Capítulo 19

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El corazón de Jane sufrió un fuerte golpe al escuchar a Victor, sentía como si lo hubiera perdido todo, una parte de su corazón se destrozó en mil pedazos sin una posible reparación

-¿Que?- preguntó a duras penas con la lejana esperanza de que lo que hubiera escuchado fuera un error de audición

-No me hagas repetirlo Jane, por favor- reprochó Victor con un nudo en la garganta -sabes que escuchaste bien...-

Entonces Jane cayó en cuenta de algo. Era la primera vez en todo lo que llevaba con Victor que lo escuchaba decir algo tan ajeno a él como por favor.

¿De verdad tan grave era la situación? Sí, lo era. Había perdido a ese pequeño ser, fruto de su amor por Victor en sólo un segundo y por básicamente ninguna causa

Así son los embarazos de alto riesgo, y por desgracia el suyo era de ese tipo

Victor la miró con pesar en los ojos, Jane al reaccionar por fin rompió en un desgarrador llanto mientras dejaba caer su cabeza en el pecho de Victor, él la rodeó con sus brazos y la presionó fuertemente a su pecho

-Maravilloso Victor, otra víctima en tu interminable lista de personas que pagaron el precio por conocerte- se reprochó mentalmente Victor -pero ésta vida no quedará impune-

Victor se alejó de Jane y con el semblante serio que lo distinguía se dirigió a la puerta para salir, no sin antes decir con frialdad sin siquiera voltear a verla:

-Descansa todo lo que puedas, volveremos a trabajar cuando estés lista- declaró -y esta vez...lo terminaremos a como de lugar- dijo en un susurro casi inaudible y su voz se ensombrecio repentinamente

Jane supo que las cosas no volverían a ser como eran antes, nunca más lo serían

Victor cerró la puerta de un azote causando que Jane diera un pequeño salto en la cama a causa de la impresión

Recostó su cabeza en la mullida almohada y rompió en llanto de nueva cuenta, tan desgarradoramente que sabía que quedaría sin voz para el amanecer

No podía creerlo, se negaba a creerlo. No entendía por qué le pasaba todo esto; el que sus padres la corrieran sin una razón congruente, sus días interminables de vagar en las calles, su violacion, sus desplantes de Victor hacia ella durante un tiempo, y finalmente, su aborto

Ella, al igual que Victor, no creía en ese Dios que todo el mundo idolatraba, pero si creyera en él, estaba segura de que estaría preguntándole sin cansancio que había echo para merecer tal castigo

No lo entendía, y al parecer jamás lo haría

Siguió recostada mirando hacia el húmedo techo por mucho tiempo, incluso podría decirse que pasó ahí un día entero. Sin dormir, sin comer (a pesar de que Victor le llevaba comida cada que podía), sin levantarse una sola vez, sólo mirando, mirando aquel frío techo, preguntándose cómo habría sido su hijo, si se hubiera parecido a ella o a Victor, de quién habría sacado los ojos y el cabello, si se dedicaría a la ciencia como sus padres, si ella habría sido una buena madre, o Victor un buen padre

Pensaba y pensaba hasta el punto de que la cabeza le dolía, pero ningún dolor se comparaba al de su corazón pues no hay mayor tesoro que el amor de una madre

Ni mayor perdida que la de un hijo

Ella lo estaba sintiendo

Victor también, y aprovechaba que Jane estaba encamada para ir al laboratorio

Ahí dentro sólo las cuatro paredes escuchaban a Victor llorar, tan silencioso pero a la vez tan profundo, como nunca antes lo había echo

Y seguía culpandose de ello, a la par de que volvían sus muchos y diversos demonios, comenzando por Henry, y terminando con su hijo

Sintió su cabeza doler incontrolablemente  y sus ojos se oscurecieron, pasando de ser azules a casi negros completamente

La locura lo invadió por completo y en un acto desesperado por quitársela de encima gritó fuertemente y avento algunos instrumentos con todas sus fuerzas, rompiendo alguna que otra cosa de vidrio que ahí se encontraba

Cuando por fin su locura pasó se sintió desfallecer, su respiración era agitada e irregular, sus ojos habían vuelto a la normalidad pero se veían como si estuvieran salidos casi de sus órbitas, el cabello lo tenía completamente desordenado, pues se lo jalo en repetidas ocasiones con desesperación en un intento para controlarse, su ropa se había desacomodado, su camisa se había desfajado, y estaba tirado en el piso con las piernas estiradas como cuando su padre le abofeteó, era la misma posición que en ese entonces

Su cabeza le dolía como los mil demonios, y constantemente escuchaba pequeñas voces en su cabeza de científico, voces que desde hace mucho tiempo ya no escuchaba y que llegaban en susurros, diciéndole cosas que no podía entender pero lo hacían entrar en desesperación de nuevo

Era más que claro.

Jane sufría, Victor sufría

Jane lloraba, Victor enloquecía

Así de diferentes eran, pero compartían su amor y conocimiento por la ciencia

Y esa...Era su única escapatoria de Victor, y por lo visto de Jane también

Cuando recobró el sentido por completo, Victor se levantó y se dirigió a la habitación que solía ser de Jane, se acomodó de nuevo la ropa y peinó de nuevo su cabello, tratando de tranquilizarse para que la locura no volviese, inspeccionó sus ojos frente al espejo y se aseguró de que mantuvieran su color natural pues si iba ver a Jane ella se daría cuenta de cualquier anomalía

Apenas terminó de asegurarse de que todo estuviera bien salió de la acogedora habitación y se dirigió a pasos lentos a su habitación, donde lo esperaba una Jane prácticamente muerta, sólo que respirando todavía

Pero su mirada...No podía decirse lo mismo de su mirada, era una mirada fría y el brillo que la distinguía todos los días había desaparecido, estaba en depresión

Victor la miró y se horrorizo ante la imagen de la chica frente a el de esa manera

El tenía muy en claro algo

Terminarían a Prometeo, pasará lo que pasara, y él sería el hijo que ambos perdieron

Y esa era una promesa

Devuelveme El Alma (Victor Frankenstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora