Buscando marido |BxB| |FxF|

Capítulo 21

Narra Bon:

Jueves. Desperté gracias a unas manitos en mi rostro, Bonnie, de seguro. Bostecé mientras me sentaba en la cama, anoche había sido asombroso.

Flashback

Después de haberle dado sexo oral a Bonnie, antes de que se corriera, sin más me senté sobre él. Cerré mis ojos con fuerza, el dolor quemaba todo mi puto trasero, no debí haber entrado así...

– ¡Bon, Dios mío! –gimió él–.

Yo lloriqueé mientras me abrazaba fuertemente a él, no quería que viera mis lágrimas, es que en serio dolía, coño.

Estaba mordiendo mi labio inferior mientras sollozaba, sentí las manos de Bonnie viajar por mi espalda hasta mi trasero, donde empezó a ayudarme para hacer lo típico de subir y bajar. Pero el dolor estaba de puta madre, así que solté un gemido de dolor.

– ¿Bon? –dijo él, parando–.

No me moví.

– Bon, mírame –dijo besando mi cuello–.

Sus manos se posaron en mi cintura y poco a poco me alejó de él.

– ¿Estás llorando?

– Duele.

– Como no si te lo metiste de una.

– Cállate.

– Se te ve muy tierno haciendo pucheros.

– Algo me dice que mañana no podré caminar del todo bien...

– Y algo me dice que mañana no iremos a clase.

Me tiró a la cama y con delicadeza empezó a embestirme. Ya no dolía mucho, pero casi me sentía violado por mi culpa. Las embestidas aumentaron su ritmo al igual que los gemidos que ya no eran de dolor. Bonnie gemía de vez en cuando mientras me masturbaba y besaba.

Yo ya no podía más. Segundo orgasmo en la noche y caímos rendidos.

– Bon, ¿alguna vez te la habían metido?

– No.

– Lo noté.

– Okay.

Fin del Flashback

Sonreí inconscientemente, Bonnie apagó la alarma y me abrazó, yo puse mis manos bajo mi cabeza, acostándome, y suspiré.

– Entonces no iremos a clase –dije mirando el techo–.

– No, a ti te duele el culo.

– Ah, si...

– ¿Quieres...?

– No, sólo quiero dormir, contigo, así –dije abrazándolo y besando su cabeza, luego su frente, luego su nariz hasta que llegué a sus labios–.

– ¿Qué esperas? –rió–.

– Bonnie, ¿estás disponible esta noche? –susurré sin saber porqué–.

– Si, ¿por? –susurró también–.

– Te invito a cenar, es una cita –dije de la misma forma–.

– ¡Ya! Ah... Por cierto, ayer que saliste te vinieron a buscar tus amigas, Mangle está muy enojada.

¡SANTOS AGUACATES, MANGLE! Hice a Bonnie a un lado y corrí a buscar un teléfono, le marqué a Joy y esta enseguida contestó.

Inicio de llamada

– ¡Dime que Mangle no quiere matarme! –lloriqueé–.

– Mangle no quiere matarte.