— No sé porqué te preocupa tanto tu hermano… —suspiró Frank después de un rato, sus ojos seguían pegados en el techo.
— ¿Tienes hermanos menores? —Gerard preguntó, pero éste negó— Es como… necesito protegerlo, no quiero que no pase nada malo con él. Nuestra madre no está y ya ves como es papá… —hizo una mueca, aun no podía asimilar completamente que su padre le hubiese mentido de esa manera. Era su vida la que estaba en juego— Desde niños siempre estuve a cargo de Michael, aunque tuviéramos a muchas personas pendiente de nosotros, siempre éramos los dos dentro de nuestra burbuja. Cuando crecimos los papeles casi se invirtieron, Michael maduró mucho más, él tomó el peso del apellido Way mientras yo… fui en busca de mis sueños.
— Hasta ahora —intervino Frank refugiando su cabeza bajo el brazo de Gerard, mientras sus dedos comenzaban a pasearse por sobre el torso de éste.
— Hasta ahora —coincidió Gerard con una lacónica sonrisa en los labios— Pero… me preocupa que pase con él, y aunque me cueste admitirlo, me preocupa el futuro de las empresas de papá. Sé que no es una buena persona, que es egoísta y bastante manipulador —suspiró— Pero todo esto, todo lo que tenemos en casa es gracias a él, esas empresas son el trabajo de toda una vida y papá ya no es tan joven… si bien su vida no corre peligro ahora, no podemos estar seguros de eso. Ya sobrevivió a dos infartos, pero y…
— ¿Y si no sobrevive a un tercero? —habló Frank buscando su mirada, Gerard asintió— Si quieres… si quieres puedes volver, poner las cosas en orden, reconciliarte con tu padre y quien sabe, quizá sientes cabeza y te quedes como presidente de las empresas de tu padre.
El mayor de los Way alzó una ceja y lanzó una sórdida carcajada. Si bien eso era lo que menos quería hacer cuando se mudó a Nueva Jersey hace dos meses, ahora no sonaba tan mal. No era porque extrañara las comodidades que tenía en la mansión Way, pero… de verdad temía por lo que fuera a pasar con su padre. Estaba solo y ya no era joven, además bueno o malo, era su padre.
— Piénsalo —Frank sonrió lacónico.
Le había dicho eso para no sonar egoísta, ya que en su interior moría por decirle que mandara todo a la mierda y se quedara para siempre con él en su patético apartamento de tres habitaciones. Pero cuando lo vio meditarlo pensó que no había sido tan buena idea decirle todo eso, Gerard lo estaba pensando. Quizá Gerard se había aburrido de vivir con él y pensaba en volver a casa, después de todo había dicho ese “No tengo nada” que aunque lo negara, seguía doliendo.
— Quieras o no —Gerard comenzó a hablar entre cortado, sus rostro bajó hasta quedar frente al del avellana— Me quedaré aquí contigo —sonrió mordiéndole el labio inferior para obligarle a abrir la boca e introducir su lengua.
Los brazos de menor pronto soltaron el agarre y comenzaron a luchar por desnudar a su compañero de cama, su propia ropa salió volando rápidamente, buscando en todo momento besar alguna parte de la piel desnuda del de ojos verdes. Un pequeño gemido se escapó de sus labios cuando su intimidad desnuda rozó con la contraria y sin poder evitarlo, dejó una pequeña marca redonda en el pálido cuello del Way.
— ¿Tu o yo? —preguntó Gerard con los ojos cerrados, apretando los labios para reprimir sus gemidos. Y la sonrisa de Frank se ensanchó recordando esa vez en que le cedió su intimidad, pero negó lentamente con la cabeza. No dejaría que los papeles se invirtieran, adoraba penetrar al mayor.
— No te acostumbres —ronroneo Frank lamiendo su cuello, haciendo que sus vellos corporales se erizaran con el tacto— Es mi trabajo el hacerte gemir.
*
Su pecho subía y bajaba con fuerza, sentía las mejillas coloreadas y tenía un abrazador calor en todo el cuerpo a pesar de estar completamente desnudo. Desnudo, en la cama de un extraño, con el extraño durmiendo a su lado en iguales condiciones. Aunque debía admitir que el extraño besaba endemoniadamente bien. En su cabeza aun daba vueltas la conversación con su hermano mayor, el como le había gritado, como le había obligado a volver a casa. Como le había dado la espalda y como le había golpeado en la mejilla.
Y esto por sobre todo, le acongojaba. Porque su hermano nunca antes lo había golpeado. Porque a pesar de todo, jamás llegaría a semejantes circunstancias. Porque había algo que Gerard no quería que hiciera y ese algo era claramente el vivir esa vida sin certeza de que habrá mañana.
Pero eso era justamente lo que quería para sí, quería seguir los pasos de su hermano porque siempre se había esforzado por hacer lo que Gerard hacía, porque Gerard siempre había sido su héroe sin capa.
*
— Gerard ¿Qué haces? — Frank preguntó entre dientes cuando su almohada con calefacción se deslizó de su lado.
— Ya vuelvo, amor —sonrió buscando sus boxers y su teléfono celular. Y como si eso fuera un arrullo, Frank volvió a cerrar los ojos.
Aunque fuesen cerca de las 5 de la madrugada debía hablar con su hermano. No había podido pegar los ojos a causa de esto, simplemente le horrorizaba el imaginarse a Mikey solo en algún lugar, pasando frío o necesidades sólo por su egoísmo. Si Mikey quería seguir sus pasos bien por él, debía apoyarlo, no darle la espalda.
Suspiró apoyándose el teléfono celular en una oreja mientras encendía un cigarrillo, si era necesario le pediría perdón, Mikey jamás le había negado la ayuda cuando se mudó, de hecho le había ayudado enviándole sus útiles de pintura, ropa y sus cosas necesarias. Mikey era un gran hermano.
— ¿Michael? —preguntó con un deje de ilusión.
— ¿Sabes que hora es? —contestó este sin más.
— Cerca de las 5 de la mañana —sintió un gruñido desde el otro lado de la línea— Pero de verdad necesitaba hablar contigo hermano.
— ¿Sobre qué? —interrogó un poco más conciente.
— Ya sabes… actué como un tonto hace unas horas… mi deber es apoyarte con tus decisiones y levantarte cuando caigas, no darte la espalda Michael… —suspiró— Lo siento, por ser un tonto y… por eso —aun le costaba asumir que había cometido la desfachatez de golpearlo.
— Disculpa aceptada Gee —suspiró— Yo… simplemente quiero vivir, no es que no vaya a volver jamás a casa, simplemente quiero vivir antes de enfrascarme en esa oficina y consumirme como…
— Como papá —completó la frase— Lo sé Michael, tu eres una persona inteligente, jamás debí dudar de ti.
Ambos sonrieron y un cómodo silencio se hizo espacio entre la línea telefónica, hasta que Gerard lo rompió con otra interrogante.
— ¿Estás con Bob? —preguntó.
— ¿Cómo lo sabes? —frunció el ceño algo confundido.
— Bob es el dueño del bar y también nuestro amigo, te vio marchar del bar y salió corriendo detrás de ti —río al recordarlo.
— Oh, entonces sí —contestó y no pudo evitar sentir un calor expandirse por su pecho, suspiró y le acarició el rubio cabello.
— ¿Eso fue un suspiro?
— ¿Es que acaso no se te pasa nada por alto?
—No, así que contéstame.
— Bueno, sí fue un suspiro —dijo mordiéndose el labio inferior.
— ¿Porqué suspiraste? —frunció el ceño.
— Ay Gerard, la gente suspira todo el tiempo… tengo sueño ¿Sí? Adiós —murmuró atropellándose con sus palabras y sin más, cortó.
Gerard se quedó pasmado intentando procesar las últimas palabras de su hermano, había suspirado. Pero las personas suspiran solo cuando sienten algo o están enamoradas, había aprendido eso en los libros que leía cuando era adolescente. ¿Mikey estaba enamorado de alguien acaso?
Negó un par de veces, era imposible.
— ¡Mierda! —exclamó entre dientes para luego dejar caer el cigarro completamente consumido y llevarse los dedos quemados a los labios.
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common people ・ frerard
FanficGerard Way es el hijo mayor de un importante empresario y es su deber el tomar el puesto como cabeza de empresa ahora que su padre es mayor. Pero no está en sus ambiciones, él quiere seguir sus sueños. El arte. Para eso, deberá huir de casa y empeza...