VI

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Yuuri estaba desparramado con la mitad de su torso sobre las rocas en el onsen, a su lado estaba Plisetsky en igual estado, cualquiera que les viera podía visualizar el agotamiento mental que portaban sobre sus espaldas. Un día, sólo un día y ninguno de los dos se encontraban conformes con la caprichosa decisión del entrenador con sus programas, habían aceptado el desafío, sin embargo, llevar a cabo el mismo resultó más difícil de lo esperado ¿Qué era Eros? ¿Qué era Agape y cómo interpretarlos, cuando ninguno llevaba la vivencia sobre sus espaldas?

Yuri, a sus cortos quince años, no sabía nada sobre el amor, mucho menos la abnegación de este sentimiento. A su mente llegó la imagen petulante de Leroy. No, eso no fue amor. De ninguna forma pudo serlo.

Recordó sus palabras, fiel diálogo de un mentiroso sin remordimientos. "Eres lo más hermoso sobre este planeta, Yuri" Maldito "Serás mi pareja, cuando cumplas la mayoría de edad podremos casarnos" Sí, como no. Fue tarde, demasiado tarde; él ya estaba bajo su embrujo, cayó atolondrado cual polilla deslumbrada ante la luz del otro, lo convirtió en el centro de todo su universo. Su seducción, el juego de palabras, las promesas... Creyó en ellas. Jean era muy diestro en su labia, también un especialista en tratar con gatitos ariscos como él. O quizás Yuri fue demasiado ingenuo. No, no lo fue. La culpa la tenía JJ porque jugó sucio, todo el tiempo no hizo más que imponerse como semilla pesada, seduciéndolo en pleno apogeo de su celo, -el primer celo(1*) que experimentaba Plisetsky- y haciéndole creer que era el único, que era distinto al resto de las semillas pesadas cuando resultó siendo el peor. Al final la existencia de Yuri se extinguió para Jean, pasó de ser el planeta más hermoso de su universo a una simple estrella opacándose en el firmamento.

Eso no fue amor. Alguna vez oyó a una anciana decir que el enamoramiento es un estado de imbecilidad pasajera. Él fue imbécil.

El hilo de sus pensamientos se vio interrumpido con la entrada de Viktor, completamente desnudo, pidiendo ser fotografiado en el Onsen. Estúpido desfachatado, ni energías tenía para recriminarle su actitud. Y el muy maldito llegaba ahí, exudando sus feromonas sin criterio alguno, para fortuna del ruso menor éstas no iban dirigidas a su persona... de haber sido el caso él... habría cedido a su impulso de proveerlo, toda semilla ligera era susceptible a las feromonas de una pesada, si ésta les seducía ellos caían como moscas abriéndose de piernas sin reusarse. Los odiaba. Pero Yuri se odiaba más a si mismo, aún era joven, susceptible y volátil, totalmente inmaduro, y por tanto, más sensible a la hora de enfrentarse a las otras más fuertes que él.

Y Viktor. Lo detestaba pero al mismo tiempo sabía necesitaba su experticia para triunfar como senior. Seguía sin comprender qué hacía allí para entrenar a ese cerdo japonés que ni cuenta se daba de que estaba siendo seducido ¿Y quién lo seducía? Un ruso idiota que tampoco se percataba estaba seduciendo a un hombre. A un Saru.

Freeze You Out [Yuri On Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora