasta donde Gabriella y Mordecai estaban-
- Oigan chicos miren que...
Vi a Gabriella con una lágrima en los ojos.
- ¿Por qué lloras? – le pregunté.
- Algo me cayó en los ojos – sonrió quitándose la lágrima de si y vio a Mordecai.
Esperamos en la fila, pronto llegaríamos a Las Vegas.
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No Voy a Dejarte...
FanficUna amistad que no acabará nunca, a pesar de todos los problemas, mentiras y traiciones ...Como debe ser...