II

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(Notas con números secundados por un * están al final)

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Él es un genio que nunca deja de sorprenderme

Desde la primera vez que lo vi patinar, no han cesado las sorpresas.


Katsuki Yuuri luego de su fracaso en el último Grand Prix Final se sumió en una profunda depresión, durante el transcurso de la competencia su mascota falleció y esto, conjunto a otros factores provenientes de su inestabilidad emocional, acabó por desmoronarlo. Las presentaciones que secundaron a su desempeño en el GPF no estaban a la altura de su rendimiento habitual, y aunque lo intentó, le resultó imposible remontar.

Ese había sido su primer año alcanzando a clasificar para participar en el Grand Prix Final, pisaría la misma pista que su ídolo Viktor Nikiforov y, sin embargo, se hundió cual naufrago. Patético, hasta el mismo Yuri Plisetsky, ganador del Grand Prix Final Junior se lo hizo saber al abordarlo en los baños.

No conforme con ello, también perdió las competencias nacionales cerrándose con esto su entrada a los Continentales y Mundiales. Su temporada había terminado.

¿Estaría él también acabado como patinador?

No lo sabía y temía la respuesta que el universo parecía estar dándole.

Se había esforzado todo ese último año para por fin alcanzar a compartir pista y competir contra Viktor Nikoforov, la leyenda viviente dentro del patinaje artístico a quien admiraba enormemente y por culpa de lo voluble que era arruinó todo el trabajo hecho. Siquiera tuvo el valor para aceptar tomarse una fotografía junto su ídolo cuando se encontraron en la recepción del edificio que albergó el evento de ese año.

Volvió a Hasetsu luego de estar cinco años fuera de casa. Cavilando sobre ello, se percató había estado tan sumergido en el patinaje durante esos cinco años que intentó ignorar cualquier otro asunto que no concerniera al hielo sobre el que se deslizaba en la pista; los escasos amigos que poseía, vida amorosa, inclusive a su propia familia.

Fue recibido amorosamente por sus padres, eso resquebrajó la cicatriz que portaba de su derrota y sumó un peso más a lamentar por decepcionar con su rendimiento, tantos años apartados de su hijo para que este no obtuviera el logro que esperaba realizar debido a su frágil espíritu.

¿Qué necesitaba para seguir patinando por su cuenta? Era en lo que pensaba mientras practicaba. Le había hecho bien a su ánimo haber ido al Ice Castle. Inclusive él podía llegar a aburrirse de estar deprimido, los últimos meses la pregunta aquella había hostigado su subconsciente y encontró la respuesta remontándose a sus viejas memorias cuando se dedicaba con su querida amiga de la infancia Yuko a emular los programas de su ídolo. Ella debía ser la primera en ver completa su representación de Stay Closet to me.

Freeze You Out [Yuri On Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora