/•Cap.7•/

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Dentro de la cabaña, ya hacia el veteado regañando al amarillo por su imprudencia con el erizo verdoso, mientras el pequeño albino presenciaba como todo espectador.

- Eres un tonto Fleetway, aprende a controlar tus hormonas. - le reclamaba molesto el veteado como una madre regañando a su hijo -.

- Mire quién lo dice. - se defendió el amarillo -.

- ¡Oigan!. - grito el albino llevándose la atención de ambos. - En vez de pelear por tonterías deberían preocuparse en buscar a los demás y a Scourge. - reclamo molesto -.

Ambos mayores se quedaron pensativos como si se hicieran un meaculpa, volviendo en si, para ir a las habitaciones vistiéndose rápidamente dispuestos a salir.

- Vamos Silvy. - dijo con amabilidad el veteado tomando la mano del albino ayudándolo a levantarse -.

- Bien Romeo y Julieta, dejense de cursilerías y vamos por mi ericito y la chusma. - alegó con molestia e ironía saliendo de la cabaña -.

Rápidamente se dispusieron a seguir al de ojos espirales, esperando que sus amigos estuvieran bien.

Por otro lado, la pequeña eriza rosa saltaba de árbol en árbol hacia el pequeño grupo de sobrevivientes junto a un pequeño grupo, compuesto por su equipo y unos cómplices que libraron del laboratorio.

- Turirurita~ hora de matar~ hora de cazar~ Veré la sangre escurrir~ Alguien se enfrentará~ A mi martillo querido~. - canturreaba feliz sabiendo en su mente que iba a matar a alguien -.

*Con los demás*

La eriza rosa lloraba de felicidad mientras abrazaba fuertemente a su amigo quien lo creyó muerto por 3 años.

- Eres un idiota, no sabes lo mucho que te extrañé. - decía entre lágrimas -.

- Lo siento Amy, pero debía hacerlo, realmente lo siento. - se disculpo el de ojos azul cielo mientras acariciaba la larga cabellera de la eriza -.

Pero su momento compasivo, lleno de cariño fue drásticamente interrumpido por el verdoso apartándose de golpe de su amiga, entrando en pánico y nerviosismo.

- Es ella... ¡Vámonos ya!. - indicó el verdoso guiando al resto hacia la cabaña -.

Todos empezaron a correr hasta que se escucharon unas pequeñas risitas, logrando que estos acelerarán el paso hasta que se detuvieron por un obvio motivo.

La pequeña Rosy ya hacia frente a ellos con su martillo en mano mientras eran rodeados por sus amigos y cómplices, bloqueándoles toda ruta de escape.

El pánico y miedo se apodero de algunos de los presentes, dándoles a entender que de esta no escaparían.

- Jiji, parecen unos ratoncitos siendo rodeados por mininos, ¿Saben?, deberían arrodillarse, quizás así no me de por matarlos a todos. - sonrió la pequeña viendo como cumplían lo dicho -.

No tuvieron otra opción que cumplir el pedido de la pequeña, quien los miraba con una pequeña sonrisa acercándose a ellos junto a su peligroso martillo con picos en ambas puntas mientras cambiaba su paso dirigiéndose hacia su hermana.

- Hola hermanita. - sonrió ampliamente apuntándola con su martillo. - ¿Sabes?, jugaremos un juego con mi amigo martillo, a quien apunte al final de mi canción......... Lo mataré. - rió feliz la pequeña ubicándose frente a la felina violeta quien era la primera. - Oki, jiji. - apunta el martillo a la felina mientras cantaba una canción, para apuntar al siguiente con este mientras seguía cantando y así sucesivamente -.

Entre la guerra y el amor [Cancelada]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora