Los días pasaban, Andy y Oliver pasaban día y noche juntos, no se despegaban porque ambos se habían dado cuenta de que el tiempo junto al otro no pasaba rápido, sólo era tiempo. Andy dejó de perder el hilo del anterior nombrado y podía vivir tranquilamente. Oliver lo mismo, ya había dejado de imaginar cosas hace unos días. Tampoco tenía pesadillas gracias a que su ángel lo cuidaba en las noches y el, a su vez, lo cuidaba a Andrew. Dormían abrazados y cuando Andy no podía conciliar el sueño, el ojiverde le acariciaba el cabello. Había descubierto que eso era lo que más lo calmaba. Por el contrario, cuando Oliver no podía dormir, Andy acariciaba las manos tatuadas del castaño y este dormía el resto de la noche como un bebé.Andy se encontraba en su casa, Oliver se había ido, se tenía que vestir para ir al colegio y tal. Todas las mañanas era muy parecido, Oliver se iba a su casa no sin antes despertar al ojiazul con varios besos y caricias.
“Cuídate, Oli. Te espero aquí para ir hasta el Instituto.” Se despidió el pelinegro del tatuado. El castaño asintió y dejó un beso en la mejilla pálida de Andy, que no tardó en colorearse.
“Te amo, pequeño.” Biersack vio cómo su hombre se alejaba. El cabello de Oliver estaba todo despeinado y su ropa bastante arrugada, pero aún así se seguía viendo hermoso.
El ojiazul entró a su casa, se vistió como era habitual y se maquilló. Cuando se miró al espejo, se encontró con que las ojeras eran casi inexistentes, su piel se veía mucho más sana y sus ojos no lucían hinchados por no dormir. Oliver le hacía demasiado bien.Cuando finalizó el sombreado de ojos, sintió el timbre de la puerta. Fue hasta su habitación, acarició unos segundos a Blanco —Que por cierto amaba a Oliver— y tomó su mochila. Se dirigió hasta la puerta y la abrió, encontrándose con alguien que no era Oliver.
“Eh, ¿Hola?” Preguntó Andy. El chico era un poco más alto que el, pero sin dudas mucho más fornido y grande a comparación con el delgado cuerpo de Andy. El chico se rascó la nuca y le regaló una sonrisa al ojiazul.
"Hola, soy tu nuevo vecino. Me llamo Matthew Tuck, pero prefiero que me digan Matt y supuse que sería bueno presentarme, aunque ahora me siento estúpido haciéndolo.” El tal Matt rió nervioso, pero Andy no le prestaba demasiada atención, sus ojos celestes eran muy bonitos. Matt pasó una mano por enfrente de la cara de Andy y este pestañeó, saliendo de su trance.
“Así que vecino, me llamo Andrew Biersack.” Andy le extendió una mano a Tuck, este le extendió la suya. Su mano era mucho más bronceada y grande que la de el, también tenía mucha más fuerza, igual que Oliver.
Ambos vecinos se quedaron charlando amigablemente, Andy descubrió que Matt iba a su mismo colegio, sólo que era unos cuantos años mayor que el. También que le gustaban las mismas bandas que al ojiazul. Presentía que serían buenos amigos. Visualizó a Oliver en la calle, mirándolos fijamente. No sabía si esa era la mirada más fría y triste que había podido captar en los ojos verdes de Oliver.
“¡Oli! Este es Matt, nuestro vecino.” Andy se había tomado la libertad de decir ‘nuestro’ porque era casi obvio que el ojiverde pasaba día y noche en la casa de Andrew, casi que vivía con el.
Oliver.
“Bonitos tatuajes, Oliver.” Dijo Matt con una sonrisa en el rostro, se acercó a mí y los miró asombrado. Hizo una mueca de aprobación y nos dijo que debía de ir a buscar sus cosas. Se despidió pero Andrew se había adelantado y lo invitó a ir junto a nosotros al colegio. ¿Qué carajo? Matt aceptó la invitación con gusto.
Estaba más que celoso, ambos chicos de cabello largo charlaban animadamente sobre algunas bandas que yo no conocía y me sentía totalmente excluido.
Cuando llegamos al colegio, Matt se fue con un chico mucho más bajito, de ojos verdes con voz de mujer. Según había escuchado se llamaba Kellin o algo por el estilo, le cayó bien. Andy lo miró a los ojos y le sonrió, abrazándolo. Quizás se había dado cuenta de que estuvo callado todo el camino, cosa inusual. Tampoco tomó su mano ni le besaba la mejilla, ¿Qué le ocurría? La cabeza del pelinegro pareció iluminarse y me sonrió con burla.
“Oliver Scott Sykes, ¿Estás celoso?” Andy apretó más fuerte mi mano y yo lo miré con el ceño fruncido.
“¿No viste cómo te miraba? Te estaba comiendo con los ojos.” Dije abrazando muy fuerte a Andrew. El ojiazul rió y negó con la cabeza, correspondiendo el abrazo.
Ambos entraron agarrados de la mano, el grupo de amigos de Oliver lo saludó con el clásico “Qué tal, Olivia.” Y todos reían, incluyendo a Andy. Era increíble que sus amigos hubiesen aceptado tan rápido que Oliver estaba con un “emo”, o así había dicho Matt cuando se había enterado.
“Viejo, no quiero verte con el cabello más largo ¿Entendido?” Había dicho Nicholls ese día mientras abrazaba a Oliver. Andy sólo se había sonrojado, no le molestaba que su amigo hiciera chistes sobre emos, al contrario, le parecían divertidos.
“¿Lo ves? Él sí aprecia mis chistes” Oliver besó a Andy enfrente de Matt, indicándole que los dejaran solos y que ya parara con sus estúpidos chistes.
Ambos se tuvieron que separar cuando el timbre que daba inicio a las clases sonó estruendoso, haciendo que todos corran hacia sus clases.
“Te veo a la salida, Oli.” Le susurró Andy al oído, dejando también un pequeño beso allí. El castaño asintió y se dirigió hasta la clase de dibujo, donde dibujó a Andy. Al menos tenía el boceto preparado, pero quería que fuese una sorpresa. Oliver había encontrado una pequeña caja de madera en su casa, la había llenado con algunas de las fotos que se sacó con Andy el día de su cumpleaños. También con el delicado sobre que contenía la carta que le había escrito el día que besó a su niño.
Ya era la hora de salida, Oliver iba con el gran boceto de Andy en su mano derecha y una sonrisa de oreja a oreja adornaba su rostro mientras caminaba hasta la entrada del colegio, se encontraría con el ojiazul en ese momento. Lo que vio Oliver a lo lejos no le hizo ninguna gracia; Matt tenía agarrado al pelinegro de la cintura.
Lo que no sabía Oliver era que su imaginación comenzaría a jugarle malas pasadas nuevamente.
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The distant blue. // sysack //
Krótkie Opowiadania// s y s a c k // ❝Estoy almorzando, pero ahora estoy cenando. Ya es octubre, ya es enero, ya estoy acá, ya estoy allá, el tiempo.❞ Una historia en donde es muy probable que termines confundidx.