7. Stay with me

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¿Tú?- pregunta Michael incrédulo- Tú no te sabes esta canción.

- ¿Ah no? ¿Quieres apostar algo?- digo retándole con la mirada.

- ¡Bien!- aplaude entusiasmada Klara- Pero tenéis que hacerlo bien. Igual a como lo hacen Hans y Anna.

Michael y yo nos miramos avergonzados sabiendo a lo que se refiere la niña.

- Espero que no desafines mucho- me dice Michael y yo le quito el micrófono de la mano.

Empieza a sonar la música y como si de un musical de Broodway, interpreto la canción con toda la credibilidad que soy capaz de mostrar para contentar a la niña.

Rocío: - Okey, can I just, say something crazy?

Michael: - I love crazy. [] And maybe it's the party talking or the chocolate fondue.

Increíble. Creí que no se esforzaría mucho para cantar pero parece totalmente cómodo haciendo este ridículo ante las risas y burlas de sus familiares.

M: - I mean it's crazy.

R: - What?

M: - De finish each other...

R: - Sandwiches!

M: - That's was I was gonna say!

No puedo dejar de reír durante toda la canción. Además me ha sorprendido ver lo bien que canta.

RyM: - Jinx! Jinx again! Our mental synchronization. Can have but one explanation.

Eso último lo hacemos como en la película, bailando como un robot.

Cuando llegamos al final de la canción, evitamos interpretar las últimas frases, para el disgusto de Klara, pero creo que los dos pensamos que ya sería demasiado.

Terminamos y todos nos aplauden mientras nosotros hacemos referencias.

- ¡Venga, niños! Fin del espectáculo. Es hora de ir a dormir- dice Moa a los pequeños.

Klara corre hacia su tío y éste le coge en brazos para recibir su besito.

- Te quiero mucho, tito Mickey.

- Yo también, princesa- le contesta con una mirada enternecedora que hace que mi corazón se estruje.

- ¿Queréis que salgamos a dar una vuelta por ahí?- pregunta Enzo.

- ¡Sí!- grita Emily entusiasmada.

°°°

- ¿Quieres tomar algo?- me pregunta Michael sonriéndome por primera vez desde que le conozco, y puedo jurar que pocas sonrisas tan bonitas como la suya he visto en toda mi vida.

- C-claro- le contesto tartamudeando- No seas estúpida, Rocío, controla tu líbido-. Debo admitir que verle cantar para su sobrina me ha ablandado un poco.

Enzo, Roger y él se arriman a la barra y nos traen lo que pedimos cada una.

Vamos hacia unos sofás que hay en un rincón del local. Michael se sienta a mi lado. Comenzamos un charla animada mientras bebemos. Roger cuenta anécdotas sobre el día en el que Moa le presentó al tío Loke y que éste había intentado ligar con él. Risas continuas y mucho alcohol.

- ¿Cómo te la sabías?- me pregunta de repente Michael en un tono que sólo puedo escuchar yo.

- ¿El qué?- pregunto confundida mirándole a los ojos y las tripas se me revuelven de los nervios.

- La canción. No te hacía yo fan de Frozen- me dice divertido.

- Yo tampoco te hacía a ti fan de esa película y te sabías hasta el bailecito del robot- le digo vacilándole.

- Qué va- dice y suelta una carajada- joder, qué sexy es cuando se ríe-, pienso.- Si me sabía la canción es porque Klara me la ha hecho ver innumerables veces- dice alegre.- Siempre que viene a verme a Zúrich, no falta que traiga la dichosa película. Finalmente terminé comprándola y ahí la tengo, en mi estantería, rodeada de películas de Tarantino y Star Wars.

Me río con ganas. Al parecer, el suizo aburrido puede ser divertido cuando quiere.

- ¿Por qué te mudaste a Zúrich?- pregunto aprovechando que parece que está más receptivo a hablar conmigo.

- Trabajo, principalmente- dice encogiéndose de hombros.- Fstudié allí y terminé enamorándome de la ciudad, así que decidí quedarme y fundar mi empresa en ese lugar.

- ¿Eres dueño de una empresa?- digo sorprendida. Suponía que tendría un alto cargo pero, ¿el dueño?

- Ajá- afirma bebiendo de su copa quitando importancia al tema.

- ¿Cómo que "Ajá"? ¡Eso es increíble!- digo alzando mis brazos- Ojalá tuviese yo la mía propia.

- ¿Y por qué no lo intentas?- me dice y yo le miro frunciendo mi ceño.

- Si fuese tan fácil...

- No lo es. Te lo dice alguien que empezó de la nada- me dice pero de forma muy humilde. Pensé que un tipo así sería arrogante, pero él no se pavonea sobre sus logros, ni me intenta intimidar con su estatus.

- No me veo capaz.

- Pues yo sí creo que lo podrías lograr- me dice y el corazón se me encoge.- Aunque prefiero que te quedes donde estás- le miro confusa- No quiero más competencia de la que ya tengo- me dice riendo y yo río con él.

Paramos de reír y nos quedamos mirando a los ojos. Creo que el corazón se me va a salir del pecho.

- Em... Y-yo quería pedirte disculpas- le digo apartando mi vista- Ya sabes, por lo que pasó el otro día. No era mi intención ofenderte- le digo tan rápido que tropiezo con mis propias palabras.

- No, por favor. Discúlpame a mí- le miro frunciendo mi ceño.- A veces puedo llegar a ser algo... Irascible.

- Quien dice irascible dice aburrido- le digo bromeando.

- Un aburrido suizo, ¿no?- me dice con su gran sonrisa y yo río.

De pronto, se pone en pie y estira su mano hacia mí.

- ¿Quieres bailar?- pregunta y me doy cuenta de que está algo nervioso.

- Por supuesto- digo tomando su mano.

Vamos a la pista y comenzamos a bailar y a saltar junto al resto de gente. Disfrutamos canción tras canción y empieza a sonar una lenta. Nos miramos a los ojos y Michael me pega delicadamente contra él. La canción es Stay with me. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en su hombro. El momento es precioso. Ninguno de los dos dice nada, sólo sentimos nuestras respiraciones y los latidos del corazón uno del otro. Él se separa un poco de mí y me mira con sus preciosos ojos azules.

- Quién me diría hace unos días que estaría así contigo- le digo sonriendo.

- Y a mí- me dice y se pone serio- Pero creo que en el fondo lo deseaba.

- ¡Aaaaaay! ¡No me puedo creer lo que me ha dicho! Al final no voy a ser yo la única desesperada-, pienso, porque no me salen palabras para contestarle.

- ¿Puedo besarte?- me pregunta y creo que necesito que alguien me pellizque para saber que esto no es un sueño.

No sé si es por el alcohol, las luces, la canción, la situación, pero no me lo pienso dos veces y asiento lentamente con la cabeza para recibir su beso.

Al principio es lento y tierno, pero a medida que profundiza el beso, comienza a ser más duro y pasional.

- ¿Quieres que nos vayamos?- me dice cuando se separa de mí y yo asiento como una autómata sin cerrar mi boca aún.

Puede que no quisiese otro fracaso amoroso, pero esto es atracción pura y dura por ambas partes.

Que pase lo que tenga que pasar que yo voy a disfrutar al máximo de esta noche- ¡Qué me quiten lo bailao'!-.

Rocío y sus noviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora