EXTRA I

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 Las noches atendiendo el bar se hacían largas sin Gerard ahí, luego de unos meses había tenido que contratar a un par de personas ya que al agrandar el local, habían crecido también las ventas. Luego de un tiempo había cedido ante la idea de Gerard de poner un escenario para hacer noche de talentos los viernes a la noche. Era una manera de contribuirle a esas personas, ellos se presentaban con su banda gratuitamente y a cambio sus seguidores ingerían alcohol en el bar.

 Gerard por su parte pasaba tardes enteras en su galería de arte, acá también había contratado a un par de personas, sus pinturas eran vistas cada vez por más personas y algunas noches, preso del estrés se iba al bar de su ahora esposo, a beber algo.

 En cuanto el reciente pelirrojo cruzó la puerta principal los ojos del dueño del lugar se posaron en él, estaba a un lado del escenario, mirando a un par de chicos tocar la guitarra y cantar unas melodías suaves y afinadas. Ambos se sonrieron, Gerard se acercó al escenario y Frank, con un gesto de la cabeza dio por terminada la función del par.

— Buenas noches —su voz ronca resonó por el micrófono, su mirada estaba posada sobre Gerard quien le observaba expectante y sus dedos paseaba por sobre las cuerdas de la guitarra, afinándola para comenzar a tocar— Mi nombre es Frank Iero, supongo que ya me conocen —sonrío nervioso— No suelo subir al escenario, pero esta es una noche especial.

Su sonrisa viajo por sobre los espectadores y se posó sobre la sonrisa de Gerard, un beso fugaz acompañó este gesto y luego su atención regresó al micrófono.

— Una noche como hoy, hace seis años conocí a la persona más maravillosa del mundo —dijo guiñándole un ojo— En ese entonces yo era el barman de este lugar y él… él era un niño rico perdido en una ciudad que nunca duerme. Él buscaba su lugar y yo ansiaba encajar en algún lugar. Fue amor a primera vista y ahora, luego de seis años. Puedo decir que amo a mi esposo.  

Una serie de aplausos retumbó en el local, el muchacho a cargo de las luces enfocó a Gerard quien sonreía sonrojado, sus ojos estaban cristalinos y miraba como un niño mira a una paleta, a su esposo.

— Y por eso, quiero dedicarle esta canción al amor de mi vida, debo aclarar también que cambiaré los “ella” por “él” —agregó mordiéndose los labios, causando una serie de risas nerviosas— Es de Pulp, se llama “Common People”

La pista comenzó a sonar en los alto-parlantes, los ojos se paseaban entre el pelirrojo sonriente y el hombre en el escenario, ambos demasiados concentrados en el otro como para notarlos siquiera.

Frank cantaba con naturalidad, si bien Gerard solía escucharlo cantar mientras cocinaban, el oírlo ahora, con apoyo musical y un micrófono le hacía sonar mil veces mejor. Su sonrisa seguía plasmada en el rostro, con cada una de las líneas que Frank le recitaba se sentía volar, era como si la canción hubiese sido escrita única y exclusivamente para él.

"I want to live like common people,

I want to do whatever common people do,

I want to sleep with common people,

I want to sleep with common people,

like you."

 Su piel se erizaba cada vez que cruzaban miradas, era como estar reviviendo ese primer intercambio de miradas de nuevo, solo los dos en un bar. Tan diferentes pero tan iguales a la vez, ambos encajando por primera vez en un cuadro.

“Smoke some fags and play some pool,

pretend you never went to school.

But still you'll never get it right…”

De pronto la distancia entre ambos empezó a acortarse, las personas se hicieron a un lado mientras Gerard caminaba hipnotizado rumbo al escenario. En unos pasos subió la pequeña escalerilla y se acercó a él por la espalda, besando su cuello, ignorando las miradas.

“Sing along with the common people,

sing along and it might just get you through,

laugh along with the common people…”

Frank sonrío enormemente al sentir esos labios bajar por su cuello, recorrer su piel y luego, interrumpiendo la canción, besar sus propios labios. Ambos sonrieron y dejando caer la guitarra a un lado, se tomaron de la mano para salir por la puerta principal, escuchando los vítores de las decenas de personas.

— ¿Dónde vamos? —preguntó Frank poniéndose el cinturón de seguridad.

— A casa —contestó Gerard acercándose a besarle los labios— Quiero tener sexo —agregó simplemente, guiñándole un ojo y haciéndole estremecer ante esto.

common people ・ frerardWhere stories live. Discover now