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"Sálvenme"
Escuché el sonido de la perilla girándose y luego las sandalias de Abby arrastrarse hasta le ventana, casi pude adivinar lo que iba a hacer, tuve que cerrar los ojos para que la luz no me diese con fuerza luego me revolví entre las colchas y me quejé.
- Por un demonio –alzó la voz- levántate.
Me tapé el rostro con una almohada y me quedé en la cama, estática.
- Ya pasó un maldito mes –intentó quitarme las frazadas pero me resistí y terminé hecha un ovillo en la esquina- Azul, tienes que levantarte, ya pasó un mes –dijo enojada mientras me miraba entreabrir los ojos de rato en rato.
- No tengo ganas –susurré.
- Azul, tu jefe ha llamado enojado, dice que no tendrá compasión de ti y que estás despedida si no te presentas esta misma tarde en la oficina –dijo- tu madre y tu hermana han llamado unas 30 veces para saber si ya te levantaste, sin contar los demás días que han estado llamando a mi teléfono o al de Yixing –se enojó- ya basta.
- No puedo –me aferré a la almohada y las lágrimas volvieron por si solas.
Sentí su mano en mi hombro y luego un suspiro.
- Tienes que levantarte, no puedes hacernos esto, Jong In ya se ha ido de Seúl con... ellos –dijo Abby en un susurro- yo sé que te dolió enterarte de aquello pero es hora de continuar.
- No puedo, de verdad no puedo –sollocé y me senté frente a ella- todavía lo veo, me acuerdo de ese momento y no puedo –Abby me abrazó y acarició mi espalda.
Y ahí venía esa parte de la historia que pretendía obviar, parte de mi vida que quería simple y sencillamente que desapareciese.
Jong In, su nombre todavía provocaba que mi cuerpo temblase y que mi corazón latiese rápido, sin embargo, ahora algunas otras cosas se habían sumado a esas emociones, ahora lloraba cuando oía su nombre y las lágrimas se me caían cada que pensaba en él.
- Jong In y yo habíamos sido novios desde que había ingresado a trabajar como secretaria en una importante empresa, había llegado como mandada del cielo porque aquella empresa iba a caerse a pedacitos y curiosamente conocí a Jong In una semana antes, él siempre fue mi amuleto de la suerte desde ese entonces, plagó mi vida de amor y pensé seriamente en formar una familia con él, estaba enamorada, Jong In y yo éramos únicos y por lo tanto especiales. Las cosas cambiaron de repente una semana antes de que cumpliéramos dos años, habíamos planeado ir a Busan con sus primos pero él desistió a última hora, estuvo muy distante esa semana, lo recuerdo bien, luego de ello todo volvió a duras penas a ser literalmente normal. Hace un mes mientras Abby y yo íbamos de compras lo vimos en una tienda, estaba en el espacio de artículos de bebés, mientras tomaba entre sus manos unos peluches rosas, sonreí al verlo, por un momento en mi pequeña cabeza pensé que los iba a comprar para nosotros pero luego de ver una mujer a su lado con una bebé en brazos todo cambió. Abby se detuvo a mirarme, ella podría tal vez ser alguna prima, pensé en mi subconsciente hasta que los vi besarse y tomarse de las manos mientras andaban con la bebé por los pasillos. Me acerqué hasta ellos totalmente enojada y con las lágrimas inundando mis ojos. Abby intentó detenerme pero él giró justo cuando iba a tocar su mano, quería sentirlo.
