Capítulo 19

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Narra Bon:

Bonnie se separó de mí y pude observarle completo, de pies a cabeza, puesto que estaba de pie frente mi. Me sonrojé al instante.

– Vamos, Bon, ¿creíste que aquí acababa todo? –dijo de manera provocativa mientras se recogía su cabello–.

Mierda.

Tragué saliva, él lo notó y rió.

– Tranquilo, descansa un poco, iré a por algo... Yo no quiero embarazarte a ti –dijo antes de soltar una sonora carcajada y desaparecer por el pasillo–.

¿En serio?

Suspiré recobrando el aliento. ¿Me iba a partir el culo? Demonios. Pero si hace un rato que yo se lo partí a él...

Me paré del sofá, era un poco incómodo y como que el olor a sexo empezaba a esparcirse por el lugar. Caminé hasta la habitación de Bonnie, la puerta estaba entre abierta.

Recordé aquella vez en que Los Animatrónicos habían llegado a casa de Bonnie y yo estaba apresurándole y él respondió con un tono de voz peculiar...

Un momento.

Entré sin más y lo encontré con un condón en su mano, dispuesto a salir.

Cualquier adolescente con novia o vida amorosa interesante tendría un condón en su habitación. Pero que yo sepa, Bonnie no tenía novia y peormente una vida amorosa interesante.

– ¿Qué? –dijo riendo un poco–. Parece que has visto un fantasma, ¿quieres que lo hagamos aquí o...?

– ¿Por qué tienes condones?

– ¿Eh? Oh, Bon, no soy un próximo obispo o hijo de cura... –dijo frunciendo un poco sus cejas–.

– Bonnie, ¿por qué tienes condones? –murmuré un poco más lento–.

– Bon, ¿en serio quieres saber?

– Si, eso y también qué hacías ese día que vinieron tus amigos a ensayar.

Él se sonrojó.

– Dime –dije entrecerrando mis ojos–.

– Oh, bueno, Bon... Los condones los había comprado, eh... El día después de que llegases a mi casa –apartó la mirada, más rojo aún–. Ibas a quedarte y estábamos solos, como ya te dije, no soy próximo obispo ni hijo de cura, y tampoco tan bobo como para saber que te gustaba... Cosa que se confirmó después... –dijo acabando en murmuros–.

Me sonrojé también. ¿Él había pensado en esto desde...? Oh Dios.

– Y lo de ese día, estaba forcejeando porque... Bueno, ¿recuerdas qué pasó al final del ensayo? ¿Lo atrevido que me puse? Quería que provocarte, Bon... Y estaba usando mis tejanos más apretados por ti –el rojo de sus mejillas era demasiado fuerte–. Y como eran muy apretados, para ponérmelos, tuve que sufrir mucho, créeme, hasta tuve que saltar y por eso me demoré tanto...

Suspiró y me miró directo a los ojos.

– ¿Te he gustado todo este tiempo? –dije casi ahogándome con mis palabras–.

– Si –dijo simple–.

Se veía muy calmado pese al color que sus mejillas desprendían. Yo ya estaba poniéndome más rojo que él.

– Bueno, ven aquí –dijo caminando hacia mí–.

Caminé hacia él y por un segundo recordé que ambos estábamos desnudos. Mordí mis mejillas en un intento por dejar de sonrojarme como imbécil, pero me fue imposible. Bonnie me acarició la mejilla y luego me besó, el beso no era lo que esperaba, fue mejor. Un beso lento, lleno de sentimientos y una calidez que me produjo paz. Suspiré. Maldito Bonnie.

Buscando marido |BxB| |FxF|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora