Capítulo 6: Feliz cumpleaños, mi niña.

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Narra Vanesa

Los días fueron pasando, hasta que llegó el día de mi cumpleaños, en el que voy a hacer una fiesta en mi casa.

Puede que os preguntéis: ¿Y qué pasa con Malú?

Pues... Seguimos siendo "amigas", con la diferencia de que ahora nos besamos de vez en cuando, y estamos más tiempo juntas que antes (si es que eso es posible).

Narra Malú

Hoy es el cumpleaños de Vanesa, y como buena amiga, novia o lo que sea, le tengo preparada unas cuantas sorpresas. Aunque es cierto que ella cree que se va a hacer una fiesta en su casa. En cierto modo así será, pero no será lo único. Y tampoco como ella se lo imagina. Por eso, aquí estoy terminando de decorarlo todo en mi chalé.

Cuando vuelvo a mi casa y miro la hora en mi móvil. Las cinco de la tarde. Mi estómago demanda comida, y la fiesta de Vanesa empieza a las seis y media, por lo que tengo tiempo de cambiarme.

Narra Vanesa

Las seis y cuarto. Miro por la ventana de mi habitación mientras termino de organizar mi pelo.
La primera en llegar es Malú. Cuando le abro la puerta me mira sorprendida y, después de darme un beso rápido y susurrarme al oído un: «Feliz cumpleaños, mi niña», me dice:

—¿Tienes unas tijeras? —me pregunta.

Extrañada, la hago pasar y le llevo unas tijeras.

—No te muevas ni un segundo —se acerca a mí y al ver sus intenciones me alejo un poco.

—No, ni de coña.

—Quieta —se vuelve a acercar y vuelve a acercar sus tijeras a mi preciado flequillo.

Después de unos minutos deja las tijeras y se acerca aún más a mí sonriendo.

—Así mejor —sonríe y me da un corto beso.

—Capulla —nos reímos y nos volvemos a besar con más dulzura si es posible hasta que suena el timbre —Qué oportunos, tendré que matar a alguien.

—No seas así —sonrío— Te gustará.

Narra Malú

—Me das miedo —se ríe y vamos hacia la puerta.

—¿Preparada? —le digo antes de que abra.

Ella asiente, sin saber nada por el momento, y al abrir la puerta, se queda paralizada.

—¿Ni un simple «Hola» a tu mejor amiga?

Os lo contaré todo:
Pues bien, un día estábamos Vanesa y yo en su cuarto, y la llamó una amiga de Málaga que poco después me enteré de que se llamaba Pilar, pero ella le llamaba Pastora o Amparo y también descubrí que era y es su mejor amiga. Por eso, un día cogí el móvil de Vanesa y busqué su número para poder hablar con ella y que viniese a su cumpleaños, y al final todo ha salido bien y aquí está su preciada malagueña.

—Oye, amor, ¿no vas a reaccionar? —le digo sonriendo y mirando a Pilar, que me guiña un ojo.

—Ay, mi pequeñaja —dice Pilar abrazándola.

Al fin, Vanesa reacciona y la abraza.

—¿Cómo es posible que estés aquí? Pero si estabas en Málaga —dice Vanesa cuando dejan de abrazarse unos minutos después.

Yo estoy en un segundo plano, disfrutando de ver a mi niña mimada feliz.

—Eso diselo a esta cabrona, que me hizo venir casi corriendo —dice Pilar riendo.

Vanesa me mira, y yo solo le sonrío. Ella rápidamente viene y me abraza, a lo cual correspondo feliz. Si ella está feliz, yo también.

—Te amo, Lula —me dice de repente, lo que me hace aún más feliz.

Veo como de sus ojos caen un par de lágrimas, las cuales limpio con mis pulgares.

—Te amo, mi niña.

La miro con ternura, sabía que le encantaría, ya que siempre que hablaba de su gran amiga de Málaga, su mirada se iluminaba y su sonrisa crecía, por eso decidí hablar con ella, aunque pasé una vergüenza increíble.

Le doy un abrazo más, y me separo de ella para saludar a Pilar.

—¿Que tal, Amparo? —le digo sonriendo y dándole un fuerte abrazo.

En poco tiempo nos hemos hecho buenas amigas, ella es una gran persona con un corazón que no le cabe en el pecho, y por eso me cae tan bien.

—Genial, ¿y vosotras?

Miro a Vanesa y ambas sonreímos.

—Muy bien —respondimos a la vez.

Narra Vanesa

Hablamos durante un rato más, hasta que el reloj marca las seis y media de la tarde y las demás empiezan a llegar.

Las primeras en llegar son Camila y Lauren, las cuales llegan juntas.

Después llegan las demás, y tras presentarles a mi Amparo, pasamos al patio, donde está todo preparado para la fiesta.

Todas me dan sus regalos, menos Malú.
Pero, realmente, le pegaría si me hubiese comprado algo. Con traerme a mi malagueña me ha dado el mejor regalo de mi vida, y más cuando me dice que se quedará aquí unas semanas.

Poco a poco va anocheciendo y, aunque insisto en que se queden un rato más, todas dicen de irse, incluida mi Amparo.
Pero nada, al final cedo y se van todas menos Malú.

—¿Preparada?—me dice cuando nos quedamos solas en mi casa.

—¿Para qué? —le pregunto extrañada.

—Para tu sorpresa —me dice sonriendo.

—Pero... —rechisto.

Ella me hace callarme y yo, resignada, me dejó guiar.




Buenas!! Lo primero, perdón por tardar tanto en actualizar, tuve un par de problemas, pero aquí estoy!

¿Qué os parece la historia?
¡Os leo!

P.D.: Mil gracias por leer, votar y comentar <3

Valú:¿Enemigas? [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora