Ese extraño pasadillo me había servido de gran ayuda para muchas cosas. Es mi amigo, pensé. ¿Quién lo habría fabricado? Tal vez el mismo Rey cuando era joven lo había ordenado hacer por si alguna vez su se olvidaba de su hija y ella quería ser libre.
Mientras caminaba me reía, sin saber por qué.
Me dirigí hacia el lado más pobre del pueblo. Allí nadie conocía ni siquiera al rey (El rey parecía tampoco conocerlos).
Los hombres suplicaban comida, los niños pedían sonrisas mientras su patrono los miraba asombrado.
- ¿Dónde estamos?
- Te presento a tu reino.
- ¡Maldito! Morirás dentro de poco
- Ya lo sé... por eso lo traje aquí, para que vea que no me matará solamente a mi... que está matando a toda esta gente.
- ¡Este no es mi reino!
- Si lo es, sólo que no lo conoce...
- ¡Eres un mentiroso! Pero me posees, supongo que no puedo poner en riesgo mi vida por hablar contigo... ¿Qué deseas? ¿Oro?
- Deseo Libertad.
- No comprendo, tu estas en contra de la ley, tú me secuestras, tú te estas privando de la libertad... Pero está bien, no le encuentro sentido, pero prometo no encarcelarte si me llevas de nuevo al castillo...
- ¡No! No quiero mi libertad, señor... quiero la suya, quiero que sea libre de todo el oro que lo rodea, que sea libre de la venda que parece tener en sus ojos por dejar de ver lo que quiere... durante años lo odie. Odie su egoísmo, pero ahora comprendo que no gano nada con el odio... porque necesito amor... y sobretodo porque usted es un ignorante de esta situación...
- ¡Por favor! No siga, ¡sáqueme de este lugar, sáqueme del medio de toda esta gente extraña que me suplica comida!
- No le suplican comida: piden ayuda... para vivir.
- Este no puede ser mi reino...
- Lo es... y aunque le parezca raro, necesito su ayuda para que esta gente viva...
- ¡Este no es mi reino malditas seas!
- ¡Por el amor de Dios! De media vuelta...
- ¡Santos cielos! ... es mi castillo...
A medida que iban pasando las palabras, mi odio disminuía.
- Soy un demonio.
- Lo será si deja que todo siga igual...
- Pero... ¿qué puedo yo hacer?
- Es el Rey... usted más que nadie puede cambiar esto.
- Les daré dinero suficiente...
- ¡NO!... no necesitan dinero... necesitan su confianza, su ayuda, que les haga saber que no están solos... de nada sirve solucionarles un problema de tal forma que volverá. ¡No!... usted los representa, se sienten inferior a usted y eso es peor que el hambre...
- No tengo palabras...
- Muy bien, era simplemente esto lo que quería de usted... Ya puede irse...
El Rey pensaba en silencio. Angustiado.
- No puedo irme... amo a mi reino.
- No lo dudo, por eso lo traje: para que venzamos todo este odio.
- Le doy mi palabra de que esto no quedará así, pero debo regresar, en un par de días la princesa se casará...
- La princesa es su hija.
Otra vez se quedó pensando, como hipnotizado con una noticia.
- No faltaré a su boda.
- No le estoy pidiendo que lo haga...
En ese momento, una lágrima me recordaba que estaba perdiendo mi vida.
- Le estoy pidiendo que no ignore más a toda esta gente que lo necesita para vivir. Es afortunado por tener tanto poder, pero un inútil si no lo utiliza...
- Usted sería un mejor Rey que yo...
- No quiero ser Rey si ser Rey es vivir en un mundo solitario.
El cielo se cubría de estrellas. La mía también estaba allí...
- Ahora regresemos, puede matarme si lo desea, si es su obligación...
- Claro que no, yo me encargaré de que nadie se entere de este secuestro.
Y así lo hicimos. Otra vez por ese extraño pasadillo entramos a la habitación de la princesa. Yo me fui rápidamente.
Al otro día me sentí aliviado por haber hecho loque tanto ansiaba: intentar cambiar al mundo; pero muerto por saber que un díamás y la princesa sería de otro, dejaría de ser mía.
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La princesa del poeta
RomanceCuenta una leyenda que hace siglos, un grupo de sabios se reunió para encontrar la definición perfecta para la palabra amor. Luego de años de búsqueda, todos llegaron a una sencilla conclusión: El AMOR es el AMOR. -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- - Esta es u...