La semana había pasado rápido y antes de darse cuenta era sábado. Lo que significaba que sería el primer día de exposición en el atestado bar. Bob le había ofrecido ese día por que, primero: Tenía que hacer una limpieza general al lugar antes de usarlo para algo así; y segundo: Los sábados era donde se reunía mayor número de personas en el bar.
Gerard moría de nervios y Frank había notado y sufrido esto. Una semana sin sexo o besos. Una semana viendo a Gerard despertarse y dormir manchado con pintura. Una semana llevando almuerzo preparado y comiendo junto a él, dándole de comer en la boca sin recibir palabras a cambio.
Sí, había sido duro.
Pero sí que había valido la pena. Ver a Gerard con ese brillo en sus ojos cuando vio todos sus cuadros en la esquina del bar. Verlo hablar con los interesados sobre sus pinturas y verlo sonreír enormemente cuando comenzó a venderlos uno por uno a los maravillados compradores.
Claro que había valido la pena.
— ¿Me viste? Vendí Siete pinturas Frank ¡Siete! —Gerard se sentó al otro lado de la barra, en algo similar a un suspiro y una risa.
— Claro que te vi cariño, estuviste espectacular —el avellana contestó con una sonrisa sincera, apoyando un codo sobre el mostrador y acercándose a darle un casto beso en los labios.
— ¿QUÉ LES DIJE SOBRE LAS MUESTRAS DE AFECTO EN EL TRABAJO? ¡No me espanten a los clientes, joder!
Bob apareció de pronto chasqueando la lengua y Frank se alejó rápidamente con el entrecejo fruncido, Gerard se arregló el cabello con un sonrojo extendiéndose por sus mejillas y el rubio lanzó una carcajada para luego acercarse a abrazar a Gerard.
— Espanté al enano para tenerte sólo para mí —ronroneo al oído de Way, provocando que este se estremeciera en el abrazo.
— ¡Escuché eso Bryar, mantente lejos de MI Gerard! —Frank gritó fingiendo enfado, lanzándole el paño que estaba pasando sobre las botellas para quitarle el polvo a su amigo.
Gerard enarcó una ceja, desembarazándose del abrazo y mordiéndose los labios algo abochornado. Realmente no entendía las muestras de afecto de Bob y sabía que le costaría mucho entenderlas.— Y bien ¿Cómo te fue? Vi que muchas personas se te acercaron pero no pude deducir si era por tus pinturas o por tu hermoso trasero dentro de esos jeans —dijo ahora arrastrando las palabras, guiñándole un ojo al esmeralda y haciendo que este abriera desmesuradamente los suyos.
— Booooooob —gruñó Frank, con el entrecejo fruncido.
No, definitivamente no entendía.
— Gracias por el cumplido —Gerard sonrió de lado dejando a Frank con la boca entreabierta— Y me fue bien ¡Estupendo! De verdad te agradezco por todo esto Bob, no sé como te lo voy a pagar…
— Ahora eres mi amigo Gerard, no tienes que pagarme nada —respondió el rubio, palmeándole la espalda al esmeralda— Pero si quieres hacerlo, no me molestaría algo de sex…
— ¡BOB, TE ADVERTÍ! —Frank le lanzó un golpe que fue a parar en el brazo derecho del rubio, quien gruñó y luego comenzó a acariciar donde el golpe había aterrizado.
Gerard sonrió enormemente ante esa muestra de celos, le encantaba sentirse querido, deseado. Y aun más el saber que tenía dos personas en las quien confiar. Las mejores dos personas que podría encontrar, pensó con una sonrisa en los labios.
— Como te decía —Gerard se mordió los labios para evitar reírse ante la mueca de dolor del rubio— Me fue bastante bien. Entre las siete pinturas hice 350 dólares —agregó con una sonrisa triunfal.
— ¿350 dólares? ¿Por siete pinturas? —Bob murmuró entre dientes y luego le lanzó una mirada a Frank quien los miraba igual de sombrío— ¿Por qué no vigilaste que no lo estafaran?
— ¿Estafarme? —interrumpió Gerard?— ¿Qué dices? Las vendí a un precio justo.
— Gerard, créeme cuando te digo que sólo una de ellas vale más de 300 dólares ¿Cómo vendes siete y junta sólo 350 dólares?
— Gerard, amor mira. La gente de acá no es como la que tú sueles frecuentar, si ven que estás confundido…
— ¡No estoy confundido!
— Si ven que tú no eres de acá, que no eres como ellos, prácticamente te sacarán las tripas. No tienes que confiar en todas las personas que te sonrían Gee, ellos harán lo que puedan por obtener más dinero o en este caso, ahorrar.
— Pero…
— Es la verdad Gerard, esta gente, la gente común es mala. Y se te nota lo niño rico hasta en el caminar —Bob suspiró y luego le acarició el hombro.
Gerard hizo una mueca y luego desvió la mirada hasta la última pintura que quedaba en la pared. La había traído sólo para exposición puesto que era propia. Y en ella se veía una espalda delineada, manchada por un enorme tatuaje con forma de calabaza en la parte superior, donde terminaba el pelo castaño. Suspiró enormemente y volvió a mirar a Frank, quien se había dedicado a mirar el mismo cuadro.
— Eres genial Gerard, pero no puedes dejarte engañar por estos tipos —Frank le acomodó el cabello y luego acarició su mejilla.
— Creo que con este sermón no volveré a pasar por eso —Gerard sonrió dedicándole una mirada a Bob quien sonreía.
— Bueeeeeeno —el rubio suspiró— Al parecer nuevamente estoy sobrando aquí así que por favor, dejen cerrado.
Sin decir más se volteo y comenzó a caminar hacia la salida. Luego de un rato escucharon el motor arrancar y el auto se perdió calle abajo. Frank saltó sobre la barra y caminó hacia la puerta, poniendo el candado y bajando las luces para luego acercarse a Gerard quien le miraba con una sonrisa en los labios.
— Quiero mostrarte algo —Frank susurró contra sus labios después de depositar un suave beso en estos, tomándole de una mano y guiándolo hacia la parte posterior del bar.
Entraron a una habitación bastante pequeña, con las paredes tapizadas de verde musgo y un par de sofás arrimados a esta. En el centro había una enorme mesa de billar con los tacos y las bolas sobre la misma. Frank cerró la puerta a sus espaldas y encendió la luz amarillenta.— No sé jugar esto —Gerard hizo una mueca preguntándose por que no había entrado antes a esa habitación.
— No vinimos a jugar —el menor sonrió de lado, lanzándose a los brazos de su ahora novio y besándole violentamente.
Gerard gimió al chocar contra la mesa y sentir las bola esparcirse por la mesa, los dedos de Iero se enredaron en su cabello y apretó las piernas a cada lado de Gerard, éste bajo las manos hacia las nalgas de Frank y volteándose lo sentó sobre la mesa, para seguir besándole.
Frank sintió una de las pelotas chocar contra su trasero y con una mano las lanzo todas hacia la otra mitad de la mesa mientras echaba la cabeza hacia atrás.
— Frankie… — Gerard jadeo roncó, bajando sus labios por el cuello del avellana y haciendo que soltara pequeños gemidos ante esto.
— Mhgm Gerard… Quiero que… me hagas el amor…
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common people ・ frerard
Fiksi PenggemarGerard Way es el hijo mayor de un importante empresario y es su deber el tomar el puesto como cabeza de empresa ahora que su padre es mayor. Pero no está en sus ambiciones, él quiere seguir sus sueños. El arte. Para eso, deberá huir de casa y empeza...