Encuentro

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Regina apartó la vista de la casa del asesino y la posó sobre Emma que se había quedado dormida contra el cristal. La morena sonrió al ver a esa bella rubia inmersa en sus sueños y no pudo evitar acariciarle los cabellos. Ella dormía desde hace una hora. Se habían puesto de acuerdo en dormir un poco por turnos. De repente los sueños de Emma fueron interrumpidos brutalmente por el timbre del teléfono de la morena.

«¡Mills!...Sí...ok...no, nada que reseñar desde el comienzo de la vigilancia, la casa está apagada, seguro que está durmiendo desde hace tiempo...de acuerdo...ok...»

Regina colgó y sonrió a Emma que parpadeaba, costándole despertarse.

«Pronto acabamos, mi bella, el relevo viene, en veinte minutos están aquí»

La rubia se estiró y puso sus manos sobre el volante. Girando la cabeza hacia su compañera, sacó la lengua con gesto malicioso.

«Se pueden hacer muchas cosas en veinte minutos, ¿sabes?...»

La morena se echó a reír y le hizo un guiño a Emma

«Sí...Pero lo que tengo en mente para ti va a durar más de veinte minutos»

Instantáneamente el rojo subió a la mejillas de la rubia que sintió una ola de calor apoderarse de ella.

La berlina azul se detuvo a unas decenas de metros del coche de Snow en el que Emma y Regina esperaban pacientemente. Con un rápido guiño de faros, el conductor señaló a las dos mujeres que podían regresar, el relevo había llegado.

Emma arrancó y se dirigió mecánicamente hacia el hostal.

«¿Qué hora es Gina?»

«Las 06:20, ¿crees que merece la pena ir a dormir?» preguntó la morena bostezando

«¿Dormir? No, realmente, tengo otras cosas en la cabeza» respondió Emma frunciendo el ceño.

Regina no pudo evitar una carcajada

«Dios mío, eres una obsesa, no es posible. ¿Y si vamos a comer algo antes?» Girando rápidamente la cabeza hacia su compañera, le cortó la palabra antes de que ni siquiera tuviera tiempo de hablar «y cuando hablo de comer, no pensaba en mí, ¡viciosa!»

Emma fingió sentirse herida, lo que arrancó de nuevo una risa a la morena. Apoyándose en el reposacabezas, cerró los ojos algunos segundos y se perdió en sus pensamientos. ¿Conseguiría confesarle a Emma lo que sentía? Su corazón desbocándose, decidió una vez más que no le diría nada de momento, hablarían tranquilamente cuando la investigación se hubiera acabado.

Algunos minutos más tarde, Emma paró el coche ante la vitrina del restaurante de Granny y las dos mujeres descendieron rápidamente, el hambre atenazaba sus estómagos. De forma mecánica, Regina tomó la mano de Emma que tuvo un ligero sobresalto de sorpresa, lo que hizo que la morena la soltara.

«Lo siento Emma, ha sido un reflejo...no quería molestarte»

«No te preocupes» respondió la rubia con una sonrisa que quería ser tranquilizadora «en absoluto me avergüenzo de sostenerte la mano, nada más lejos. Es solo que no querría que el FBI supiera que estamos juntas por terceros, sino por nuestra propia boca»

Regina asintió con un movimiento de cabeza y abrió la puerta a su compañera.

«¡Después de usted, agente Swan!»

«Gracias, agente Mills» respondió la rubia esbozando una pequeña reverencia.

Una vez hubieron desayunado, Emma llamó al sheriff Nolan para saber por dónde iba en su búsqueda. La voz que tenía le indicó que acababa de levantarse después de una noche agotadora. Sin querer molestarle más, le propuso que se vieran en la escuela que les servía de lugar de trabajo temporal para compartir la información que habían juntado.

Asesinato en StorybrookeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora