Décimo recuerdo (II)

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Estoy en el coche. Estamos en silencio. Mi padre y yo.

No formulamos ninguna palabra, ninguno de los dos se atreve a mencionar nada de lo sucedido por el camino.

Llegamos a casa y todo cambia desde que la puerta se cierra. Fue como llegar al infierno mientras eras guiada por el diablo, pero no lo sabías.

Tengo diez años y mi padre me acaba de levantar la mano por primera vez en la vida. 

Fue la primera de muchas.

AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora