Ofelia

Capítulo 14

HOLA!!!, primero que nada quiero pedirles mil disculpas por la demora en actualizar, no había tenido tiempo de escribir y aún me quedan un par de exámenes pero ya me daba cargo de conciencia estar en falta jajaja.. espero que disfruten el cap nuevo, se revelan algunos misterios así que les recomiendo prestar mucha atención ;-) espero sus comentarios! gracias por el aguante a pesar de que los tuve un poco abandonados... 

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Capítulo 14.

El extraño se detuvo frente a una puerta oculta en el pasillo por el que la había guiado. Se quitó el sombrero, su cabello oscuro contrastaba con el azul océano de sus ojos. Ofelia contuvo el aliento, esperaba que descubriese su rostro quitándose el pañuelo, pero eso nunca sucedió. Giró fijando sus ojos en los de ella, sintió esa sensación de electricidad recorrer su cuerpo de pies a cabeza. La contempló unos segundos sin decir palabra, luego aclaró su garganta y tragó saliva.

- Manténgase a mi lado, no se aleje. – le advirtió antes de accionar el picaporte y empujar la puerta.

El recinto estaba oscuro y lo invadía un extraño olor a humedad y suciedad. Ofelia se quedó parada unos minutos en silencio mientras el hombre avanzaba. Filtraban, a través de algunas ventanas, rayos tenues de luz solar. Dudó unos minutos entre seguir avanzando hacia lo incierto o regresar, podía escuchar las voces de advertencia de sus padres en los oídos, zumbando, recordándole que no era una buena idea. Escuchó murmullo de voces que provenían de algún lugar cercano y decidió avanzar, colocándose justo detrás de su acompañante. Se detuvieron frente a una puerta entreabierta, él se dio vuelta y llevó el dedo índice a los labios de Ofelia indicándole que se quedara en silencio. El roce de sus dedos en la piel la hizo estremecer y se maldijo por lo bajo. Toda el aura de misterio que rodeaba a aquel hombre la atraía, sentía el efecto de la adrenalina en su cuerpo y las pulsaciones de su corazón que aumentaban desmedidamente.

Avanzó en la oscuridad hacia la habitación desde donde provenían las voces. Un par de hombres estaban sentados alrededor de una mesa comiendo, cuando los vieron en la abertura de la puerta se pusieron de pie.

- Señor... No sabíamos que vendría - dijo uno de ellos titubeando, nervioso.

- No se preocupen, sigan comiendo. – el tono autoritario con el que respondió hizo notar a Ofelia que aquellos seguían sus órdenes.

Observó la escena, los hombres la miraron de reojo pero volvieron a sentarse sin decir una palabra. Sólo cuando se alejaron de aquella habitación, saliendo a un patio interno, ella se detuvo y reclamó atención.

- ¿Dónde me lleva? – demandó sin levantar la voz.

- No se preocupe señorita, luego le explicaré todo.

- No estoy dispuesta a dar un paso más si no me dice ahora mismo qué es todo esto.

Sentía su voz temblar, estaba nerviosa y tenía miedo. No confiaba en él, quien sonrió con compasión, el tono autoritario que había utilizado con los hombres era reemplazado por palabras dulces.

- Señorita, venga conmigo. Le prometo que nada malo sucederá, ya falta poco.

Sin decir nada más avanzó hasta una puerta y parándose al lado de la misma dirigió su mirada hacia Ofelia, invitándola a ir. Un poco insegura, con el paso tembloroso y mordiéndose un carrillo, ella avanzó hasta él. Detrás de esa puerta estaba el misterio que azotaba su vida desde el momento en que pisó la ciudad. Se llenó de dudas y ansiedades mientras el hombre a su lado llevaba una mano al picaporte, listo para develar el misterio.