3. ¿Guerra?

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      -¡Quedaron perfectas! – exclama Claire cuando entra en la cocina y ve nuestras magdalenitas terminadas y decoradas.

Dan aun sigue peleándose con la manga y la purpurina comestible intentando decorar dos magdalenas.

      -Yo quería una niña – dice abrazándome y me da la risa.

      -Pues ya sabes, Dan, cuando quieras un falda me la pides, eh – Claire también se ríe con la cara de mi amigo.

       -Deberías venir más veces – me dice Claire separándose un poco pero abrazándome igualmente – De hecho, ¿qué te parece si mañana vienes a comer?

       -Me encantaría Claire, pero tengo que cuidar de mi hermano – le respondo cortésmente.

Me quito el mandil bajo su atenta mirada.

      -¿Cuántos años tiene?

      -Quince.

      -Pues tráelo, tiene la misma edad que Marc.

      -Mamá, mañana viene Ellen, ¿recuerdas? – le dice Dan con una expresión de disculpa hacia mí.

       -¿Y? – pregunta Claire.

       -Eli no se lleva demasiado bien con Ellen.

       -Dan, no te cortes, simplemente no la soporto – le digo sinceramente a Claire.

Ella me dedica una sonrisa de comprensión.

       -Te diré un secreto – se acerca a mi oído – Yo tampoco y me gustaría tener un poquito de ayuda en casa, ¿vendrás?

      -Si a Dan no le molesta, a mi tampoco – este me sonríe y articula un inaudible “gracias”.

      -Perfecto, voy a ver si Marc ya está dormido. Cielo mañana trae a tu hermano – me dice Claire antes de salir de la cocina.

      -Gracias por soportar a mi madre y ayudarla – susurra acercándose a mí.

      -De nada, pero soy yo la que debería darte las gracias, a ti y a ella. Enserio, tu madre es un amor, Ellen tiene mucha suerte de que Claire vaya a ser su suegra – le respondo.

Me pongo de puntillas y le doy un beso en la mejilla.

     -Mañana nos vemos.

Dan me acompaña hasta la puerta sin decir nada y cuando me subo a mi camioneta, me siento a salvo. Será mejor que me acueste rápido en mi camita, mañana tendré que lidiar con la insoportable de Ellen.

Recojo a Cat que aun no está borracha y conduzco todo lo rápido que mi vieja Chevy me lo permite.

      -¡Shh! ¡No hagas ruido! – exclamo en un susurro.

      -¡Ajá! ¡Os pillé! – exclama mi hermano en voz baja.

      -Tú calla niñato que tu madre ya sabe que íbamos a llegar tarde – le dice Cat.

      -Freddie, mañana vamos a comer fuera, ¿vale? Tú y yo con unos amigos, ¿quieres?

      -Cualquier cosa con tal de librarme de mamá un sábado – dice muy contento.

Subimos a nuestras habitaciones sigilosamente, Cat y yo nos metemos en mi cama mientras hablamos de lo que hizo cada una esta noche hasta quedarnos dormidas.

. . . . .

Mi despertador me martiriza la cabeza con una insoportable “pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi…” así que, por accidente, claro, al intentar apagarlo de doy demasiado fuerte y acaba un poquito roto.

Amor, Sexo Y Otras Drogas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora