Debemos estar dispuestos a librarnos de la vida que planeamos, para lograr tener la vida que nos está esperando.-Joseph Campbell
Ashley
La habitación era mucho mejor que la de mi antigua residencia sin duda alguna. Tenía las paredes de un azul suave que transmitían paz y seguridad, dos camas con un colchón bastante cómodo a simple vista y una pequeña ventana. A mi derecha había armarios grandes con baldas vacías que no tardaríamos en llenar y un pequeño escritorio con una lámpara antigua. Además teníamos nuestro propio cuarto de baño y no de esos comunitarios a los que estaba acostumbrada. Esto era como el paraíso para mí.
La puerta se abrió súbitamente y Lena entró eufórica cargada con dos maletas enormes. Detrás suyo iban sus padres, Pedro e Iris, cargados con más maletas todavía. Madre mía Lena se había traído su casa entera.
-¡Ashley esto es genial!- chilló alegre.-¿Has visto el campus por fuera? ¡Es inmenso! Con jardines repletos de flores, un pequeño lago con cascada...
-En vez de empezar a describir algo que Ashley acaba de ver con sus propios ojos, ¿Por qué no te despides de nosotros?- preguntó su padre fingiendo estar molesto.
-Ya nos hemos despedido 277492 veces...
No terminó la frase cuando su madre la abrazó.
-No puedo creer que mi hija sea una universitaria y vaya a vivir por su cuenta.-dijo secándose las lágrimas intentando no fastidiar el maquillaje.-Cómo te voy a echar de menos.
Me sentí algo incómoda, como si estuviera interrumpiendo una situación demasiado familiar, pero no sabía cómo escabullirme de ahí. Así que simplemente me quedé ahí de pie, sin intervenir, como habitualmente.
-Yo también, mamá.- respondió Lena.
-Disfrutar de este año chicas.- siguió su padre.- No siempre se pasa primero de universidad viviendo por tu cuenta, aprovecha...
-Aprovechar...a estudiar.- terminó la frase Iris.
Reprimí una carcajada mientras Pedro me giñaba un ojo.
Iris no cesaba de llorar, puede que a Lena le pareciese agobiante, pero en mi opinión solo mostraba cuánto la quería.
Me vinieron a abrazar a mí también.
-Utilizar la cabeza para todo lo que hagáis.-me dijo con la mirada más maternal que me habían dirigido en mucho tiempo.-Te voy a echar de menos Ashley.
A continuación acudió Pedro que me estrechó en un abrazo firme, de esos abrazos que te dan fuerza para todo un año.
-No sabes todo lo que significas para nosotros, pequeña.- susurró y me dio un beso en la frente.
-Muchas gracias.-dije aguantando las lágrimas.- Os voy a echar de menos.
Y era la verdad, aquellos siempre habían sido lo más parecido a unos padres para mí. En cuanto cerraron la puerta me desplomé en la cama, exhausta. Solo tenía ganas de dormir después de un viaje tan largo, desafortunadamente Lena no pensaba los mismo.
-Pero Ashley levántate ahora mismo ¡Tenemos millones de cosas que hacer!
-¿Cómo...?
-A la entrada he visto anunciada una fiesta que celebra una tal Sophie en un chalet enorme de al lado, al parecer es una de esas grandes a las que acude todo el mundo...
Lena era muy sociable, para cuanto te dabas cuenta te estaba presentando a cinco personas nuevas que acababa de conocer cuando tú no te habías ni dado cuenta de que había más gente. No penséis que sustituía a la gente cada vez que conocía alguien nuevo, había sido mi amiga desde que tenía uso de razón y no se me ocurren situaciones en las que me hubiera dejado de lado. Era muy cariñosa, no hacía mucho más que dedicarse a dar abrazos durante todo el día, si esa frase que dicen de que los que saben abrazar tienen el corazón más grande del mundo es cierta, el de Lena tiene que ser inmenso.
-¡Sí no sabemos ni quién es ella!- exclamé.
-Más razón para ir.- respondió sonriente.
-¿Por qué no puedo quedarme en la habitación durmiendo e ir tú sola a la fiesta?.-suspiré al ver sus ojos suplicantes.-Iré, pero te advierto que como te pases con el alcohol ya te puede cuidar esa tal Sophie.
-Gracias, gracias, gracias! Vas a ver como no te arrepentirás. -dijo mientras me envolvía en un abrazo.-Y ahora salgamos a hacer compras.
Le miré anonadada preguntándome de dónde sacaba tanta energía aquella chica.
-Espera..no estarías pensando en ir así a la fiesta, ¿no?- me miró de arriba abajo.
Llevaba unos vaqueros prietos y una camisa bastante suelta, no le veía ningún inconveniente a aquella vestimenta.
-Dime que no, por favor.-continuó Lena horrorizada.- Te recuerdo que tenemos que hacer amigos.
-Si la gente no se piensa acercar a mí por la ropa que llevo mejor para mí, no me gusta la gente que juzga por el exterior.
Lena puso los ojos en blanco.
-Ash, era una broma pero mírate. Tus rasgos de la cara son perfectos, ojos grandes verdosos, nariz bonita y labios carnosos, tienes piernas largas pero no de esas que parecen zancos... y tu culo, no quieres saber lo que la gente daría por tener ese culo, de verdad.
-¡Lena!-la interrumpí.
-Está bien, solo quiero que recuerdes que arreglarse no tiene que ser para los demás sino para ti.
*********************
Para cuando me di cuenta Lena me arrastraba por el centro comercial para comprar ropa para la fiesta. Estaba abarrotado de gente y era un gran agobio, pero eso no detuvo a Lena quien corría de tienda en tienda como si le fuese la vida en ello.
Me acerqué a una camiseta sin mangas que estaba colgada a mi derecha.
-¿Qué te parece?- le pregunté a Lena que se estaba probando unas sandalias de playa (aunque hubiera pasado la época del verano, eso a ella parecía darle absolutamente igual).
-Es bonita.-me susurró un chico a mi espalda.-Pero me gustas más tú.
Le miré con cara de asco, tendría más o menos mi edad, piel demasiado bronceada que parecía artificial, el pelo rubio demasiado engominado y vestía con las marcas más caras del país.
-¿No te han enseñado a decir cumplidos más originales?.-pregunté.
-Gente como yo no necesita ni cumplidos para llevarse a las chicas a la cama.-mi cara ya no era de asco, era peor.
-Dinero tendrás, pero creo que la vergüenza y el respeto te los has dejado en alguna parte.
-Yo lo tengo todo.-dijo acercándose más a mi.
-Todo menos encanto, niñato.-intervino Lena.-Aléjate, ¡ya!
Se marchó guiñándome un ojo.
-Se te acercan chicos por todos los lados tía.-dijo mirando al techo de forma cómica-A veces me pregunto por qué seguiré siendo la mejor amiga de la chica más guapa que siempre acaba con todos los tíos por detrás.
Fruncí el ceño como respuesta.
-¿Que no? Más de la mitad de los chicos que se han acostado conmigo lo han hecho para acercarse más a ti. No pienses que no me doy cuenta, soy rubia pero no TAN rubia.
Solté una carcajada mientras me iba a la sección de vestidos, ya se me habían quitado las ganas de coger aquella camiseta.
Al final de la tarde Lena se había decidido por unos pantalones ajustados y una camiseta negra que hacía resaltar su cabello. Yo, en cambio, cogí un vestido rojo que llegaba un poco más arriba de las rodillas y dejaba la espalda al descubierto.
Antes de salir hacia la fiesta me volví a mirar en el espejo. Llevaba el pelo suelto que caía como una cascada sobre la espalda, era castaño claro con mechas naturales de diferentes tonos rubios, mucha gente me había dicho que las había heredado de mi madre. Solo me hice una raya suave para resaltar mis ojos pero no me eché más maquillaje, no me gustaba. No veía sentido al hecho de echarse 5 kilos de pote que crea tal diferencia con la piel del resto de cuerpo que hace parecer que llevas una máscara puesta.
Lena apareció por la puerta del baño emocionada.
Le regalé una sonrisa forzada.
Esperaba no arrepentirme al acudir a aquella fiesta...
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Al otro lado del arcoíris
Romance-Seguro que detrás de esa fachada de tipo duro se esconde... -A nadie le importa lo que se esconde.- la interrumpí.- Si uno desea dar la apariencia de ser un gilipollas solo hay dos opciones: Que realmente lo sea o que aparte de gilipollas sea un...