El creador.

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Era Zeth, estaba seguro de que era él. La misma cara, el mismo cuerpo, la misma voz, la misma mirada. Reconocería su rostro en cualquier parte, aunque estuviese completamente ciego.

— Soy Damon — estaba con la boca abierta y los ojos como platos, así que modular eso fue un gran logro.

¿Se llamaba Adrien? Quizá no estaba en mi pasado, si no en el suyo. Al fin podría saber mas cosas sobre él.

Después de comer, me dirigí hacia la habitación que me habían asignado amablemente.

Thomas dijo que estaba comprometido con su hija, Anne. ¿Qué habrá pasado con ella? ¿Se habrán casado, ella murió y el siguió con su perdida porque era inmortal? Quizá ¿Tuvieron hijos? Necesito quedarme un poco mas aquí.

— ¡Despierta!, Thomas me dijo que te invitara, a ver si querías ir al día de campo con la familia — decía alguien mientras abría las cortinas para que entrara el sol.

Esa voz...

— Zeth...Disculpa, Adrien — olvidaba que llevaba otro nombre en esta época — Anúnciales que bajaré enseguida, por favor.

Cuando ya estuve listo, toda la familia salio a caminar al rededor del lago, hasta encontrar un árbol que tuviera suficiente sombra para refugiarnos de los rayos del sol. Colocaron un mantel muy grande sobre el césped para sentarse. Mientras las chicas conversaban como locas sobre matrimonio y esas horripilantes cosas que emocionaban a las mujeres de ese tiempo, Adrien se acercó a mi.

— ¿Quieres salir de este espantoso escenario? — me susurró tan cerca del cuello, que me causó un cosquilleo excitante, y me hizo que fuera imposible negarme.

— Vale, ¿A dónde quieres ir?

— Solo sígueme — ya aparecía la típica costumbre de él, de no decirme a donde me quería llevar.

Nos alejamos un poco del grupo hasta dar con un árbol mucho más grande que el anterior.

— Veamos quien gana — me dijo y comenzó a subir torpemente por las ramas. Por mi parte solo lo observé de brazos cruzados para darle ventaja, hasta que decidí alcanzarlo, cosa que no me costo nada de esfuerzo y gané por mucho.

Este tipo no puede ser un vampiro. No aún ...Eso quiere decir que quizá logre conocer a su creador.

— Eres bastante ágil, Damon — me decía desde una rama más abajo —. Pero no quedarás invicto — tomó mi tobillo y se lanzó hacia abajo. Me espanté, ¿En qué pensaba este estúpido? , era un humano cualquiera, acaso ¿Quería matarse?.

Lo abracé para resguardar su caída y fuimos a parar los dos al piso. Sentí como más de dos costillas se rompían sin piedad, pero ahogué mis quejidos y muy enojado le grité.

—¡¿Estás loco?! — lo empujé con ambos brazos.

— Relájate, estamos los dos bien, ¿No fue divertido? — se reía.

Estaba loco, definitivamente este tipo estaba loco.

— Ríete.

— No es gracioso que intentes matarnos.

— Vamos, ríete.

— No quiero. No lo haré.

— Haré que te rías — se abalanzó sobre mi.

Desde tiempos inmemorables con tendencias que podrían interpretarse como homosexuales.

— ¡Suéltame!.— comenzó a hacerme cosquillas, yo reía y me retorcía sin parar. Hasta que paró y me miró a los ojos tan intensamente como sólo el lo hacía. Podía sentir nuestras respiraciones aceleradas. Por un momento pensé que me besaría, pero no lo hizo.

Pandemonium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora