Segundo recuerdo (IV)

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Pero me agarran. Me inmovilizan. Se aprovechan de mi debilidad...

Y de mi cuerpo.

Y se van turnando, uno a uno.

Así hasta que se cansan y me dejan sola, hecha trizas, en ese callejón.

Fue su culpa. Si no me hubieran dejado sola...

Es todo culpa de ellas.

Lloro.

AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora