Estaba tirada en la cama y pensaba lo que iba a hacer, pronto sería San Valentín y yo quería pasarlo con Lucas pero Mia se interponía. Era débil y por una vez en la vida quería dejar de serlo solo por amor, una cursilada pero yo quería a ese chico. Puse una mueca y hundí mi cabeza en la almohada para gritar frustrada.
- ¿Zoe? - alcé la mirada y mi madre estaba en la puerta - ¿Qué te ocurre?
- Nada - contenté malhumorada -. ¿Han venido los policías?
- Están abajo.
- Bien, ahora bajo - mi madre parecía preocupada por mí pero cerró la puerta y se marchó.
Respiré hondo. No quería hablar con aquellos hombres porque sabía que era algo malo lo que nos iban a contar. Me coloqué la ropa y bajé por las escaleras. Los dos policías estaban en el sofá y mi madre me indicó que me sentara en el sillón. Cuando lo hice mi móvil comenzó a sonar.
- Perdón - dije avergonzada.
- No se disculpe, cójalo.
Me levanté y me dirigí a la cocina donde descolgué la llamada.
- ¿Sí?
- No puedo ir a nuestra tarde de chicas - dijo Paula con tristeza.
- Tranquila, te tengo que dejar...
- ¡Espera! También te llamaba para decirte que en San Valentín van a hacer una fiesta - dijo más ilusionada.
- ¿Otro tratamiento antidepresivo? - pregunté cansada.
- Conozco a un chico muy guapo que va a ir.
Colgué al instante. Yo no quería ningún chico guapo, yo quería a Lucas. Mi corazón se pinchó y miré al techo.
- Hija, ¿estás bien?
- Sí, mamá.
Me senté en el brazo del sillón con mi madre.
- Muy bien, comencemos - el policía sacó una carpeta de informes.
Lucas.
¿Por qué no podía contármelo? Me repetía una y otra vez. La única cosa que se me ocurría era el chantaje, aunque con la paliza que le metieron Zoe tendría bastante.
Me senté en la mesa y Chris me miró extrañado.
- ¿Qué te pasa? - me preguntó ladeando la cabeza.
Gruñí como respuesta. Él y yo comenzábamos otra vez a llevarnos bien pero no quería que supiera que Zoe me había echado de su casa y no quería que me acercara, iría a por ella sin pensarlo.
- Me contaron lo de Zoe, ¿está bien? - alcé la cabeza al oír su nombre y asentí.
- Estaba un poco asustada y no nos quiere decir quien la agredió - dije con amargura.
- ¿Ni siquiera te lo ha dicho a ti? - dijo con diversión y negué con la cabeza - Que poca confianza tenéis entre vosotros.
Le lancé una mirada asesina y el tomó un sorbo de su café.
- Deja de meter el dedo en la llaga y dime que querías.
- Bueno, Bruno nos ha conseguido dos peleas para esta semana y es necesario que vayamos ha hablar con ellos para las apuestas, ya sabes.
Claro que lo sabía, hacía cinco años que llegaba a tratos con otro luchadores. Simplemente era una apuesta entre nosotros, así perdí una de las mejores maquetas que había hecho.
- ¿Cuándo es la reunión?
- Catorce de febrero - el chico sonrió -. Y necesitamos un requisito.
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¿Quererlo? No lo sé.
Teen FictionZoe Scott es una chica normal, no muy fiestera y amante de los libros que se va a vivir con su madre Alison y su hermano Tyler a una conocida villa en Florida. Allí conocerá a muchas personas, vivirá conflictos y amores y aprenderá un montón de cos...