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19 de marzo de 2016

Michael aparca el coche frente a la casa de sus padres. Con la emoción del momento le dije que quería conocer a su hijo pero ahora estoy aterrada. Sé que es algo que tendré que hacer antes o después pero, ¿por qué no mejor después?

- ¿Estás bien, cariño?- me pregunta Mike sacándome de mis pensamientos.

- Sí, sólo es que estoy algo nerviosa- me sincero.

- ¿Nerviosa?- frunce el ceño.- Ya has estado más veces en la casa de mis padres.

- Lo sé, pero eso fue antes de que fuésemos pareja y de saber que tienes un hijo al cual voy a conocer hoy- le digo con una sonrisa nerviosa.

- No tienes por qué preocuparte, Rocío, todo saldrá bien. Aunque debo confesarte que mi hijo es un poco difícil.

- ¿Cómo?- me alerto.

- Ya sabes, está en la edad del pavo, amargado con todo el mundo- asiento recordando cómo era yo a los dieciocho.- Vamos- salimos del coche y Mike sujeta mi mano arrastrándome hasta la puerta de entrada.

- Tengo un presentimiento raro- llama al timbre y nos recibe su padre.

- ¡Rocío! Cuánto tiempo,- dice dándome un gran abrazo,- pasad, pasad,- nos apremia.

Y como siempre, esta casa está llena de vida. Los sobrinos de Michael corretean de aquí para allá mientras el grade del tío Loke corre tras ellos. Ojalá yo llegase con esa vitalidad a su edad.

De la cocina salen Agnes y Emily, ésta última pega un grito al verme y se tira sobre mí.

- ¡No me lo puedo creer! ¿Por qué nadie me avisó de que venías? ¿Hace cuánto estás aquí? ¿Hasta cuándo te quedarás?- dice de carrerilla.

- Emily, no la agobies, por favor- reprende Agnes a su hija menor.

- Dame una abrazo, cariño- me dice Agnes estrechándome entre sus brazos.- Veo que seguiste mi consejo- me susurra para que nadie máslo oiga y yo asiento sonriendo.- Id sentandos que sólo faltan Enzo y mi nieto- le dice a Michael.

No recordaba al hijo de Michael por lo que vuelvo a ponerme nerviosa. ¡Qué locura! Ni siquiera sé cómo se llama.

La madre de Michael comienza a sacar cosas de la cocina.

- ¿Necesitas ayuda, Agnes?- la pregunto.

- Sí, por favor.

Cuando todo está servido nos sentamos todos en la mesa. Los niños igual de revoltosos que siempre y su madre volviéndose loca controlándolos.

- Bueno, Rocío,- me dice el padre de Michael,- ¿qué tal con tus insoportables jefes?- todos ríen y yo me pongo como un tomate.

Todavía recuerdo la cena en la que dije dónde trabajaba y ninguno comentó nada.

- ¡Claro! Ahora entiendo por qué todos pusisteis aquel día esas caras de circunstancia. Gracias por avisarme- les digo poniendo cara de enfadada.

- Lo siento, guapa, pero ese momento fue realmente sublime- me dice el tío Loke.

De pronto llaman al timbre y me tenso. Emily se levanta para abrir la puerta y Enzo y un chico joven entran con ella.

Un momento... ¡no puede ser! Yo a este chico lo conozco.

Todos se levantan para saludar a Enzo y a ese chico con gesto hosco.

- ¡Pelirroja!- dice Enzo dándome un abrazo pero yo estoy tan tensa que se me doblo me parto.- No sabía que vendrías.

Cuando me giro para enfrentarme al chico veo que tiene su boca entreabierta y sus ojos como platos. Vaya, creo que él está igual de sorprendido que yo.

- Abel, te quiero presentar a alguien- le dice Michael pero no le deja hacer las presentaciones.

- Tú... ¿tú qué haces aquí?- me dice en español entendiéndolo solo Michael y yo.

Todos se quedan en silencio sin entender qué es lo que ocurre.

Yo tartamudeo intentando hablar pero las palabras se quedan atascadas en mi garganta. ¡Es el chico de la plazoleta! ¿Qué posibilidades había de que fuese el hijo de Michael? Estoy completamente en shock.

- ¿Qué ocurre?- pregunta Michael frunciendo el ceño.

- Te he hecho una pregunta- dice Abel enfadado.

- Yo... yo...- realmente no sé qué decir.

Su gesto de absoluto enfado tampoco ayuda a apaciguar mis nervios.

- Abel,- le dice Michael con el mismo gesto de enfado,- ella es Rocío, mi novia.

Si creía que era imposible que alguien abriese más sus ojos, estaba equivocada. Abel dejó de parecer enfadado y pasó a reflejar decepción. Supongo que piensa que vengo a sustituir a su madre; no es mi intención, ni mucho menos.

- ¿Por qué?- me pregunta y me duele ver la mirada entristecida de Abel, el chico al cual más me costaba sacarle la mínima palabra y al que ya había empezado a coger cariño.

Nadie entiende lo que ocurre. Ninguno de los dos quita sus ojos el uno del otro. Abel desvía la mirada y se gira para marcharse pero Michael le sujeta del brazo.

- ¿A dónde crees que vas?- le reprende de forma dura y llama mi atención.

- ¡Suéltame!- le grita a su padre furioso.- ¡Siempre lo tienes que joder todo!- Grita histérico y se marcha al jardín.

Todos me miran pidiéndome explicaciones con la mirada, sobre todo Michael. Yo no sé que hacer.

- Voy a hablar con él- por fin reacciono.

- No creo que sea buena idea, Rocío- me dice Michael y en su cara se refleja enfado y a la vez tristeza.

-- Déjame ir, confía en mí- le susurro y él asiente poco convencido.

Salgo al jardín y miro hacia todos lo lados en su búsqueda y le veo sentado en un banco sentado de espaldas a mí. Me acerco y me sitúo de pie a su lado.

- ¿Puedo sentarme?- le digo y no dice nada.

Está sentado abrazando sus piernas, con la barbilla apoyada en sus rodillas. Tiene su mirada perdida hacia el frente. Me siento a su lado sin esperar respuesta.

- Abel, ¿qué te ocurre?- le pregunto apenada.

- Siempre lo hace- dice al rato susurrando.

- ¿Quién?

- Mi padre- dice sin más.

- ¿El qué, cariño?

- Estropearlo todo.

Me deja muda escuchar eso y me rompe el alma. Cuando nos encontrábamos con nuestros perros, tenía la impresión de no caerle muy bien, pero su rechazo tan directo me toca de lleno.

- Abel, entiendo que tiene que ser duro para ti esta situación, pero quiero que sepas que yo no estoy aquí para sustituir a nadie. Simplemente soy la novia de tu padre. Yo no sé qué habré hecho o dicho para que me odies tanto pero...

- ¿De qué hablas?- me pregunta mirándome.- Yo no te odio a ti,- me corta sorprendiéndome,- al que odio es a mi padre.

Rocío y sus noviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora