11. Cuestión de confianza

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      -¿Por qué no me lo cuentas? – me pregunta Luke sentándose a mi lado en el sofá.

Suelto mi labio inferior y pinto en mi cara la sonrisa más falsa que soy capaz de conseguir.

      -¿El qué? – pruebo a hacerme la tonta.

      -Eli…

      -Luke… - lo imito.

Me coge las manos entre las suyas.

      -¿Confías en mí?

Asiento con la cabeza tranquilamente.

      -Bien, sabes a qué me refiero, dímelo – me insta con delicadeza.

Sé que no me obligará a decírselo, probablemente ni tan siquiera insista si yo no quiero.

      -Ummm… no sé, ¿por dónde empiezo? – le pregunto apoyando el brazo en el respaldo del sofá y la cabeza sobre mi mano quedando frente a Luke.

      -Desde el principio.

Intento recordarlo todo con exactitud mientras le explico las razones por las que Cat y yo vinimos aquí, a Hawai. Luke me escucha atentamente si interrumpirme, aunque sé que se muere por hacerlo, cada palabra que suelto es como si me sintiera más cómoda, relajada, como más ligera.

Veo aparecer su ceño cuando le digo que Dan me llamaba todos los días, una vez por la mañana y otra por la noche pero que debió de cansarse porque ahora me manda mensajes simplemente dándole los buenos días y contándole lo que hizo ese día en el mensaje de todas las noches. Nunca le cogí el móvil ni respondí a un mensaje y cada vez me siento menos tentada de hacerlo y más al mismo tiempo, es un sentimiento difícil de explicar porque solo quiero alejarme de él, creo que no es tanto pedir, y al mismo tiempo no quiero seguir lejos de él porque me preocupa lo que pueda pensar que me pasó.

¿Y si cree que estoy muerta? De repente un día lo vería y me preguntaría <<¿Tú no estabas muerta?>> Con su mujer, con un pequeño bombo, de la mano.

      -Si te dijo que no te quería, debe ser un verdadero idiota – gruñe Luke.

      -Él no me dijo nada. Yo sé que me quería, pero no como yo quiero – susurro.

Bajo la mirada tímidamente a mis manos húmedas sobre mis piernas.

      -Eh… - Luke me coge el mentón con una suavidad y firmeza al mismo tiempo que consigue derretirme – Sigue siendo un idiota por dejarte ir.

Me siento embriagada por su colonia fresca, mentolada, al igual que su aliento, que ahora choca bruscamente contra el mío causándome un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. No sé si es por la intimidad o el romanticismo del momento pero lo único que quiero es que haga que me olvide de todo.

Mi mirada se fija en sus ojos y baja hasta su boca, un piercing bajo una de sus comisuras lo hacen aun más atractivo. Nuestros labios solo se rozan pero mi sistema insatisfecho y avaricioso me hace empujarme hacia delante provocando la firme y cálida unión de nuestros labios.

Enredo mis manos entre su pelo pegándolo todo lo posible a mí. Su lengua me acaricia el labio inferior, pero yo no le doy la entrada a mi boca si no que venciendo al deseo consigo separarme de él y volver mi vista hacia la puerta del baño de dónde proceden unos fuertes gemidos.

Es imposible allí solo están… ¡La hostia puta! ¿Cat está teniendo su primera relación sexual lésbica? ¿Y yo mientras besuqueándome con Luke en el salón? ¡Por favor, que alguien me tire un cubo de agua fría encime y me diga que como no me levante rápido llegaré tarde!

Pero eso no pasó, ni pasará. Mientras espero expectante a que mis plegarias sean escuchadas.

      -Eli… ¿qué haces? – me pregunta Luke con una mueca bastante graciosa.

      -Rezar. – respondo rápidamente sin dudar ni un segundo.

      -¿Eres creyente de alguna religión? – me pregunta confundido.

      -No, pero a lo mejor cuela – le respondo consiguiendo que se le escape una carcajada - ¿Qué te hace tanta gracia? ¡¿No las oyes?!

      -Eli, vivo con Bethany, ¿crees que no estoy acostumbrado? No sé que tiene esa chica pero consigue llevarse hasta a la más puritana a la cama – dice con gracia.

      -¿Eres capaz de dormir con…eso? – le pregunto señalando la puerta del baño.

      -Bueno… no duermo exactamente…

¡¿QUÉ?! ¿Luke también?

      -Eso quiere decir que… - los colores se me suben a las mejillas.

      -Creo que el ejercicio es bueno, y el sexo es ejercicio, si usas protección, ¿qué mal te puede hacer?

Gruño.

      -Para gustos colores… - murmuro.

     -Eli, no me digas que… ¿enserio? – vuelvo la mirada hacia él - ¿Eres virgen?

Me levanto, abro un pequeño armario en la cocina y rebusco dentro hasta encontrar mi objetivo. Dejo el tarro de miel natural sobre la encimera bajo la atenta mirada de Luke y cojo una cuchara grande. Mis pensamientos vuelan sobre mi cabeza mareándome, ¿qué le respondo? ¿Qué sí, que nunca tuve el valor suficiente para hacerlo? Quedaría como una idiota, ¿no? Las cosas deberían ser más fáciles pero por lo que sé tanto Luke como Bethany tienen una vida sexual muy activa. Me meto en la boca la segunda cuchara de miel y un poco se desliza por mis labios hasta el mentón. Luke frente a mí me lo limpia con el pulgar y se lo chupa.

      -¿Rica?

      -Deliciosa.

      -Sí. – respondo, la palabra se deslizó por mis labios antes de que me diera cuenta de que me subía por la garganta.

      -Así que ¿me lo explicas? Si no eres creyente de ninguna religión no lo entiendo.

      -Bueno, yo no per mi abuela y mi madre sí, son totalmente católicas, cristianas o como las quieras llamar. Para ellas que perdiera la virginidad antes del matrimonio sería un pecado, me habría dejado llevar por el peor de los pecados: La lujuria. – durante mi monólogo prácticamente tengo que hacer acrobacias para que la miel no manche otra cosa que sea a mí misma, y aun así Luke ya está atento para cuando se me escapa un poco de miel de entre los labios – Además… Tengo un poco de miedo, o lo tenía, quiero decir, ¿y si me duele? Oh, ¿y si no soy lo suficientemente buena?

      -Eli eso es algo por lo que pasa todo el mundo, por lo del miedo, quiero decir.

      -Lo dudo – murmuro.

Volvemos a juntar nuestros labios, lo siento sonreír contra mis labios cuando suelto un gemido ahogado por su maravillosa boca.

      -¿Ves? – le pregunto cuándo nos separamos, yo absolutamente roja – A esto me refería, ¡acabo de gemir con una simple beso!

      -De simple tenía poco, además eso es algo normal.

      -¿Ah, sí?

Luke se ríe a carcajada limpia ante mi inexperiencia.

      -Sí, es muy normal, y más si soy yo el que te besa – me guiña un ojo y justo en este momento mis dos amigas salen del baño con los ojos brillantes, el pelo revuelto y mojado y las dos envueltas en una toalla.

Y Cat. Mi cat con una cara de culpable que creo que cuando consiga mirarme a los ojos será Nochebuena.

Amor, Sexo Y Otras Drogas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora