No sé cómo llegué hasta este punto de desesperación, lo que al principio solo parecía que mi imaginación me estaba jugando una mala pasada se hizo real, y eso tuvo consecuencias, en mí y en todos. Es entonces cuando ves al chico del que estás enamorada escapar entre tus manos, cuando realmente te das cuenta de si lo quieres verdaderamente o no, y para mi desgracia a mí, mi corazón me dice que sí. Lo quiero, pero eso ya no sirve de nada ahora. Todo lo que pasamos juntos. Todas las peleas, las reconciliaciones, los malos momentos y los buenos no serán más que un recuerdo sin importancia para él al igual que otros tantos, ¿por qué? Porque tiene una preciosa novia a al que quiere más que a nadie…
-¿Qué os parece? – nos pregunta.
Veo como a mi alrededor todos mis amigos se levantan a abrazarlo, pero hay dos que se quedan junto a mí, observando mi reacción, y es que nunca me había sentido tan dolida. Sabana me acaricia y juega con mi cabello intentando tranquilizarme y darme tiempo y Ash me mira cogiendo mi mano esperando mi reacción. No oigo nada ni a nadie, solo estoy yo encerrada en mi burbuja, una burbuja que no aparecía desde mis catorce años.
-Tengo que irme. Cubridme – consigo decir con gran esfuerzo, pero las palabras se niegan a salir de mi boca, cojo mi bolso y la chaqueta y sin que nadie se dé cuenta me voy.
Bajo corriendo las escaleras del piso hasta llegar a mi camioneta chevy, y allí me subo, pongo la música muy alta y me sumerjo en el tráfico de la noche. ¿Cómo pudo pasar esto? Yo lo sabía pero me negaba a verlo y ahora todo está tan claro que me da miedo. Conduzco hasta el centro y paro frente a un edificio con pintas de ser pijo y caro, aparco y entro corriendo en el ascensor.
En mi cabeza todo está claro pero mi vista me confunde y aturde. Marco el código para llegar al ático y cuando entro me encuentro con mi mejor amiga tomándose un ¿zumo? Al verme lo cambia por dos vasos pequeños y los llena de un líquido transparente.
Me siento en uno de los taburetes.
-¿Qué ha sido esta vez?
-Son novios, oficialmente – susurro sintiendo cada una de las palabras que pronuncio caer sobre mí como dos toneladas de agua congelada.
Cojo el vaso y le doy un buen trago. Cat se ríe a carcajada limpia.
-¿Con quién? – me pregunta más seria.
-Con Ellen – el rostro de mi amiga se congela – Te lo dije Cat, primero amigos, después novios, si esto sigue así dentro de unos meses estarán prometidos – mascullo muy enfadada esta vez.
-Vamos.
-¿A dónde?
-Vas a recordarle quién eres tú. Eli no te rindas, como dijiste, dentro de unos meses, ¿cuántos? Conociendo a esa ************* y a tu queridísimo amigo con lo cortado que es para estas cosas, en meses no, quizá en dos años – exclama la pelirroja con optimismo – Vas a estar más bonita que nunca y después, vas a provocarlo, con mucho cuidado, deja que él se imagine cosas.
Me suena el móvil y miro la pantalla.
Es… ÉL.
Cuelgo y lo meto dentro del bolso.
-Cat… estoy destrozada, vete tú y haz lo que quieras, pero a mí déjame tranquila – replico acurrucándome en el sofá con una botella de Jack Daniels.
-¡Levántate!
-¡Cat! ¡No tenemos catorce o quince años! Tenemos, ¿cuántos? Diecisiete, ya somos mayorcitas para el juego de “Tú ponte guapa que yo te ayudo” – grito como un loca sintiendo como las lágrimas se deslizan por mis mejillas como hace mucho tiempo no hacían.
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Amor, Sexo Y Otras Drogas ©
Ficção AdolescenteEli, la ingenua Eli no sabe que tiene prácticamente a todos los miembros masculinos del instituto (y de por dónde pase) detrás de ella, sin embargo, a pesar de poder tener a cualquier chico que se propusiera, ella está enamorada de su mejor amigo Da...