Tomé sus manos firmemente, no planeaba rendirme tan fácilmente. Aún si quisiese hacer algo al respecto no podía, pues necesitaba de su ayuda para entrar al dichoso cuarto de Artemisa. En eso pude sentir como Rin colocaba su mano sobre mi hombro, haciéndome mirarlo de reojo.
- Si quieres... puedo dejar que... -Lo interrumpí, pues sabía qué estaba a punto de decirme-
- No dejaré que la saques de esta habitación. Si alguien la descubre la matarán. -Dije firme y frustrado a la vez de tan solo pensar en los millones de riesgos-
Debía pensar, concentrarme en la situación y dejar de lado las palabras del Okumura mayor. En eso, me tomó por sorpresa que Akane se incorporara como si nada en el sofá. La miré sorprendido y sin soltar su mano, por lo que ella volteo a verme con unos ojos sin vida, una expresión de total seriedad. Ni siquiera pude decir algo al respecto, solo... me quedé mirándola. Al instante esbozó una larga sonrisa mientras luego colocar sus manos a ambos lados de mi cabeza.
- Bye bye~. -Esa voz, definitivamente ella era Artemisa hablando a través del cuerpo de Akane-
Antes de que pudiese darme cuenta mis ojos ya se encontraban contemplando completa oscuridad, un vacío total. No tenía idea de donde estaba, o al menos hasta que miré a lo lejos una luz sobre un piano. ¿Acaso ella me transportó a su habitación?. No me atrevía a acercarme, temía que estuviese esperándome para hacerme daño o algo por el estilo. No es como si no pudiese defenderme, pero no quisiera que al lastimarla termine dañando a Akane. Me limité a chasquear la lengua para luego ser sorprendido por una voz dulce.
- ¿Mephisto...?
Me giré con rapidez para luego encontrarme con ella, con Akane. Lo unico que pude hacer fue abrazarla, estaba tan feliz de verla... aun que no esperaba que fuese aquí.
- ¿Qué haces aquí?. -Preguntó bastante nerviosa-
- Lo mismo te pregunto... pero... por ahora lo que importa es que despiertes y me dejes salir. -Dije esperando a que todo fuese tan sencillo como pensaba-
- Yo... no puedo hacer eso... -Desvió la mirada- Artemisa es la única que controla la salida de este lugar.
- ¿Ella?, ¿no puedes hacer algo al respecto?... -Pasé saliva pesadamente-
- Desafortunadamente no...
Tenía que sacarnos de aquí. Estaba consciente de que si nos quedábamos aquí Artemisa comenzará a atacar no solo a Rin, si no también a quienes se topen con ella. No podía dejar que los exorcistas la viesen.
『RIN POV』
Sin saber qué decir o cómo reaccionar ante lo que pasaba ante mis ojos solo pude desenvainar mi Katana liberando mis llamas azules. Mephisto quedó de rodillas en el suelo con la mirada baja, algo le había hecho ese demonio. Fruncí el ceño tan pronto me miró con una sonrisa confiada.
- Tsk... ¡sea lo que estés planeando no voy a permitirte hacerlo!. -La señalé con mi Katana-
- Eres divertido, pero no tengo ganas de jugar... hijo de Satán... -Resaltó aquello ultimo con una sonrisa ladina-
La quería muerta, hacerle daño... pero no podía, pues Mephisto no querría que le hiciese algo. Según lo que me había dicho, ella no es lo que parece, ella es una buena persona, pero... ¿entonces qué significa todo esto?. Solo por esta vez iba a confiar en su palabra e iba a intentar detenerla casi de la misma manera que hice con Yukio aquella vez, con paciencia y sin el uso de mi Katana.
- Dime, ¿qué es lo que quieres?. -Me puse firme-
- En Gehenna he podido oír sobre ti... "el hijo de Satán que se rehusó a aceptar su destino y que decidió permanecer en Assiah"... -Ignoró mi pregunta-
- Respóndeme. -Insistí-
- Debe ser horrible que todos te teman, que nadie confíe en ti... -Su sonrisa se amplió a lo que yo solo chasqueé la lengua- En estos momentos debes estar odiándome o algo. ¿No vas a atacarme?, ¿qué es lo que te detiene?.
Apreté los puños y aún tomando la espada firmemente respondí.
- Me detiene mi familia, mis amigos, todos... -Suspiré- También el hecho de que eres importante para ese payaso idiota.
- Ah, que aburrido... -Rasca su nuca- Pensé que serías inteligente y usarías tu poder para mejores cosas que estas... como por ejemplo... deshacerse de esta basura de lugar llamada Assiah...
No me iba a quedar de brazos cruzados. Tal vez Mephisto no me deje matarla, ni dañarla, pero si no hago algo ella hará su primer movimiento, o peor aún, salir y dañar a los exorcistas y alumnos de esta academia...
『MEPHISTO POV』
- Tenemos que salir de aquí, dudo que Rin pueda con Artemisa por alguna extraña razón... -Miraba a los lados en busca de una salida-
- Mephisto... lo siento... -Murmuró-
- ¿Eh...?
Fue ahí en donde clavó en mi pecho una daga. Ambos caímos al suelo por el impulso de su ataque, no supe cómo reaccionar, y mucho menos cuando me di cuenta de que su ataque no me había herido a pesar de estar clavado en mi cuerpo. Antes de que pudiese hacer o decir algo, Akane se cubrió la boca para luego comenzar a toser sangre, su cuerpo al instante se debilitó por lo que cayó al lado mío. Me incorporé en el suelo solo para tomarla en brazos, no sin antes haberme retirado aquella daga.
- ¡Akane!, ¿¡qué fue lo que hiciste!?. -Exclamé-
- Es... la única forma... -Sonrió débilmente-
- ¿¿Unica forma??, ¿¿de qué hablas??.
- Puedo detenerla... puedo... lastimarla... -Tosió sangre- con eso podremos... s..salir...
- ¡Idiota!, ¡¡solo estás lastimándote!!... -Fui interrumpido-
- Es la única forma... -Comienza a lagrimear- la única...
En su rostro podía ver reflejado el dolor, la tristeza, la desesperación. Tomó nuevamente aquella daga, seguro planeaba volver a clavarla en mí pero la detuve tomándola justo del filo.
- ¡¡Ya basta!!... ¡¡a este paso morirás!! -Grité-
- De todas formas... s..si no muero aquí... e..ellos me matarán... -Sonaba asustada-
Estaba claro que se refería a los exorcistas. Fue cuestión de segundos para que ella volviese a toser sangre, comencé a temer por su vida, no quería perderla, no cuando le prometí que la protegería.
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Te Apuesto Mi Vida ❀ Blue Exorcist
Fiksi Penggemar《 Blue Exorcist ; Mephisto x OC 》 Decidida a huir, se soltó del agarre del demonio y trato de escapar, pero al instante sus palabras la volvieron a acorralar contra aquella puerta blanca. -lo sabia... tu no aguantarías ni un día en Assiah. Una muj...