Capítulo 9

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No tienes que ser de los buenos para empezar, pero tienes que empezar para ser de los buenos.- Zig Ziglar.  

Ashley

Mi madre siempre me había dicho que si piensas que tienes una mala vida tienes que tener en mente que siempre habrá gente que la tiene peor. Siempre. El que no tiene vacaciones mira al que no tiene trabajo, el que no tiene trabajo al que no tiene capacidad para trabajar, el que no tiene capacidad para trabajar al que no tiene comida... Hay que aprender a apreciar lo que tú tienes. Al fin y al cabo, el que más tiene es el que menos necesita. Tú misma eres la única capaz de mejorar tu vida, con esfuerzo, ganas y trabajo. Pedir ayuda es bueno, pero nunca hay que aprovecharse de los demás para hacerlo. Nunca.

Basándose en ello no se debería de robar y menos tirando de un bolso de un joven inocente desde una moto. A mí ya me había enseñado eso, lo difícil ahora era razonar con ellos y hacerles ver que bajo caían al robar un bolso de aquella manera.

-El bolso.- dije sin dar más explicaciones al entrar en el callejón y acercándome al tío que sostenía el bolso en la mano.

-Eres dura, como a mí me gustan.-dijo mientras se me acercaba demasiado.

Mientras se me iba aproximando lanzó el bolso al aire pasándoselo a Danel. Conseguirlo definitivamente me iba a costar más de lo que pensaba. Ni siquiera le miré, fui directamente hacia Danel con la intención de cogerlo y largarme inmediatamente.

-¿Necesitas dinero?- le pregunté.- Pídelo, pero no lo consigas de esta manera.

-No necesito tu dinero.- respondió.- No hables si no me conoces.

- Cállate, tú no te conoces a ti mismo.

Era la verdad, él mismo era un misterio que no sabía resolverse. Tenía toda la razón cuando decía que no le conocía, probablemente nunca lo haría. En la vida los únicos que nos acabamos conociendo somos nosotros mismos, y sólo si tenemos la suerte de llegar a hacerlo.

- No te lo voy a volver a repetir, dame el maldito bolso.

Alzó el bolso hacia arriba pretendiendo que me pusiera a saltar como una estúpida.

- Si saltando llegas a siquiera rozarlo te lo devuelvo.

Sus amigos contemplaban el espectáculo divertidos y los míos se habían acercado lentamente hasta colocarse detrás mío.

-Ashley, no merece la pena, volvamos a la residencia.- me dijo Carlota desde atrás.

-No seas estúpida.-siguió Lena.-Solo es un bolso y lo último que necesitamos ahora mismo son problemas, aun menos con este tipo de gente.

No les hice caso ¿Danel quería jugar? Adelante.

-Haremos un trato.-propuse- mantendrás el bolso a esa altura y si llego saltando cogiendo impulso en donde pueda me lo devolverás.

Asintió divertido, no sabía con quién se había metido.

Danel

No todo el mundo tiene miedo a las alturas, tampoco a los sitios cerrados o a los insectos, pero hay que estar mal de la cabeza para entrar en un callejón oscuro con una banda dentro sin un ápice de miedo en el rostro.

Ashley estaba mal de la cabeza, estaba loca, me volvía loco.

En realidad no tenía ningún problema con darle el bolso, no lo necesitaba; de hecho, Alex y el resto de la banda ya habían sacado el dinero que se encontraba en él. Sin embargo, no cedería tan fácil ante esa cara bonita, tenía que aprender que cuando la gente juega con fuego tiende a quemarse.

Sus amigos tiraron de ella intentando convencerla para marcharse pero Ashley ni se inmutó. La miré divertido intentando adivinar qué se le pasaba por la cabeza, hasta que vi que se dirigía a mi moto.

No se atrevería.

La subestimé. Subió un pie al pedal cogiendo impulso y se puso de pie en el asiento quedando por encima de todos. Nadie había subido a mi moto jamás, y mucho menos al asiento de pie. No se molestó en estirar el brazo para alcanzar el bolso, tan solo me miró con superioridad.

-Creo que me tienes que devolver el bolso.

-Baja de mi moto, ¡Ahora!- dije tirando el bolso al suelo y avanzando hacia ella.

Bajó de un salto, la empujé rápidamentedejándola entre la pared y mi cuerpo, nuestras caras apenas estaban a un centímetro y sentía su respiración en mi rostro.

-Me estás tocando los cojones.- la miré directamente a los ojos.

-Ya te gustaría. - me susurró.

Se soltó de mi agarre y se marchó sin mirar atrás. Sin más. Llevándose el bolso y todo mi orgullo.  

Al otro lado del arcoírisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora