33. Asesinato o justicia

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—¡Lia, por Dios! ¿Estás bien?—mamá me abrazó con emoción al verme, como si hubiese estado al borde de la muerte. «qué dramática»

—Estoy bien, mamá. No fue nada, seguro que tus compañeras exageraron todo—respondí efusiva, rodé los ojos y seguí caminando, no quería darle explicaciones. No a ella.

—Sabes que si te sientes mal sólo tienes que decírmelo, sabes que yo podría ayudarte. No te imaginas el susto que me diste—puso su mano en su pecho y respiró hondo, tratando de calmarse.

—Pues estoy bien, no me pasó nada...—subí las escaleras. En realidad, ella era a quién menos quería ver. El ruido del teléfono fijo me hizo darme la vuelta y pegar mi oído sobre la pared y escuchar la conversación. Sabía que era su compañera de trabajo. 

—¿Robados?... ¿Tienes idea de quién pudo haberlo hecho?... Bueno, gracias por mantenerme informada, te espero aquí mañana... ¿En serio lo harías?...Ok, será mejor si no abres la copia, quiero ser yo misma quien lo lea...—colgó y dejó el teléfono en su lugar. Colocó una mano en su cabeza y negó, decepcionada. "Una copia" era la única palabra que resonaba como eco en mi mente.

«No voy a permitir que esa señora le enseñe los resultados a mi madre. Me encargaré de esto.» Salí de mi escondite cuando mamá dejó la sala, tomé mi teléfono y  marqué al número Charlie, sabía que el podía ayudarme. No era la primera vez que acudía a ese tipo de favores. Hacía mucho que no me sentía así, hacía mucho que no sentía las ganas de vengarme de alguien, de hacerle saber su lugar en el mundo, de hacerle saber que no era nada bueno meterse conmigo e interferir en mis planes «Y ella lo sabrá muy pronto»

Me estás asustando, Lia. ¿Otra vez con esto? 

—Mira, idiota. Lo hago para salvarnos a los dos. ¿Quieres ir a prisión por ser un maldito dealer? Pues bien, no me ayudes, yo veré cómo me deshago de esa vieja. Sabes que no podemos hablar mucho de esto por aquí, sólo dime que lo harás...—hablé impaciente. Desconocía por completo mi comportamiento, era como si no fuese yo sino alguien más que me obligaba a hacer cosas como esas, sin embargo, siempre terminaba por ceder a aquello que mi mente me hincaba. 

¿Mañana?

—Sí, mañana. Su hora de salida es a las 7:00, le preguntaré a mi madre para tener más información.

¿No quisieras hacer tú el trabajo sucio?—preguntó con un tono de cizaña, una sonrisa se escapó de mi rostro. «Sería un placer hacerlo yo misma, pero sería demasiado obvio.»

—No sabes cuánto me encantaría, pero quiero mantenerme lo más lejos posible de esto, sabemos que es lo mejor, no quiero ninguna puta vinculación. Te hablo mañana—colgué. Respiré hondo y cerré mis ojos imaginando todo lo que pasaría mañana. No me asustaba para nada, pues ella se lo merecía por meterse donde no le importaba. 

Subí a mi habitación y busqué entre mi closet aquel recipiente que ya estaba empezando a quedarse vacío. De un impulso, vacié el recipiente sobre mi tocador, sentí enojo al ver que ya no quedaba nada, negué con mi cabeza e inhalé todo el polvo hasta dejar limpió el pequeño espacio. Cerré mis ojos esperando alguna reacción, pero ahí estaba de nuevo la maldita sensación de que ya no era suficiente y necesitaba más que eso. Al sentir mi cuerpo temblando por la necesidad, decidí ir a la cama y dormir. No podía seguir perdiendo el control de esa manera, sabía cómo terminaría todo si seguía dejándome llevar.

...

Pude ver unos preciosos ojos esmeralda frente a mí, su mirada me hacía sentir en otro mundo, su mirada tan pasiva me hacía estremecer. Sus ojos estaban fijos, no parpadeaba, sentí que quería decirme algo, pero sus labios permanecían quietos. Una hermosa sonrisa se formó en su rostro y sus hoyuelos se marcaron. Sentí como una de sus manos acariciaba mi cabello, haciendo que todo mi cuerpo se relajara ante el toque delicado de sus manos, cerré mis ojos para suspirar ese pequeño placer que producía sobre mi cabello. Pero al abrirlos ya no estaba, no había nadie, Hassel había desaparecido y me encontraba inmersa en la oscuridad, mi corazón se aceleró al sentir una escalofriante corriente por mi cuerpo, todo estaba oscuro y no podía ver nada.

Love Again © I [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora