Diecisiete.

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Y no me equivocaba, la noche termino bastante bien. Subimos a mi habitación casi corriendo y nos pusimos cómodos con la ropa que disponía de mi padre y de mi. Yo me vestí con mi pijama de verano y dejé otro a Amanda. Xander y Damon se quedaron con unos pantalones de chandal de mi padre y una camisetas normalitas blancas y de algodón aunque realmente les quedaban muy bien. Ambos tenían unos cuerpos bastante bien definidos. Se notaba que se cuidaban o, al menos, realizaban algo de ejercicio físico.

Después de ello, empezamos a proponer planes. Damon decía de ver una película, Xander de salir a alguna discoteca o pub...

— ¡Juguemos a la botella!—Propuso Amanda y todos nos miramos algo incómodos. Sería una situación bastante extraña ya que Xander y ell eran pareja. La noche terminaría fatal, como siempre que se juega a esto. 

Damon bajó rápido al salón para coger la primera botella que encontrase y empezar a jugar. Cuando la trajo, nos sentamos en la suave moqueta que se extendía sobre el suelo de mi habitación y empezamos a darla vueltas. Ahí comenzaron de verdad las risas.

Sobre las seis yo ya había dado cinco besos a Amanda y a Xander. Lo curioso de aquella situación era que Damon no salía. Las ansias de besarle de nuevo me estaban matando poco a poco por dentro. Me sentía nerviosa y emocionada a la vez. Quería besarle pero no quería que él notase que ansiaba hacerlo. 

Maldito juego. —pensé.

En la siguiente ronda Xander me dio un beso y vi como en la cara de Amanda y en la de Damon se podía hallar una pizca de celos. Esto era la cosa más rara que había vivido hasta el momento y mira que me habían pasado cosas extrañas.

— Damon, te toca. ¿Verdad, beso o mentira?—preguntó Xander mirándole con una sonrisa algo.. ¿coqueta? El alcohol que estábamos volviendo a ingerir empezaba a causarnos efecto a los cuatro.

— Esta vez voy a elegir beso.—dijo dudando y mirándome algo... ¿desafiante?

La botella giró y giró bastante rato hasta que finalmente se paró señalándome por fin. Mi corazón empezó a latir muy fuerte y sentí como mi respiración se agitaba. Amanda ahogó un grito.

— ¡Aleluya!—dijo él gritando y me sonrió. Según nos íbamos acercando para darnos el tan deseado beso vi como a Amanda se le iluminaba el rostro y sonreía como una idiota. Puse mis manos en su nuca y sentí como me temblaban de los nervios y de la emoción. Él me cogió de la mejilla muy suavemente y noté sus labios a milímetros de los míos. Me encantaba esta sensación. Me sentía completa. Al contacto de sus labios con los míos sentí una corriente eléctrica entre nosotros. Esto era demasiado genial. 

Su beso se sintió cálido y placentero. Era como estar en las nubles. Nunca me había sentido tan bien. No quería terminar el beso.

Damon y yo seguimos besándonos un rato largo hasta que nos vimos interrumpidos por Amanda.

Maldita sea.—gritó mi yo interior.

— ¿Hola? Sí, estamos aquí. Vamos a seguir por favor. Gracias.—dijo con el ceño fruncido.

Seguimos jugando hasta que me entró sed de algo que no fuese vodka o whisky, no sé si de tanto beso o de hablar. Sea como fuera yo necesitaba beber algo y me dirigí hacia la cocina. 

Toda mi casa estaba oscura y cuando llegué a mi cocina abrí el frigorífico haciendo que esta estancia se iluminara por su luz azulada. Busqué algo que llamara mi atención. Fui a coger un refresco de cola pero el zumo de naranja natural que había me convenció más y lo escogí. Me encantaba el sabor de éste, no podía desaprovecharlo.  Cuando fui a cerrar la puerta me encontré con un gran cuerpo musculado y de pelo castaño. Me asusté e intenté correr hacia mi habitación casi gritando pero ese chico me tapó la boca y me dijo al oído.

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