17. Bajos instintos

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Y ahí estábamos las dos, sin saber qué hacer, sin saber qué decirnos la una a la otra, sin movernos, sin reaccionar, solamente viendo la prueba positiva que ella tenía en sus manos. Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, llevó una mano a su boca para retener el llanto y no causar un escándalo.

—Esto no puede ser cierto...—dijo entre llanto mientras sorbía las flemas.

—Pues... lo es, ya está hecho...—guardé la prueba en su bolso y la abracé con todas mis fuerzas—No se te ocurra decirle algo al imbécil de Shane por ahora, primero debemos averiguar con una prueba de sangre para confirmar, ¿Ok? no estás sola en esto y te apoyaré en lo que sea que decidas—limpié sus lágrimas, ella asentía tratando de controlarse—Ahora vamos allá afuera a disfrutar tus últimos meses como soltera y no llores más, nadie tiene que enterarse de esto por el momento.

Nos armamos de valor y salimos del baño, Nia trataba de actuar lo mejor que podía para que los chicos no sospecharan nada. A pesar de ser nuestros mejores amigos, eso era algo que sólo quedaba entre nosotras hasta que ella decidiera contárselo a todo mundo. Las bebidas ya estaban en la mesa y Allan hablaba muy coqueto con otra de las camareras, el ambiente se veía muy activo, pero la situación de Nia era algo en lo que no podía dejar de pensar. Ella era una de las pocas personas que más me importaban y no soportaba verla de esa forma. La vida ya la había golpeado muy fuerte y no merecía más dolor.

—¿Por qué tardaron tanto?—preguntó Lenny, llevando la bebida a su boca.

Y reaccioné.

El problema no era Shane.

Era Lenny.

Y tal vez es por eso que Nia estaba tan asustada.

«¡La criatura puede ser de alguno de ellos! Puta madre, esto no lo veía venir. Nia se metió en un grave problema. Ha estado teniendo sexo clandestino con Lenny y con Shane al mismo tiempo»

—Estábamos haciendo la tijera, ¿Y qué?—respondí con normalidad y Nia trató de reír—¿Y dónde está el marica de Sean?

—Nuestra amiguita consiguió nuevo novio—soltó una carcajada ruidosa y volvió a beber.

—No puede ser, ese marica ha tenido más novios que yo—rodé los ojos y bebí mi trago de un sorbo. Lenn trató de acercarse a Nia para empezar con su apogeo y ella permanecía seria. Pedí otra ronda de tragos para todos. Platicábamos de cualquier cosa, del pasado, del futuro, del presente, de nuestra niñez y lo duradera que había sido nuestra amistad. Y no fue hasta la séptima ronda cuando nos pusimos sentimentales y terminamos contando nuestras debilidades que ya todos sabíamos, pero que era tradición para nosotros pasar todas las fases de ebrios, la primera era cuando estábamos tranquilos y empezamos a beber con una plática cualquiera; la segunda era cuando nos emocionábamos y decimos puras tonterías y bailamos unas cuantas canciones; la tercera cuando ya nos sentimos tocaditos, pero igual queremos seguir y ahí viene la cuarta; ponernos sentimentales, llorar y desahogarnos entre nosotros, contando cosas que nos dolían y lastimaban, cosas malas que pasaron antes y que aún no superábamos; la quinta era cuando decidimos parar de llorar y seguimos tomando y la sexta; ponernos hasta atrás y no sentir nada hasta al día siguiente y contar lo único que recordábamos.

«Y apenas comenzaba la cuarta fase.»

«Y es ahí donde todo se descontrola»

Seguíamos bebiendo como pozo sin fondo; era el turno de Lenn para hablar.

—...tuve que trabajar desde los 16 años para poder pagar el colegio, mi padre siempre se gastaba todo su dinero con sus amantes y en alcohol, desparecía por una semana y volvía lleno de chupetones en el cuello, golpes en el rostro, lleno de sangre y sin un sólo centavo en sus bolsillos. Mientras que mamá tuvo que ver cómo encontraba la manera de tener dinero para darnos de comer a mis hermanos y a mí ¿Y ssaben qué era lo peorrr? llegaba exigiéndole la cena a mi madre y le gritaba, cuando jamásssss se preocupó por saber si estábamos bien o teníamos para comer. Así que le doy gracias a Dios por haber hecho que muriera como lo que fue, un maldito vicioso alcohólico. Y todo cambió hasta que me gradué, conseguí un mejor trabajo y pude pagar la universidad de mis sueños y le di a mi madre todo lo que mi padre nunca le dio—bebió la última gota de su trago.

Love Again © I [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora