Capítulo 4

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"No se trata de dar días a la vida, sino vida a los días."

Ashley

Abrí los ojos solo para darle la bienvenida a una increíble resaca. Tenía la boca más seca que un desierto y a pesar de que el despertador solo marcaba las 7 de la mañana no era capaz de dormirme.

Miré a mi derecha donde Lena parecía dormir plácidamente. Decidí ir al cuarto de baño para beber un poco de agua y al pisar el suelo me di cuenta de que tenía un corte en el pie.

Mierda. La fiesta.

Recordaba haber tenido el impulso de quitarme los zapato y también haber estado en brazos de un tal Daniel. ¿Acabé llegando sola a la residencia? Sí, debí de haber llegado medio borracha a eso de las dos de la madrugada.

Según llegué no me costó nada dormir y ni me enteré de cuando había regresado Lena. ¿Cómo había podido dejarme sola para volver a la residencia? Estuve a punto de despertarla para que me contase cómo le fue la noche pero al final tras beberme lo que me parecieron 2 litros de agua volví a dormirme.

*******

Me desperté con Lady Gaga sonando a todo volumen. Iba a matar a Lena.

-¡Por fin te has despertado!

-Habla más bajo por favor. -supliqué tocándome la cabeza.

-Dios mío no me lo puedo creer, Ashley Conroy tiene resaca.

-¿Es que tú no estás cansada?- pregunté.

-¿Yo? Jamás. Pero dime, ¿Cómo es que quisiste volver tan pronto?

No recordaba haber querido volver a la residencia, sé que jugué al juego al de las bolas de pin pon al no tener otra alternativa y sé que no fui prudente.

-¿Cómo permitiste que aquel gilipollas me acompañase hasta la residencia y no lo hiciste tú?- pregunté al ir recordando la noche anterior.

-¿Gilipollas? Yo utilizaría otro adjetivo para describirlo, no sé, algo como guapo, fuerte, tío…

-Lena… - la interrumpí.

-Ya, lo siento, no era consciente...en ese momento no pensaba con claridad y en cuanto te comencé a buscar y me dijeron que te fuiste con aquel te prometo que fui corriendo a donde ese... muchacho. Me dijo que estuviese tranquila que te había acompañado hasta aquí. -hablaba rápidamente como si tuviese la culpa de lo ocurrido, sabía que la culpa era mía puesto que fui yo quién se emborrachó.-decidí volver al momento y me acompañó un amigo suyo, Ian. Es el mejor amigo del chico que te acompañó y me comentó que el tio es completamente de fiar, por lo que me quedé más tranquila.

-Puede decirte lo que sea pero a medio camino me dejó sola.

-¿En serio? No será que no te acuerdas bien de lo ocurrido…

-Hazte caso, no estaba tan mal.

-Pues vaya cabrón.

-Lo es creeme. Ahora solo necesito una ducha caliente.

El agua caía templada sobre mi espalda. Me arrepentía mucho de la actuación que tuve anoche, no recordaba haber bebido tanto nunca. En realidad nunca me había gustado el alcohol, odiaba más que nada el no ser capaz de controlar tu cabeza. Miré al techo suspirando...yo solo había venido a la universidad con la intención estudiar.

Salí del cuarto de baño y me puse inmediatamente a distribuir la ropa que había traído conmigo. Tras unas horas de no parar de organizar la habitación Lena y yo decidimos dar una vuelta por la residencia para ver el ambiente y conocer los alrededores.

Tras cruzar el largo pasillo y bajar las escaleras salimos a un inmenso jardín repleto de flores, por un camino estrecho con unos árboles a los lados se accedía a un tipo de lago con una pequeña cascada. La gente se sentaba alrededor hablando y riendo, parecían estar en una nube de felicidad, ajenos a todo el mundo.

Decidimos volver a la habitación a coger las tarjetas de estudiante para poder acceder al comedor. A la vez que metí la llave en la cerradura la puerta de enfrente se abrió y salió un chico alto con un tupé perfectamente peinado. En cuanto nos vio se acercó y nos abrazó como si nos conociera de toda la vida.

-¡Por fin conozco a mis vecinas de la residencia!

Definitivamente era de esos chicos que con solo dos palabras y una sonrisa te hacían ver que eran buenas personas. De esas personas cariñosas y divertidas, esperaba que en este caso las primeras apariencias no engañasen.

-Encantada. -le saludamos- Íbamos al comedor ahora, si quieres puedes venir con nosotras...

-Yo también me dirigía hacia ahí, soy nuevo así que me viene bien algo de compañía.

Estuvimos hablando durante el camino, su nombre era Roger, y estudiaba el primer año de físicas. Era nuevo en la universidad y tampoco conocía a nadie.

Decidimos volver a quedar a la tarde para ir a conocer Madrid, él había propuesto acudir a una fiesta pero estábamos demasiado cansadas. Tras contarle la experiencia de la pasada noche le aseguré bien a Roger, como a Lena, que no iría de fiesta de nuevo en un largo tiempo. Creo que ni yo llegué a creerme en ese momento lo que estaba diciendo.

Al otro lado del arcoírisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora