Llevaba ya cinco días en esta prisión sin saber nada de mis padres. Se me estaban empezando a agotar las esperanzas de que alguien me sacara de aquí con vida. No podía creer que les importase tan poco a mis padres, a mi familia. Mi madre siempre decía que yo era lo más preciado para ella y mi padre me quería con locura pero ahora me doy cuenta de todo. No sabía qué hacer, me encontraba perdida en este cubículo de cemento y hormigón. Las paredes cada vez me oprimían más y mi cuerpo estaba más débil. La ansiedad me estaba haciendo la vida difícil. Me faltaban mis pastillas. Cada segundo que pasaba la fuerza para luchar se desvanecía.
— Buenos días Alex.— entró Mike dejando un plato con algo extraño en él. El color de la comida era asqueroso y su olor daba arcadas— Preciosa, tus padres no han llamado así que tenemos dos opciones. La primera es llamarles de nuevo y amenazarle con tu muerte en veinticuatro horas y la segunda es matarte ahora en este mismo lugar. Aunque yo opto por lo primero, me da tanta pena matarte después de todo lo que hemos vivido juntos...— dijo mi secuestrador intentando mostrar una compasión que en él no existía.
Mike se sentó en la superficie gris de la mesa y cogió su iPhone para después marcar el que supongo que sería el teléfono de Daniel Meyer, mi padre.
— Hola señor Meyer, espero que haya dormido bien hoy. Dado que no hemos recibido noticias suyas en casi una semana hemos decidido proponerle nuestra última oferta de entregarle a su hija con vida. Tiene veinticuatro horas para pasar la valija diplomática que ya se encuentra en Francia y traerla hasta Londres o de lo contrario su hija morirá. Grabaremos su ejecución y se la enviaremos. Usted decide el destino de su hija. No es negociable son veinticuatro horas y las empiezo a contar desde ahora en adelante. Mañana a las 09:30 si no conseguimos lo que queremos despídase de ella para siempre.— se retiró el móvil de la oreja y colgó sin esperar contestación. Después me miró y se despidió con su mano izquierda para dejarme de nuevo encerrada allí.
Mi mente soñaba con salir de allí pero mi cuerpo no se sentía capaz. Miré al suelo y vi como la soga áspera que unía mis manos con la mesa se estaba empezando a romper debido al desgaste que había sufrido en toda mi "agradable estancia". Mis ojos se abrieron como platos al darme cuenta de ese pequeño detalle del que ni Mike ni Eli se habían dado cuenta. Para mi eso significaba una esperanza de, por lo menos, salir de allí.
Me bajé de la silla colocándome en el suelo para observar mejor el trozo de soga defectuoso e idear un plan para escapar. Necesitaba algo afilado para conseguir cortarla entera y también para quitarme las demás.
Tenía que pensar en ello pero ahora me sentía tan cansada que necesitaba cerrar los ojos y dejarme llevar por los brazos de Morfeo. Me recosté cerca de una de las patas de la mesa y me dejé arrastrar por el sueño.
No sé cuanto estuve durmiendo pero me despertó el ruido fuerte del golpe de la puerta al cerrarse. Suponía que sería Mike, como siempre. No abrí los ojos hasta que sentí un líquido frío cayéndome por el rostro. Odiaba tanto a Mike que le mataría sin dudarlo un instante.
— Despierta. Son las 17:00 y no sabemos nada de tus queridos padres. Me temo que no vas a salir de aquí con vida. Qué pena. Solamente venía a recordar viejos tiempos, ya sabes cuando tu y yo éramos felices.— su voz temblaba, se le notaba nervioso.
— No tengo que hablar ni recordar nada contigo. Te odio, vete joder. ME DAS ASCO.— dije borde y cortante mientras que me sentaba en la horrible y fría silla que llevaba destrozándome el trasero desde que llegué.
— Mira pequeña, si quieres hacer tus últimas horas más amenas es lo que tienes porque no creo que Eli quiera venir aquí para hablar con la persona a la que más odia en este mundo.— Me gritó inclinándose hacia mi y pude ver que en su cinturón llevaba el cuchillo que necesitaba para salir de allí. Tendría que actuar o inventarme algo para conseguirlo.
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Secrets #Wattys2016 #WEAwards2º #PremiosMusaRomance
Romance¿Qué pasaría si una de las personas más importantes de tu vida dice ser quien no es? Alexandra Meyer, una chica de metro sesenta de altura, pelo liso y oscuro y con ojos verdes está a punto de ver como su vida da un giro de ciento ochenta grados. Un...