Pillada fotográfica.

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Lucas estaba tumbado en la cama y yo sentada en la orilla del colchón, observando como dormía. Nos habíamos pasado toda la noche curando sus heridas, varias botellas rotas y otros objetos afilados habían impactado en su cuerpo.

Mi madre llegó sobre las tres de la mañana y tuvimos que salir rápidamente de la habitación. Lucas y Tyler se quedaron mientras Paula, Sue y yo fuimos a mi cuarto. Media hora después volvimos a su cuarto para seguir ayudando a Tyler.

En ese momento estábamos él y yo solos, los demás habían bajado a desayunar pero yo preferí quedarme, seguía muy enfadada con él pero verle herido y gruñendo en la cama mientras Tyler curaba sus heridas había producido que mi esofago se atara fuertemente, como en el combate.

Estaba ensimismada en mis pensamientos mirando su cara de niño bueno, no había ni arrogancia ni burla en su rostro, simplemente se le veía relajado. Cambió su expresión en seguida, en cuanto sus ojos verdes se abrieron y me observaron. La sonrisa irritante apareció de nuevo dandome ganas de coger la puerta y largarme.

- Buenos días patosa - dijo estirandose y seguidamente una mueca de dolor apareció en su rostro.

Reí por lo bajo alejándome un poco de él.

- ¿Te encuentras mejor? - pregunté intentando ponerme sería, verlo con esa mueca era muy divertido.

- Sí - respondió mirandome a los ojos.

- ¿Por qué comenzaron a tiraros botellas? - pregunté desviando la vista de sus ojos, estaban otra vez analizandome, intimidandome, empezaba a creer que lo hacía a posta.

- El árbitro se interpuso cuando fui a darle un puñetazo y los apostadores debieron pensar que el árbitro estaba comprado - lo dijo totalmente serio, mirando a la colcha de mi hermano.

- Pero... - vacilé unos segundos -  Marco no haría eso, ¿verdad?

Sus ojos apuntaron hacia los mios, en ellos pude ver que quería darme la razón pero o no podía o no lo sabía.

- No lo sé Zoe - susurró intentando sentarse, soltó un gruñido que hizo aparecer otro nudo en la garganta - solo sé lo que vi, después de eso las cosas empezaron a volar por los aires.

Me sentí confundida, hacía mucho tiempo que no hablaba con Marco, necesitaba llamarlo ahora.

- Si no me crees - prosiguió Lucas - preguntaselo a tu querido amigo Christopher - dijo el nombre de "Christopher" con amargura.

- Ya hablaré con él - susurré avergonzada.

¿Por qué me avergonzaba? Te intimida tanto que pareces Anastasia con Grey, me reprochó mi subconsciente.

Él soltó una carcajada y negó con la cabeza.

- Eres demasiado tímida - dijo al final con voz alegre - Por ciero, ¿qué haces aquí? - preguntó mirandome confundido.

Reflexione durante unos segundos. Estaba enfadada con él pero aún así me había quedado ¿el por qué? no lo sabía ni yo.

- No sé, te vi así y me diste pena... - no pude acabar la frase.

- ¿Qué te doy pena? - me interrumpió alarmado - No, no, no, Zoe, ¿acabas de escuchar lo que dices?

Le miré extrañada, no le había dicho que le parecía un saco de mierda ni nada parecido.

- No te puedo dar pena - comenzó a decir mirandome a los ojos - ¿te acuerdas de que no quieres saber nada de mi? Podías recordarlo.

El tono en el que lo dijo me dolió, lo dijo con asco, como si no quisiese saber de ella nunca más, como si ella hubiera cometido la mayor de las tradiciones. Este chico es imposible, sal de aquí ¡ya!, dijo mi subconsciente.

¿Quererlo? No lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora