Dejarlo atrás.

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Algo comenzó a vibrar. Intenté abrir los ojos pero estaban pegados con cola y no ayudaba el hecho de estar el los cómodos brazos de Lucas. Olía su colonia y, junto con la cálida luz que me daba en el brazo,impedían cualquier movimiento de mi cuerpo. La pena es que él sí se movió.

- ¿Quién es? - susurré cuando cogió el móvil.

- Mierda.

Alcé la vista y Lucas miraba el móvil. Sonreí al ver su pelo revuelto, me encantaba, pero al ver su rostro toda felicidad se fue.

- ¿Qué pasa?... - preguntó cuando su móvil estuvo en su oreja - No, no dormí en casa... Claro... Pero... Ahora voy.

- ¿Y?

Sus ojos verdes me miraron. Una ligera sonrisa apareció en sus labios y acarició mi cabello.

- Tengo que irme.

- ¿Por qué? - pregunté como una niña pequeña.

- Mi hermano le ha dicho a mi madre que no he dormido en casa y bueno...

Bufé y se levantó de la cama. Era una espectáculo ver como se vestía, sus músculos se tensaban y destensaban mientras cubría su cuerpo con su ropa.

- ¿Hablamos por el móvil? - pregunté.

- Si mi madre me castiga seguramente me quite el móvil.

Suspiré y bajé la vista al suelo. No me gustaba eso de separarme de él y menos si no podíamos comunicarnos después de la despedida.

- Nos veremos en el instituto - susurró.

Besó mi frente y se colocó la chaqueta. Me levanté y le acompañé hasta la ventana, no quería que se fuese pero al día siguiente tenía examen y no había estudiado nada. Comenzaba la última semana antes de que nos dieran las vacaciones y tenía que estudiar muchísimo para sacar el trimestre.

- Si mi madre no me castiga te mando un mensaje, ¿vale?

Asentí levemente y me acerqué a él. Uní nuestros labios durante unos pocos segundos, a modo de despedida y Lucas se marchó con una sonrisa.

Damien.

Mi madre se movía de un lado al otro mientras hablaba con Lucas. Sonreí al ver el tono de mi madre, estaba enojada. Me levanté cuando terminó de hablar y me fui a la cocina. El café ya estaba preparado cuando Lucas entró en casa, solté una carcajada al saber lo que le venía encima.

- ¿Por qué no me avisaste? ¿Dónde has dormido?

Me asomé al pasillo mientras mi madre voceaba.

- Mamá, relajate - susurró mi hermano.

- No puedes hacer lo que te venga en gana, jovencito.

- Me voy a mi cuarto - gruñó Lucas y se dio la vuelta.

- ¿Dónde dormiste, hermanito? - insistí. Lucas no se iba a ir de rositas.

Si las miradas matasen yo no estaría contando esto. Lucas suspiró y pasó la mano por su cara.

- Responde - dijo madre.

- Dormí en casa de Alison.

- Ella no me ha avisado de nada.

Reí al ver como la incomodidad de Lucas aumentaba por momentos. No tenía escapatoria.

- ¿No lo sabía? - dijo mi madre - ¿Por qué dormiste allí?

- Mamá...

- ¿Sí?

Lucas vaciló mientras me lanzaba una pequeña mirada. Sabía que se iba a vengar.

¿Quererlo? No lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora