Capítulo XIII

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Días después de la primera caja, la segunda había llegado y en ella gran parte de los elementos favoritos de Gerard a la hora de pintar. Su sonrisa había incrementado aun más ese día y también las sesiones de sexo. Para Frank no estaba mal, lo que le choqueaba era que su espacio personal se estaba viendo completamente amenazado por el intruso que alegaba ser su novio.

Lo primero había sido su cama, aunque ahora había recobrado su lugar en esta. Bueno, la mitad de esta. Luego vino el espacio en el closet, su ropa estaba reducida ahora a la mitad o cuarta parte de este. Y el espacio en la sala había sido vilmente alterado por el caballete que ahora ocupaba gran parte del ventanal.

Pero… estaba bien, la retribución por todo esto no era mala. En lo absoluto.

— Gee, viene Bob —Frank le dijo por el celular, antes de lanzar un beso y colgar.

Y Gerard volvió a la realidad. Llevaba a juzgar por el sonido de su estómago y dolor de pies, alrededor de tres horas parado frente al lienzo que ahora mostraba fachada del bar en el que trabajaba cada noche. Chasqueo la lengua, su cabello estaba tieso por la pintura y tanto sus manos como su ropa tenían manchas de la misma. Dejó las cosas sobre la mesita junto al caballete y corrió hacia el baño, deshaciéndose de su ropa en el camino y lanzándose luego completamente desnudo bajo el chorro de agua.

Después de repasar cada rincón de su cuerpo por tercera vez con la esponja, decidió que estaba lo bastante limpio como para salir, así que dejando una estela de agua hasta la habitación conjunta, procedió a secarse y vestirse para estar presentable. No es que le importara verse siempre bien, solo no quería dejar una mala impresión. Se dijo a si mismo cuando se encontró frente al espejo peinándose con los dedos.

— ¡Hola, Gerard! —Bob gritó al entrar al departamento, con bolsas de papel en ambos brazos.

— Ah, hola Bob —contestó Gerard asomándose desde el baño, cerrando la puerta a sus espaldas y caminando a tomar las bolsas que traía Frank— Hola Frankie —sonrió contra sus labios, depositando un suave beso luego.

Bob dejó las cosas sobre la encimera y luego se giró a verlos a ambos, que seguían besándose como si estuvieran solos.

— Hey, tengan la decencia de parar, por favor ¡Estoy aquí! —gruñó reprimiendo una sonrisa.

— No seas aguafiestas Bob, el que no tengas a alguien para besar no es culpa nuestra ¿Cierto Gee? —sonrió Frank girándose a ver a Gerard luego, quien se limitó a asentir para luego volver a besarlo.

Por primera vez desde que había entrado al departamento, Bob se detuvo a mirar el desastre en la sala, examinando luego el lienzo en el caballete y girándose a ver sorprendido, aun apuntando hacia la pintura recién hecha.

— ¿Y esto? —musitó entre dientes, sus ojos azules brillaban.

— ¿No te gusta? —Gerard se acercó a él mirando con pesadumbre su lienzo recién terminado, Bob se limitó a mirar el lienzo una vez más— Lo pinte esta mañana, antes de que llegaran ustedes… creí que te gustaría yo…

— No, no es eso —interrumpió al notar el tono de voz del esmeralda— Es que… no lo sé, es perfecto, como una fotografía ¿De verdad lo pintaste tu? —Gerard asintió— Wow, Frank me dijo que eras bueno pero… no creí que tanto...

Gerard se giró a mirar a Frank ¿Había hablado de su trabajo? Éste se limitó a sonreír y lanzarle un beso con los labios, gesto que Gerard copió y luego volvió a girarse con las mejillas sonrosadas.

— Entonces ¿Te gusta? —Gerard murmuró con una sonrisa dibujada en sus delgados labios.

—  ¿Qué si me gusta? ¡Me encanta! ¿Puedo ponerlo en el bar? ¡Te pagaré! Esto debe valer mínimo 300 dólares, pero lo vale, cada puto dólar —Bob murmuraba entre dientes, atropellándose con sus propias palabras.

Gerard entrecerró los ojos ¿De verdad era bueno? Quizá era una broma, quizá Frank le contó camino a casa que él quería dedicarse a eso y habían decidido hacerle una broma, algo así como “Riámonos del inexperto niño rico” Y él que les había creído, se iban a reír a carcajadas de él. Lo sabía.

Pero eso no pasó. Bob seguía mirando con admiración el lienzo y Frank mantenía su mirada sobre Gerard con una sonrisa de suficiencia en los labios.

— Gerard ¿Qué dices? —Bob le miró ansioso.

— ¿Esto es una broma? ¿300 dólares? Bob, esto es un regalo para ti, no puedo cobrarte por ello —Gerard murmuró mirando a Bob y a Frank en intervalos.

— Gerard, traje a Bob por que su mamá tiene una galería de arte, este es el tipo que más sabe de arte de los que conozco y si él te dice que es bueno, es por que es bueno —Frank dijo lamiéndose los labios luego.

Gerard no caía en su asombro. Así que de verdad era bueno, podría dedicarse a eso. Su padre podría irse a la mierda, también el dinero que su apellido le brindaba. Podría hacerle su propio espacio “Gerard Way” como artista, solo, sin que su padre le comprara el lugar. Y eso era lo mejor. Porque podía hacer algo por sí mismo.

—  Muchas gracias Bob, pero no puedo cobrarte por él, es tuyo —Gerard sonrió— Aunque si me das un espacio en el bar para poner mis cuadros, sería la persona más feliz del mundo —añadió alzando las cejas y mirándolo expectante.

—  Acabo de ahorrarme 300 dólares ¡Gracias! —río dándole un leve golpe en el brazo a Gerard— Y claro, tendrás tu espacio ahí, eres grande Gerard, sería un crimen no hacerlo —añadió volviendo a mirar el lienzo.

— ¡Eres el mejor, Bob! —exclamó Gerard lanzándose en un abrazado sobre Bob, quien lo recibió algo sorprendido.

—  Hey, Hey, Hey Muy lindo todo pero sólo yo puedo tener abrazos de Gerard —Frank exclamó desde detrás de la encimera, mirándolos a ambos con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

— ¡Hay Frankie! —río Gerard, abandonando a Bob y corriendo a abrazarlo para luego darle un largo beso sobre los labios— No sé qué haría sin ti Frankie, eres el mejor. Lo sabes ¿Cierto? Te amo, Frankie…

Y la mirada de ambos se encontró por largos segundos. La intensidad en los ojos de ambos, la mirada de dos personas que recién están aprendiendo a enamorarse del otro. El primer te amo. Y fue Gerard el primero en externizarlo, aunque ambos lo sentían desde el primer momento.

—  Yo también te amo, Gerard —Frank susurró contra los labios contrarios antes de volver a besarlos, ignorando por completo al rubio que aun no salía de su excitación producto del lienzo.

common people ・ frerardWhere stories live. Discover now