Confused » Jicheol.

Diecisiete.

— ¡Papá! ¡Ya llegue! — Exclamó Jihoon ingresando a su hogar.

No oyó respuesta así que supuso que el hombre estaría ocupado viendo televisión o quizás durmiendo.

No habían señales de su hermano por ninguna parte, seguramente porque este aún no había llegado de su salida.

Fue hasta la cocina para servirse algo para tomar y se encontró con su madrastra cocinando.

— Hola... — Saludo él.

La mujer no contestó y siguió con lo suyo.

Jihoon solo la ignoró y se dirigió hacia el refrigerador.

Tomo una lata de Coca-Cola y se dirigió hacia el sofá, dispuesto a mirar la televisión.

En ese momento vio a su hermano entrar por la puerta principal, con una sonrisa de oreja a oreja.

— Hola Jeonghan, la pasaste bien hoy, ¿Verdad? — Le preguntó el más bajo riendo.

El pelinegro se sentó a su lado y suspiro.

— La pase excelente. ¿Que hay de ti?

Jihoon le contó que salio con Seungkwan, sin embargo cuando este le preguntó a su hermano acerca de su salida, Jeonghan no dijo nada, cosa que le pareció extraño al menor.

— Hijo, hice Ramen, ¿Te gusta, verdad? —  La mujer se apareció detrás de ellos haciéndole la pregunta a Jeonghan.

— Sabes que si, mamá. — Respondió el pelinegro poniendo los ojos en blanco.

— Ven a comer entonces.

A Jihoon no le extraño para nada que la mujer haya ignorado totalmente su presencia.

Solo esperaba que por lo menos si haya hecho comida para él.

Se dirigieron al comedor y se sentaron en la mesa.

El padre de Jihoon se apareció sentándose junto a ellos.

Y luego apareció su madrastra con la comida.

Nadie dijo nada durante la cena, solo se oía un terrible silencio incómodo.

De pronto comenzó a sonar el celular de Jihoon.

— Lo siento. — Se disculpó mientras atendía la llamada. — ¿Hola?

— Hola mi amor, te extraño.

El sonrojo en las mejillas de Jihoon fueron suficiente para que todos allí se dieran cuenta con quien estaba hablando, cosa que no le agrado nada a su madrastra.

— Espera, estoy comiendo, ahora no puedo. — Le dijo sonriendo.

— Exacto. Estamos comiendo, no es el momento adecuado para que tú hables con... Ugh, ese. De hecho creo que lo mejor será que dejes de frecuentarlo, y estoy segura de que tu padre también esta de acuerdo conmigo. — Dijo su madrastra.

— ¿Qué? ¿De que rayos hablas? — Corto la llamada para no preocupar al mayor. —  ¡Seungcheol es mi maldito novio y no lo dejaré por culpa de tu estúpida homofobia! — Exclamó poniéndose de pie.

— ¡Cuida tu boca, jovencito!

— ¡Entonces tu cuida lo que dices sobre mi novio! — Dicho eso el más bajo se retiró de allí.

Cerro la puerta de su habitación con llave.

Se estaba comenzando a hartar de las estupideces de su madrastra y no tenia problema alguno en irse de esa casa con tal de no aguantarla más.

Oyó golpes detrás de la puerta.

— Jihoon, abre hijo. Tenemos que hablar. — Era su padre.

Aunque realmente no tenía ganas de hablar con absolutamente nadie, por alguna razón, se puso de pie y abrió la puerta.

El hombre paso y se quedo ahí de pie mientras que Jihoon se volvía a recostar en la cama.

— Escucha, mientras ustedes salieron, tu madre volvió del trabajo y hablamos.

— ¿Hablaron sobre mi, verdad?

— Bueno... Si. Y tomamos una decisión, acerca de ti y Seungcheol.

En ese instante el corazón del más bajo comenzó a latir un poco más rápido.

— Discutimos, y lo intente, en verdad intente que entendiera que tu eres feliz con él. Pero se dejó cegar por su intolerancia hacia los homosexuales, al punto en el que me amenazó con dejarme e irse con Jeonghan y no puedo permitirle eso. Con él tiempo ese chico se transformó en un hijo para mi al igual que tú, no podía permitir que me alejara de él y además... Aunque tal vez no lo entiendas, pero yo amo a esa mujer y tampoco puedo dejar que me deje.

— ¿Q-Qué? ¡Ella quiere que termine con Seungcheol y tú se lo permites! ¡Sabes que lo que ella quiere no es solo que lo deje, si no que también deje de ser gay! Y eso no pasará.

— Lo siento Jihoon, la decisión ya esta tomada, deberás dejar a Seungcheol y dejar de frecuentarlo. — Aunque el padre de Jihoon trataba de sonar firme, obviamente no lo lograba, estaba consciente de que esa decision afectaría en sobremanera a su hijo.

— ¡Pero papá! ¡Lo amo, no puedes hacerme eso! — Exclamó a punto de llorar.

— Una vez más, lo siento. No hay nada más que pueda hacer.

Dicho eso el hombre se fue de la habitación.

Jihoon llamó a Seungcheol y le contó absolutamente todo, y no pudo evitar soltar lágrimas mientras lo hacia, cosa que no pudo hacer más que preocupar al mayor.

Sin embargo, ambos se prometieron que no dejarían que nada los separe, y que harían lo que fuera para estar juntos.