Trigésimo recuerdo (III)

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Me encierro en mi cuarto y cierro los ojos con la esperanza de abrirlos cuando llegue mi padre. Pero no, no es así.

Hay tantos "pero" en esta vida.

Aún queda una hora, por lo que me quedo sentada en la cama hasta que escucho un ruido que proviene del baño.

Por la curiosidad que me invade me acerco para poder descubrir qué es... y mis ojos no dan crédito a lo que ven.

Mi madre está convulsionando en el suelo, con una jeringuilla clavada en el brazo. Me mira desesperada y, con una respiración casi inexistente, me susurra "Ayuda".

AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora