— Damon, en serio. ¡Para el maldito coche!— grité perdiendo los estribos ya que él no me hacía caso.
— Déjame explicártelo pero, por favor, cuando llegue el momento.— respondió parando en el arcén.
— Damon, no puedo. Si no me cuentas la verdad no puedo seguir con esto. Me das miedo. ¿Cómo sé que no eres un asesino o que no eres de ellos?— dije intentando no romper a llorar.
— Espera, por favor. Confía en mi. Nunca te he hecho daño, siempre te he protegido.— me suplicó y noté como algo se rompía en mi interior.
— Lo siento. Desde que te vi con esa pistola, mi confianza en ti desapareció. Odio que me escondan cosas importantes. Yo... yo ya no sé quién eres.
No esperé contestación. Abrí la puerta y me bajé del impresionante coche de mi ex-novio. Al girarme para cerrarla le miré a los ojos. Esos tiernos y dulces ojos del color del océano estaban intentando reprimir las lágrimas. Si seguía mirándole, sabía que no me iría nunca, así que, cerré la puerta con fuerza y andé por el arcén alejándome de él, para siempre.
No sabía a donde me dirigía, caminaba sin rumbo en medio de una carretera en un sitio que no conocía. Me sentía expuesta al peligro y no sabía que hacer con mi vida. Una sensación de vacío me invadió por dentro. Damon era mi vida. Le quería muchísimo pero... ¿quién era?
Paré a un coche blanco el cual conducía una chica más o menos de mi edad. Ella era rubia y de ojos azules, muy blanca de piel y delgadita. Vestía con un precioso vestido azul que resaltaban sus ojos color cielo. Era bastante simpática y agradable aunque lo último que me apetecía ahora era hablar de algo. Le di la dirección del hospital porque aún seguía queriendo ver a Amanda. Antes de llegar, paramos en una gasolinera y bajé un momento para ir al baño mientras que ella repostaba. Entré en el aseo y me miré en el espejo. No podía reprimir más las lágrimas. Quería llenar ese vacío. Me sentía en la mierda, completamente.
Cuando por fin llegamos al hospital, cogí el ascensor que tantos recuerdos me traían y llegué a su habitación. Cuando abrí la puerta ella me dedicó una sonrisa perfecta y llena de alegría. Yo sin embargo corrí hacia ella para abrazarla y llorar a gusto.
Mandy me abrazó lo más fuerte que pudo y fue lo que me hizo llorar más. Mi mundo ya no tenía sentido, no tenía con quién compartir mi vida. Nadie volvería a querer aquél desastre como lo había hecho Damon. Me notaba volver a caer en aquél agujero.
Le conté todo lo sucedido mientras que lloraba. No podía parar. El dolor que sentía dentro de mi pecho era tan grande que me iba desgarrando poco a poco.
— Amanda, ¿qué voy a hacer ahora?
— Vivir, Alex. Nos quedan muchas cosas que disfrutar en este mundo todavía. Hay momentos malos pero siempre podemos superarlos juntas. Recuerda nuestro lema "siempre juntas, siempre fuertes".
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Secrets #Wattys2016 #WEAwards2º #PremiosMusaRomance
Storie d'amore¿Qué pasaría si una de las personas más importantes de tu vida dice ser quien no es? Alexandra Meyer, una chica de metro sesenta de altura, pelo liso y oscuro y con ojos verdes está a punto de ver como su vida da un giro de ciento ochenta grados. Un...