31 de diciembre de 2015
La noche más mágica del año llegó por fin. Sé que hoy será el día en el que más nostálgica me ponga. Nunca había pasado una Noche Vieja fuera de casa y aunque por un lado me entristece, por otro sé que será un momento muy especial.
Ataviada con toda la ropa de abrigo de la que soy capaz de soportar sobre mí, camino por las decoradas calles de Ginebra. Me encanta la Navidad. Todo se ve de forma diferente. Tan mágico, tan reconfortante. Si a esto le sumamos que está nevando, obtenemos la combinación perfecta.- Joder, Rocío. Parece que estás dentro de una película de Serie B de Antena 3 un domingo por la tarde,- pienso mientras introduzco las manos en los bolsillos de mi abrigo buscando algo de calor.
Comienza a nevar con mayor intensidad y decido entrar a una cafetería a esperar a que se suavice el temporal.
- Un café solo, por favor- le digo al camarero.
Me siento en una mesa pegada a un gran ventanal y tras unos minutos el camarero me sirve mi café.
Me quedan pocos días para regresar a casa y continuar con mi vida. Me recuerdo a mí misma facturando mis maletas en el aeropuerto y sonrío pensando en que nunca hubiese imaginado vivir lo que he vivido durante estos días. Y todo se lo debo a Emily. Si no hubiese sido por ella, seguramente hubiese regresado antes de tiempo a Madrid.
De pronto, entra un hombre moreno por la puerta.
- ¿Y qué quieres que haga, mamá? A mí también me entra morriña en estas fechas- escucho como dice el hombre con un inconfundible acento gallego- Te tengo que dejar. Dales a todos un beso de mi parte- dice quitándose la nieve de sus hombros- Yo también os quiero, adiós.- Cuelga y sonríe mirando su teléfono.
Alza su vista y se encuentra con la mía. Yo la bajo rápidamente avergonzada por haber sido pillada espiando su conversación.
- ¿Hola?- vuelvo a alzar mi mirada para encontrarme con el hombre sonriendo ahora a mí lado.
- Hola- respondo a su saludo en español-, lo siento, no era mi intención ponerme en plan "maruja" y escuchar tu charla.
- No, no, tranquila. Hablaba con mi madre. En estas fechas se echa de menos a la familia- me dice.
- Te entiendo- digo recordando a la mía.
- ¿Puedo?- dice señalando el asiento que hay frente a mí y yo asiento con la cabeza.- ¿Sabes? Es reconfortante encontrarte con alguien de la Península por aquí. Por cierto, soy Sebastián, pero todos me llaman Sebas.
- Encantada, Sebas. Yo me llamo Rocío- digo extendiendo mi mano sobre la mesa pero el la rechaza levantándose de su silla y acercándose a mí.
- Permíteme- dice agarrándome por los hombros e inclinándose para plantar dos besos en cada una de mis mejillas.- Perdón, es que echo de menos estas cosas- dice mientras se sienta.
- Tranquilo- digo riendo.- Por tu acento diría que eres andaluz.
- ¡Casi! Soy gallego, de Lugo- dice riendo ahora él. - Y por tu acento serás como mínimo vasca.
Reímos mientras hablamos sobre nuestras vidas. Al parecer, Sebas lleva en Suiza desde hace 4 años, por culpa de la crisis y de la falta de trabajo. Me habla sobre su familia y sobre lo duro que fue para él dejar su tierra al principio, pero que ahora no se arrepiente de haberlo hecho.
- ¡Ro!- miro hacia la chica que ha gritado mi nombre llamando mi atención y sonrío ampliamente al ver que es Emily.
- Em, ¿qué haces por aquí?- pregunto tras abrazarla.
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Rocío y sus novios
Literatura KobiecaRocío es divertida, ingeniosa y trabajadora. Un personaje que te recordará a ti misma. Pronto aparecerán en sus vidas dos hombres que lo cambiarán todo para ella. Una historia con una mujer real, con los mismos problemas e inquietudes que todas pod...