17 de diciembre de 2015
Llevo cuatro días en Ginebra y esto es fantástico. Todo es precioso y aunque aquí se hable francés, con el inglés te puedes manejar perfectamente. He ido a visitar cada monumento habido y por haber, he paseado por sus calles y... ¿A quién pretendo engañar? ¡Me aburro como una ostra! Puede que esto sea precioso, pero por el día todo es tan frío y serio...
Llego al hotel y al entrar por la recepción un niño al que ya había visto rondar por allí me da con un balón.
- ¡George! ¡Te dije que dentro del hotel no se jugaba!- grita una mujer que no llegaba a los cuarenta años.- Lo lamento muchísimo- me dice la pobre mujer con un apuro tremendo.
- Tranquila, no se preocupe. Tengo dos sobrinos y sé lo incontrolables que se vuelven en ocasiones- le digo para sacarla del apuro.
- ¡Y que lo digas! Hemos venido a visitar a unos familiares y cuando nos reunimos todos, siempre termino de canguro de estos pequeños monstuitos- dice dando una colleja a otro niño que corría por ahí.
- ¿Son tus hijos?
- ¡Qué va!- me dice horrorizada.- Me encantan los niños, pero para los demás. A mí sólo me gustan para un rato.
- Entonces como a mí - reimos- Por cierto, me llamo Rocío- le digo estirando mi brazo.
- Emily, encantada de conocerte- dice tomando mi mano mientras me sonríe- Supongo que no eres de aquí, ¿me equivoco?
- No, soy de España. ¿Y tú?
- Yo soy suiza, pero de Zurich. Mis padres viven aquí y en Navidades nos reunimos todos en su casa pero este año he preferido quedarme en un hotel. No soporto los "¿Qué tal están tus ocho gatos?", "¿Cuándo tendremos otro bastardillo corriendo por aquí?", " ¿Cuándo te echarás un buen novio?"... Es insoportable.
- Te entiendo más de lo que crees- digo sonriendo.
- ¡Emily!- dice una voz masculina. Me giro y veo a un apuesto hombre de unos cuarenta y cinco años, con ojos claros como los de Emily, pero moreno, y no rubio como ella.
- ¡Por fin!- dice Emily alzando los brazos teatralmente- ¡Mocosos! Venid aquí- grita y dos niños llegan corriendo.- ¿Echaréis de menos a vuestra tía favorita?
- ¡Sí!- dicen los dos niños al unísono.
- ¡Dadme un beso, monstuitos!- dice mientras les abraza cariñosamente. Yo miro la escena enternecida añorando a mis sobrinos.
- Gracias por haberte quedado la pasada noche con ellos- dice el hombre apurado.
- No te preocupes- le dice poniéndose de pie de nuevo tras agacharse a abrazar a los pequeños.- Oh, se me olvidaba- dice ella dándose cuenta de mi presencia- Rocío, éste es Enzo, mi hermano mayor y padre de estos demonios. Enzo, ella es Rocío, una amiga- dice y yo sonrío. Le doy la mano a modo de saludo.
- Mucho gusto, Rocío- me dice Enzo con una sonrisa sincera.
- Lo mismo digo.
- Bueno chicas, os tengo que dejar porque si no vuelvo con los chicos antes de la hora de comer, su madre me matará - dice fingiendo miedo y reímos- ¿Te veo para la cena, Em?
- Claro, allí estaré, hasta luego- le dice acompañándole a la puerta del hotel- ¿Quieres ir a comer por ahí?- me pregunta.
- ¡Si, por favor! Como pase sola más tiempo creo que me volveré loca.
- ¿Pasarás sola las Navidades?- pregunta sorprendida.
- Una larga historia, te lo cuento comiendo.
°°°
- Por favor, para, no puedo más- dice Emily secándose las lágrimas mientras reía.- Mira que creía que mi vida era triste pero la tuya es digna de ser escrita por Nicholas Sparks.
- Tampoco exageres- digo cansada de sus burlas.- Para ya, ¿no? Llevas media hora sin parar de reír.
- Lo siento, perdón, te lo juro, pero es que es muy cómico- dice parando de reír poco a poco.- La última, por favor, solo una más- dice poniendo ojos de cachorro abandonado.
- De acuerdo, una más y ya- digo metiendome un trozo de pastel en la boca. Estábamos ya en los postres y hablando nos hemos dado cuenta de que tenemos muchas cosas en común.- Bueno, la historia de Iván es de mis favoritas. Tenía veintidós años. Era la graduación de la universidad y él había ido a clase los cuatro años conmigo pero nunca antes se había atrevido a confesarme que le gustaba. Esa noche, estábamos en una discoteca y me lo confesó. Iba muy borracho y yo le dije que mejor hablaríamos mañana. ¡Te juro que yo había estado coladita por él desde que le ví! Pero no quería que se me declarase de esas formas. Tenía complejo de princesa Disney, qué le voy a hacer...- digo encogiéndome de hombros.- Ante mi negativa, el se subió a la cabina del dj, le hizo parar la música y le quitó el micro.
- ¡Oh, Dios! Esto es magnífico. ¿Y qué pasó?- dice riendo.
- Dijo a través del micro: "Rocío Callaghan, me muero por tus huesos. Las canciones de Alex Ubago me recuerdan a ti y lo que es más...", pero no pudo terminar de hablar- digo haciendo una pausa dramática- Empezó a vomitar desde lo alto de la cabina y adivina a quién le cayó encima su desayuno.
- No, por favor, dime que no te vomitó encima el día de tu graduación.
- De la cabeza a los pies- le digo rotundamente.
- ¡No puede ser!- dice riéndose a carcajada limpia- Y tú ahí con tu peinado de peluquería y tu vestidito de princesa.
- Todo muy patético, lo sé. Pero supongo que ya estoy acostumbrada a que me ocurran ese tipo de cosas- digo resignada.
- ¿Por qué?- pregunta Emily más calmada.
- Por la maldición de Samuel Martínez- digo achinando mis ojos.
- ¿Quién es Samuel Martínez?- pregunta ahora interesada.
- Cuando iba al colegio, un niño se me declaró. La verdad es que fue muy bonito pero a mí me gustaba otro chico, Julián del Campo Martín- digo sonriendo- El caso es que Samuel me dijo que me quería y yo le escupí, le tiré al suelo y me reí de él. Lo sé, era muy cruel. Si pudiese volver al pasado pegaría a mi yo de siete años.
- Qué mala. Pero, ¿qué es eso de la maldición?
- Samuel Martínez me dijo llorando que nunca jamás sería capaz de amar a nadie. En ese momento me sonó hiper dramático y ridículo. Todos nos reímos de él. Pero quien ríe último, ríe mejor. No sé qué habrá sido de él pero seguro que le va mejor que a mí.
- ¿Y por qué le llamas por su nombre y apellido?
- Porque a los compañeros del colegio siempre se les recuerda por nombre y apellido- digo sonriendo.
- Pues yo creo que eso de la maldición es una tontería- dice Emily y la miro sorprendida.- Estoy segura de que conocerás a alguien especial cuando menos te lo esperes.
- Ojalá...- digo sonriendo pero poco convencida.
Volvemos andando hacia el hotel.
- ¿Por qué no vienes a cenar esta noche con mi familia?- me pregunta Emily.
- Emily, lo bueno de no tener novio es no tener que conocer a la familia- le digo riendo.
- ¡Tengo una idea mejor!- dice frenándose en seco para luego retomar el camino- Esta noche saldremos de fiesta después de cenar- dice entusiasmada.
- Bueno, la verdad es que no me vendría mal un poco de diversión.
- ¡Perfecto!- dice llegando a la puerta del hotel- Entonces a las nueve y media te paso a buscar.
- De acuerdo- digo animada.
- ¡Hoy terminas con la maldición!
- Lo dudo...
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Rocío y sus novios
ChickLitRocío es divertida, ingeniosa y trabajadora. Un personaje que te recordará a ti misma. Pronto aparecerán en sus vidas dos hombres que lo cambiarán todo para ella. Una historia con una mujer real, con los mismos problemas e inquietudes que todas pod...