Capítulo 4: La promesa.

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Narra Vanesa

Han pasado dos meses desde que Inma vino a Madrid, y no he sabido nada de ella por ahora. Puede parecer extraño, pero en este tiempo Malú y yo nos hemos empezado a llevar cada vez mejor e incluso podría llegar a decir que hemos llegado a ser mejores amigas. Incluso me he quedado algunas veces a dormir en su casa, y ella en la mía. 

Malú me ha ayudado mucho con el tema de mi ruptura con Inma y me hace reír a menudo. Es cierto que Camila, Ally y Lucy me han ayudado también durante este tiempo, pero con Malú es distinto, no sabría explicarlo con palabras.

Hoy hemos quedado Malú y yo para estudiar juntas y luego ir a una fiesta que va a dar Lauren en su casa. Malú me ofreció la semana pasada invitar a alguien, y después de darle muchas vueltas he decidido invitar a Ally y a Lucy.

Os preguntareis: ¿Y por qué no invitas también a Camila? Bien, la respuesta es sencilla. Ya la invitó Lauren. Hay algo entre ellas dos que nadie sabe qué es, ni siquiera ellas mismas.

Escucho el timbre de la casa, lo que hace que deje mis pensamientos a un lado y me levante para abrir la puerta. Veo a Malú y sonrío levemente mientras la abrazo.

—¿Me has echado de menos? —me pregunta burlona cuando entramos a la casa.

—Pero si nos vimos esta mañana en el instituto —nos reímos y vamos a mi habitación, donde está todo preparado para estudiar.

Dos sillas junto al escritorio y nada de distracciones cerca de nosotras. Como siempre, nos sentamos y empezamos a estudiar matemáticas, que es lo que más le cuesta. 

—¿Entiendes este ejercicio? —le pregunto sobre el ejercicio que acabamos de terminar de hacer.

Puede que parezca raro, pero estamos tanto tiempo juntas que por la expresión de su cara puedo saber si está feliz, triste, frustrada, enfadada...

—No, no entiendo nada —resopla y suelta el bolígrafo. 

—Mira, es fácil —comienzo a explicarle el ejercicio con calma, para que lo pueda ir entendiendo, y al final consigue resolverlo después de un par de intentos— ¿Ves como no era difícil?

—Sigue siendo difícil, pero tengo a una profesora de academia muy buena -me guiña el ojo y se ríe.

—¿Si? ¿Y cómo es esa profesora? —digo siguiendole el juego.

—Pues... Es un poco guapa aunque algo cabezona —le doy un leve puñetazo en el hombro y ella se ríe.

—Capulla —le digo, aunque no puedo evitar reírme con ella.

Seguimos estudiando con algunas bromas de vez en cuando, hasta que el reloj marca las siete de la tarde. Dejamos de estudiar y después de recogerlo todo empezamos a hablar sobre qué ropa ponernos.

—¿Qué te vas a poner tú? —le pregunto.

Se ha traído una bolsa con varios vestidos y conjuntos de ropa, y los saca todos intentando decidirse.

—No estoy segura, ¿cuál te gusta más?

Miro entre su ropa y acabo seleccionando los tres conjuntos que más me han gustado.

—A mí me gustan estos tres para ti.

Ella va mirándolos uno a uno, empezando por uno que es un vestido rojo y largo con un corte hasta el muslo en el lado izquierdo.

El segundo es un conjunto que consta de unos pantalones negros ajustados, un top que tiene rejilla en la parte del estómago y una chaqueta roja.

El tercero, y en mi opinión el mejor, es un vestido negro que tiene rejillas en la parte del cuello, los brazos, el estómago y al final del vestido.

—¿Qué te parece este? —me pregunta, eligiendo uno de los tres.

Me enseña el vestido que más me gusta y yo sonrío y afirmo, dándole a entender que ese vestido está bien.

—¿Y tú qué te vas a poner?  —me pregunta mientras se sienta en mi cama.

—No estoy segura, pero creo que lo mismo de siempre —le digo despreocupada.

Gran error.

—¿Cómo? Venga Vane, que seguro que tienes algo mejor por aquí.

Se levanta y abre mi armario, buscando algo dentro.

—¿Por qué no esto?

La miro y rápidamente niego con la cabeza.

—¿Qué? No, ni hablar —me cruzo de brazos.

—¿Por qué no? Si lo tienes es porque te gusta.

Me muerdo el labio mientras miro el vestido, intentando decidirme. Es un vestido que solo me he puesto una vez, por lo que está casi nuevo. Es negro y algo corto, pero hay que admitir que es bonito.

—No lo sé, Lula...

—Venga, Vane. Que seguro que te queda muy bien —suspiro negando con la cabeza, no hay quien le diga «no» a Malú.

—Está bien.

Entro al cuarto de baño con el vestido para ponérmelo y arreglarme el pelo.

Decido dejar mi pelo suelto y alisarlo un poco. Me maquillo un poco, y salgo del cuarto de baño, buscando a Malú.

—¿Qué tal? —le digo para llamar su atención, ya que está con su móvil.

—Maravillosa —me guiña un ojo y después de coger un par de cosas se acerca a mí.

—Mi turno —deja un beso en mi mejilla y entra al cuarto de baño.

En ese tiempo en el que estoy sola decido buscar unos tacones para ponerme a juego con el vestido.

—Ya estoy —Malú sale del cuarto de baño y yo me quedo con la boca abierta.

Lleva el vestido que le dije, unos tacones negros a juego y su pelo ondulado y suelto, como de costumbre.

—No serás modelo, ¿verdad? —le digo riéndome.

—Tonta —me saca la lengua y yo me levanto.

—¿Vamos?

Decidimos ir ya a la fiesta de Lauren aunque sea un poco temprano.
En el camino vamos cantando las canciones de la radio y gastándonos bromas hasta que llegamos a las 21:00. Puntuales.

—¡Hola, Lula! ¡Hola, Vane! —nos saluda a ambas con un abrazo cuando llamamos al timbre y nos abre— Pasad.

Pasamos y recuerdo que después de buscar y encontrar a Ally, a Camila y a Lucy, lo siguiente que hice fue beber algo que no recuerdo exactamente lo que llevaba.








Me despierto en una habitación ajena y rápidamente miro a mi alrededor. Por los pósters de Lana del Rey y de The 1975 en las paredes sé que estoy en la casa de Lauren. También sé que tengo una buena resaca. Intento recordar algo de la noche anterior, pero solo tengo leves recuerdos.

Lo último que recuerdo, es besarme con Malú en un lugar apartadas del resto.

Prometo no volver a beber nunca más.

Valú:¿Enemigas? [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora