/•Cap.8•/

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Los días avanzaban lentamente, mientras las torturas y la sangre aumentaba en el laboratorio.

El erizo azul marino se despertaba temprano, cerca de las 6:30 am, buscando así, el tiempo necesario para torturar a sus prisioneros. Disfrutando sus rostros llenos de dolor mientras su sangre se escapaba lentamente de sus heridas, tiñendo el blanco suelo en un rojo carmesí debido a la gran cantidad de sangre que algunos perdían.

Las torturas variaban según el estado de ánimo de sus captores.

Si estos ya hacían tristes, se dedicaban a golpear a sus prisioneros. Si estaban felices, cortaban su piel con un cuchillo carnicero, encajando la filosa arma en la piel de éstos, mientras gritaban llenos de dolor y agonía, escurriendole la sangre de las encajaduras. Si ya hacían molestos... La situación era peor, de brutales golpes hasta latigazos y lanzarles objetos metálicos con formas de esferas al cuerpo.

Hoy era el turno de Amy Rose sufrir a manos de su pequeña hermanita Rosy, una pequeña niña de 12 años, una pequeña sanguinaria y psicológicamente inestable.

- Amy~. - llamo la pequeña entre risas viendo como su hermana sangraba sin parar. - Jiji, hola hermanita, te daré una sorpresa. - dijo alegre mientras sacaba una motosierra. - Te cortare las piernas para que no escapes. - sonrió para así, encender la motocierra cortando de golpe en la parte de las rodillas, cortando sus piernas de golpe, salpicandole la sangre en su rostro y ropa. Mirando con satisfacción el rostro lleno de dolor de su hermana mientras las lágrimas escurrían de sus ojos. - Jiji, pero que linda te ves así llena de sangre. - rió al compás de la motosierra apagando la para dejarla a un costado de la habitación mientras tomaba las piernas ya cortadas de su hermana. - Que descanses. - volteo a verla con burla, tomando la motosierra llevándosela junto a sus piernas saliendo de la habitación -.

La pequeña solo saltaba sin para mientras la sangre se escurría por su falda hasta el suelo, llevando las piernas de su hermana donde su querido amigo Exe.

- ¡Exe!, ¡Ya lo conseguí!, ¡¿Has encendido el horno?!. - pregunto entusiasmada entregándoles al susodicho las piernas de su hermana -.

*Minutos más tarde*

- Mmmmh~, es una delicia. - chillo alegre la pequeña cortando la carne de su plato -.

- Mmmh~, es cierto, creí que tu hermana sabia mal, te dije que en el horno tendrían un mejor sabor. - respondió el azulado mientras devoraba felizmente la carne de una de las piernas de Amy Rose. - Sabe delicioso

El festín duro un largo tiempo, donde el azulado se dirigió hacia "cierta" habitación mientras devoraba la carne con hambre.

- Mmmh~ si que es una delicia, será muy divertido ver como te comes la pierna de tu amiga. - dijo para si mismo comiendo la mitad de la carne de la pierna, entrando a la habitación donde ya hacia encadenado el verdoso. - Hola, veo que no te has recuperado de la paliza que te deje ayer, je, no te preocupes. Mira, te traje algo que te gustará. - sonríe mientras deja la pierna frente a él -.

El olor que desprendía la carne le recordó al de ojos azul cielo parte de su pasado, cuando empezó a "cazar" a la gente para degollarlos y devorarlos como si de un exquisito flan se tratase.

No pudo evitar babear al llegar el aroma a sus fosas nasales, Dark se encargó muy bien al inyectarle toda su vida drogas, las cuales lo convirtieron en un depredador caníbal, al igual que el azulado marino y la pequeña Rosy.

- N..no, ¿Dé quién es?. - se resistió, mirando con molestia al azulado -.

- Eso no importa, solo cometela. - ordeno el azulado impaciente tomando la pierna acercándola a la boca del contrario. - ¡¿Qué estas sordo?!, ¡Cometela!, ¡Vuelve a ser como nosotros!, ¡Somos lo que somos!, ¡AHORA COMETELA!. - ordeno impaciente intentando introducir la carne dentro de la boca de éste sin éxito -.

Entre la guerra y el amor [Cancelada]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora