La bienvenida fue más calurosa de lo esperado. Paula me abrazó en cuanto me vio y no se le olvidó ningún insulto. Estaba emocionada y a decir verdad yo también, no podía creer lo tonta que había sido pero tenía miedo de que me dijeran que no y más Tyler. Me hubiera dolido que él se negara a ir y que se negara a dejarme salir del país. Mi hermano no dijo ni una palabra del tema, simplemente me abrazó y besó mi frente.
Lucas se marchó en cuanto llegamos. Parecía estar irritado aunque en el viaje de vuelta había estado tranquilo, no habíamos hablado mucho pero había hecho alguna broma de los ropajes de un señor que se sentaba a dos filas de nosotros. Me preocupaba lo que viniese a continuación, es decir, ¿se lo había tomado verdaderamente mal o las bromas del autobús eran un buen indicador?
Después de la cena me subí a la habitación donde seguramente estuviese Lucas. Tampoco había bajado a cenar y eso me ponía de los nervios. Cuando abrí la puerta lo único que vi fue la luz que desprendía la lámpara de la mesilla de noche. Un Lucas dormido estaba tumbado bocarriba, aún vestido, y con un libro a su lado. Me acerqué más y pude ver el título del libro. "Leal", me sorprendió, no sabía que él leyese este tipo de sagas. Me senté en la otra mitad de la cama y cogí el libro entre mis manos. No sabía que hacer, no sabía si despertarlo.
- Hola - me sobresalté al oír su voz.
- Hola - susurré sin mirarle a los ojos.
- ¿Te has leído este libro?
- Sí, puede que el final no te guste.
Lucas asintió y miró por la ventana. Me fascinó lo bonitos que se veían sus ojos a la luz del atardecer.
- Lo siento.
- Tenías que haber hablado conmigo. No soy tu padre - volvió a mirarme. Esa mirada analizadora y fría.
- Ya me lo habías negado más de una vez.
- Porque sabía que ocurriría esto.
- ¿Vas a montar un programa de adivinación o qué?
- No sabes ni gastar una broma - se ríe.
- Tampoco sé como agradecerte que vinieses a por mí.
Se sentó en la cama y tiró de mí hasta que nos abrazamos. Él besó mi frente mientras yo me ponía cómoda en su pecho. Olía a Lucas, un olor que nunca viene mal.
- No hace falta que me lo agradezcas, ni siquiera que me cuentes que coño pasó en tu loca cabeza. Solamente quiero que me respondas a una pregunta.
- Dime.
Alcé mi cuerpo para poder verle la cara, para poder ver su expresión.
- ¿Me sigues queriendo? - susurró afligido.
- Eso tendría que preguntártelo yo a ti.
- Ya sabes mi respuesta, sino me hubiera quedado tan tranquilo en esta cama con una rubia que cobre 150 euros la hora.
Le golpee en el pecho con la mano abierta mientras mis mejillas se teñian de un rojo intenso. Lucas soltó una sonora carcajada y cuando se recompuso volvió a hablar:
- En serio, Zoe, respóndeme.
Sonreí y me senté en su regazo. Nos besamos de una forma casual aunque sabía que él iría a por más.
- Ya hace un tiempo que no te quiero. - Su cara se descompuso -. Es raro amar a alguien, ¿no crees? Es decir, a alguien que no tiene en común nada contigo.
- A los dos nos gusta hacer maquetas - su sonrisa casi no entraba en su cara.
- A ti te gusta hacer maquetas, a mí me gusta observarte como las haces.
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¿Quererlo? No lo sé.
Teen FictionZoe Scott es una chica normal, no muy fiestera y amante de los libros que se va a vivir con su madre Alison y su hermano Tyler a una conocida villa en Florida. Allí conocerá a muchas personas, vivirá conflictos y amores y aprenderá un montón de cos...