Buscando marido |BxB| |FxF|

Capítulo 1

Narra Bon:

Estaba completamente destrozado. Mi padre, mi héroe, me había sacado de la casa.

Fue horrible, no me golpeó porque yo ya había salido corriendo. Estaba caminando por la zona de los Nightmare con mi maleta en el hombro, ahí llevaba unas cuantas prendas, sin contar mi guitarra. No tenía nada más, por suerte, mis cosas para las clases estaban en el colegio puesto que las guardé en el casillero.

– ¿Eh, hay alguien ahí? –oí esa voz que me hacía estremecer–.

Ay no, ay no, ay no. ¡Bonnie! ¡¿Qué aguacates hacía aquí?! ¡Es muy tarde! Agh, este chico no entiende... Oh no, las hojitas, ¡las hojitas, lo olvidé!

– ¡Bonnie, qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? –dije sonrojándome al máximo–.

– ¡Maestr--! Digo, Bon... –dijo un poco frío–.

– Oh, Bonnie yo...

Y por alguna razón del destino, me puse a llorar. Sí, a llorar. ¡Me sentía mal! ¿Okay?

– ¿Qué sucede? –dijo mientras me abrazaba–.

Oh por todos los aguacates.

Me estaba abrazando.

Bonnie me estaba abrazando.

Bonnie

Me

Estaba

Abrazando

¿Está bien querer gritar?

– ¿Eh... Hola? –dijo moviendo su mano frente a mí–.

– L-lo siento, ¿estás molesto conmigo? Digo, por lo de tus... –dije a punto de volver a llorar–.

– ¿Las hojas? No, tranquilo, creí que tú estabas molesto... Maestro –dijo sonriéndome–.

Es tan lindo... ¡¿Qué?! Bon, por favor.

– ¿Maestro?

– ¡Ah! D-dime...

– ¿Por qué lloras? –dijo arreglándose sus lentes–.

– ¿Por qué...? La pregunta es, ¡¿qué haces por aquí a estas horas?! ¡Sabes que Deuz y esa bola de tontos están por aquí!

– ¿No te enteraste? Ya no son tan malos, al menos ya no me golpean, aunque no me molestaba en lo absoluto –dijo y asentí–.

– Pero esa no es razón para que estés por aquí, solo –dije apartándome un poco, pues eso de estar conversando abrazados se me hizo un poco incómodo pero hermoso a la vez–.

– El ensayo con los chicos terminó un poco tarde... Je je je

Pude haber muerto en ese mismo momento. Su risa, por Dios.

– ¿Maestro?

– ¡Ah, sí! Bueno...

Silencio incómodo.

– ¿Y esa maleta? ¿A dónde va?

– ¿Qué? Oh... –mi vista se puso borrosa–. Bueno, a ningún lado, de hecho... Ya no tengo casa...

Él se quedó un poco sorprendido y antes de que pueda irme, me tomó del brazo.

– Puedes quedarte en mi casa si quieres, por mí no hay problema... –dijo sonriendo ampliamente–.

¡¿Enserio?!

– ¡¿Enserio?! –dije en voz alta–.

– Sí, así podremos practicar más a menudo, digo, si no te molesta... –negué–.