Acercamientos

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La puerta de la habitación se abrió repentinamente, asustando a Emma que casi se cayó de la cama. Regina entró en la estancia, seguida del sheriff que no comprendía muy bien lo que pasaba.

«Emma, ruédese un poco, hágale sitio al sheriff. Sheriff Nolan, instálese, ya vengo» dijo Regina mientras abría la puerta del cuarto de baño.

«¿Qué ocurre?» preguntó Emma totalmente sorprendida «¿Ha encontrado algo?»

«Tengo esa impresión» respondió el joven encogiéndose de hombros «pero no me pregunte qué, no ha dicho una palabra durante todo el camino. Está medio histérica...»

Inclinándose para ver el cuarto de baño, el hombre comprendió que las habitaciones estaban comunicadas por esa pieza.

Emma percibió en seguida el asombro del sheriff y no le dio tiempo a que preguntara

«¡Recorte de presupuestos!» dijo ella para no entrar en una explicación detallada.

David asintió sonriendo y Regina reapareció en el cuarto hecha una furia, su pc portátil bajo el brazo.

Se sentó en la cama, al lado de la bella rubia, y encendió el ordenador. El tiempo de arranque extremadamente largo la ponía de los nervios. La joven morena golpeaba nerviosamente sobre el teclado, como si el hecho de acorralar a la maquina la hiciera ir más deprisa.

De repente la pantalla de conexión apareció. La morena tecleó rápidamente su identificación y su contraseña que le permitía acceder a los archivos. Girando ligeramente el ordenador para que el sheriff no viera lo que estaba haciendo, tecleó y pinchó como loca durante diez minutos.

Emma y David no se atrevían a decir una palabra, por miedo de ver a Regina teniendo una crisis cardiaca.

«Ahahahahaha, ¡lo tengo!» gritó agarrando a Emma por el codo, obligándola a inclinarse para que viera la pantalla «¡Mire esto, agente Swan!»

La rubia comprendió que Regina le mostraba un expediente de tres años atrás, y que relataba unos asesinatos que habían tenido lugar en Indiana. Comenzó a leer en voz baja, pero se dio cuenta de que el pobre sheriff no veía la pantalla. Alzó el tono para que él pudiera conocer también la información que aparecía en el ordenador.

«Caso A17586, blablablá, ciudad de Topeka en Indiana, cuádruple homicidio, sin duda obra de un asesino en serie que nunca fue atrapado»

Emma agarró el ratón y fue descendiendo en el expediente, leyendo en diagonal la información que contenía, sin comprender realmente a dónde quería llegar Regina. Llegó a la lista de las víctimas.

«Arthur Clark, 45 años, cuerpo encontrado cortado en dos en el bosque; Ariel Teller, 22 años, defenestrada desde un decimoctavo piso; Jasmine McHenzy, 32 años, colgada en su salón; Aurore Morrow, 42 años, golpeada hasta la muerte y degollada en un almacén...¡mierda Regina, es el mismo esquema de asesinatos que en nuestro caso!»

«¡Su lengua, agente Swan!» respondió la morena frunciendo el ceño «¡Y sí, es exactamente el mismo modus operandi!, ¡y eso no es todo, mire!»

Cogiendo el ratón, Regina hizo aparecer otro expediente, que exponía una investigación en Delaware. Bajó directamente a la lista de víctimas.

«Geppeto Séonari, 64 años, su cuerpo fue encontrado cortados en dos en un vertedero público; Alice Everstyle, 21 años, defenestrada desde el tercer piso de su casa; Marianne Havenbrooke, 45 años, encontrada colgada en su lugar de trabajo; Jasmine Smith, 17 años, violada y golpeada hasta la muerte, y después degollada en la cocina de sus padres»

Asesinato en StorybrookeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora