Y van tres...

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La niebla impedía ver más allá de dos metros. La luz roja y azul de los girofaros de la policía acentuaba aún más el aspecto tenebroso y perturbador de esa escena del crimen.

Colgada de un árbol a apenas quince metros de su domicilio, una joven mujer de cabellos morenos miraba a los policías que se movían delante de ella, la mirada vidriosa perdida en el horizonte.

El sheriff se aproximó despacio, seguido de las dos agentes del FBI

«Agente Mills, agente Swan...les presento a la señorita Belle French, la persona a la querían interrogar esta tarde...»

Las dos mujeres se miraron, con el semblante disgustado.

«¡Mierda!» gritó Emma dándole una patada a una rama que estaba en el suelo

«Joder, ¿cómo vamos a explicarle esto a Gold? Gracioso, ¿no? ¡Dos días de investigación y voilà, y ya estamos metidas en la mierda hasta el cuello!»

Regina le señaló al sheriff que se ocupara él de la víctima. Acercándose a la rubia, la tomó por el brazo

«Cálmese, Emma, nadie podía imaginarse que la encontraríamos colgada de un árbol»

«¿Y eso debería tranquilizarme?» gritó Emma mirando a la morena con una mirada de enfado «¡Bien, vamos a decirle eso al director, que nadie podía saberlo, y hop, como por arte de magia, nos va a dejar tranquilas dándonos un golpecito en la cabeza! ¡Joder, Regina, no comprende, ese tipo es peor que ese enano que hacía tratos con la gente y que los tomaba por idiotas. Las dos firmamos un jodido contrato con él, usted y yo...y estamos a punto de echarlo todo a perder!»

La morena iba a replicar cuando el teléfono de Emma comenzó a sonar. Revolviendo en su bolsillo, sacó el teléfono y al ver el nombre en la pantalla, su enfado se amplifica.

«¡Mieeerda, super, lo que me faltaba! ¡Vete a cagar, Neal!»

El móvil efectuó entonces su primero, y último vuelo, después de varios rebotes, acabó su carrera en la acera, en un estado que dejaba pocas dudas sobre un eventual funcionamiento.

Emma dio media vuelta y avanzó en grandes zancadas hacia el sheriff.

La morena recogió con delicadeza lo que quedaba del móvil, recuperando la tarjeta SIM para que nadie hiciera un mal uso de ella.

«Y después soy yo la que tiene un mal carácter» murmuró sonriendo.

Algunos segundos más tarde escuchó a Emma gritar de nuevo, esta vez contra el sheriff Nolan.

«¿Qué me importa su opinión de cateto?» exclamó ella empujando al policía.

«Hey, no le permito que me hable de esa manera» respondió él intentando agarrar a Emma por la mano.

Ese gesto le valió encontrarse en el suelo en menos de un segundo, con los brazos en alto, mantenido por Emma que sonreía con todos los dientes.

Regina corrió hacia ella, agarrándola dulcemente por la mano para no hacerle más daño al sheriff.

«Emma, por favor...por favor...dejele...Emma...»

La joven soltó su agarre, arrancando un gemido por parte del sheriff que se levantó despacio.

«Pero, ¿qué le pasa? ¡Está loca! ¡Podría haberme roto el brazo!»

«Créame, si hubiera querido hacerlo, ya estaría de camino al hospital» respondió Regina agarrando a su colega por el brazo «Vuelva al coche, Emma, yo ya voy»

Asesinato en StorybrookeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora